Heraldo-Diario de Soria

La valiosa moneda que no hace Comunidad

La falta de la Y en la leyenda de la antigua pieza de 25 pesetas dedicada a Castilla y León en 1995 multiplica su valor entre los coleccionistas hasta los 110 euros / A las pocas horas de emitirlas, el Banco de España las retiró y destruyó por las protestas de León

El experto numismático Javier Santos con la moneda buena (d)y la del error, a la izquierda, en la que falta la Y entre Castilla y León.-PABLO REQUEJO (PHOTOGENIC)

El experto numismático Javier Santos con la moneda buena (d)y la del error, a la izquierda, en la que falta la Y entre Castilla y León.-PABLO REQUEJO (PHOTOGENIC)

Publicado por
Alicia Calvo
Soria

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Pretendía ser un homenaje a la Comunidad, el mismo que otros años se concedía a otros territorios, pero fracasó. Esas nuevas monedas de 25 pesetas sólo llevaban varias horas en circulación y el revuelo iba en aumento. El enfado era monumental, sobre todo en León.

En cuestión de minutos, la indignación dio paso a protestas, en persona y reflejadas en escritos, ante la sede del Banco de España, en la Avenida Ordoño II de la capital leonesa. Las quejas se acumularon y, esa misma mañana de 1995, este organismo tuvo que paralizar la puesta en circulación de la moneda de 25 pesetas dedicada a Castilla y León.

Pidió a las entidades bancarias que las recogieran y las devolvieran. Había un error. Uno que hirió muchas sensibilidades, pese a que la orden del Ministerio, que publicó el 17 de febrero el BOE, era muy clara: «En el reverso, en la parte superior, figurará la leyenda ‘Castilla y León’ y la marca de Ceca».

Sin embargo, alguno de los operarios de la Casa del Timbre y la Moneda olvidó un ‘detalle’: la conjunción. Obvió la Y y 221.963 ejemplares fueron acuñados con ‘Castilla León’.

Un error que enfadó a unos cuantos, obligó a volver a realizar la tirada y provocó que las escasas monedas que se salvaron de ser destruidas y conservan aquel fallo se hayan revalorizado.

En la actualidad, los catálogos que manejan las numismáticas muestran cómo su valor, sólo de las que no cuentan con la Y, se ha multiplicado por 732. Lo cifran en 110 euros (18.302 pesetas).

«Siempre que estén en perfecto estado y no hayan estado en circulación, si no, el precio baja», precisa Amaya Pascual, de laAsociación Española de Numismáticos Profesionales (AENP), que indica que otro condicionante variable es «el mercado y lo que el comprador esté dispuesto a pagar».

Desde 1990, las monedas de cinco duros fueron sustituidas por estas, más pequeñas y taladradas en el centro, y cada año reflejaban una comunidad autónoma.

Ese 1995 debía representar en una de las dos caras la leyenda ‘España 1995’ y, cubriendo la parte inferior y la derecha, la Iglesia de San Esteban de Segovia. En el reverso, en la parte superior, figuraría ‘Castilla y León’ y en la izquierda estará la cifra de valor «25» y la abreviatura de pesetas. También estaban representados los toros de Guisando.

La Unión del Pueblo Leonés fue el partido que recurrió la fabricación de la moneda sin la ‘Y’ por no corresponder con la denominación legal de Castilla y León, la que recoge el Estatuto de Autonomía, que une dos regiones dentro de una Comunidad.

Retiradas todas las monedas que la Fábrica de Moneda y Timbre pudo recuperar, el Ministerio ordenó que volvieran a producirse otras 221.963, éstas con la nomenclatura ya correcta.

Según recuerdan algunos expertos en la materia que vivieron aquel día, hubo un puñado, un puñado bastante cuantioso, que se libró de ser fundido. Francisco Javier Santos, de Numismática y Filatelia Santos, en Valladolid, explica que se calcula que quedaron fuera del alcance del Banco de España unas 5.000 monedas.

Tras recibir la llamada de varios coleccionistas interesados en adquirirlas en cuanto conocieron el incidente, el propio Santos compró unas cuantas ese día y pagó por ellas «quince veces» su precio. «Claro que ha merecido la pena. Todo coleccionista quiere tener lo que el resto no tiene, por eso llama tanto la atención», apunta.

El dinero que se ha pagado por ellas ha variado en los últimos años, aunque Santos augura que probablemente se mantenga en los 110. «Si después de tanto tiempo vale eso, continuará porque son más escasas», indica quien dispone de varios ejemplares con esta peculiaridad.

Éste es sólo uno de los muchos errores que las monedas de peseta han presentado y que por su singularidad se han revalorizado. Pero, a la vez, es uno de los más conocidos de la etapa de la Monarquía. «Sólo valen más las que están nuevas y sean especiales por algo», inciden desde la AENP para evitar que los ciudadanos rebusquen en el cajón infructuosamente.

Tanto se conoce ese fallo, que las falsificaciones proliferan, aunque, según cuenta la asociación, «son de andar por casa». «Hay muchísimas falsificaciones, pero es fácil descubrirlas. Sólo hay que lijar la Y, pero con lámparas y aparatos de alta precisión es fácil descubrirlas. Basta con mirar el espacio donde debe ir la Y y mirar si está rallado...», explica Santos.

La historia de esta moneda está marcada por los despistes. De hecho, tiene otra variante, aunque ésta es de curso legal y no se ha revalorizado tanto. Se llama de cuño grueso porque el grosor de la parte exterior es mayor de lo que debería.

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