Vía Crucis para abrir el duelo

La Semana Santa ya resuena por las calles de Soria. Después de un Domingo de Ramos en el que la devoción y el buen tiempo animaron el centro de Soria, ayer fue el turno de uno de los actos más sobrios y sobrecogedores de las celebraciones capitalinas. La Cofradía de la Flagelación del Señor celebró, conforme caía el sol, el Vía Crucis por el barrio del Calaverón con el que abraza las murallas de Santa Clara dejando imágenes y sonidos inequívocamente de fervor.

En una tarde marcada por la agradable temperatura –otros años no lo ha sido tanto– y con la imagen de Jesús atado a la columna en procesión, los cofrades de todas las edades salieron de la iglesia del Espino para enfilar la calle Santa Clara. Entre sonidos de corneta, la comitiva fue parando en las 14 estaciones que componen el recorrido recordando pasajes de la Pasión.

Con las capas y los cíngulos rojos, túnicas blancas y las refulgentes cornetas, y sin más luz que las tenues farolas del Calaverón y escuetos faroles, los miembros de la cofradía fueron desgranando las escenas desde el Prendimiento hasta el entierro de Cristo con estampas de gran devoción tanto entre los más mayores como entre los niños, también participantes en la celebración. Poco a poco la larga fila fue rodeando los muros del antiguo convento, hoy parque, para volver ala iglesia del Espino donde tuvo lugar la última de las estaciones. Detrás quedaban imágenes y palabras sobrecogedoras –en claro contraste con las del Domingo de Ramos– que preludiaron unos días de reflexión para los fieles y de honda tradición en la ciudad.

Desde el templo la comitiva se dispersó pero no el espíritu de la Flagelación del Señor. La cofradía, de hecho, saldrá de nuevo hoy a la calle aunque en una celebración religiosa bien diferente y esta vez pasando por el centro, donde se reunirá con la Cofradía de la Oración en el Huerto para bajar juntas hasta la concatedral de San Pedro. Ayer ya se marcó el camino de la cruz.