SOCIEDAD
Fallece la última numantina
Garray se despide de Amparo Soto Lubias, de 90 años e hija de los que fuesen guardas del yacimiento desde 1919 hasta 1970
Numancia nunca llegó a ser municipio tal y como hoy en día se entiende el término, y de hecho su historia como pueblo quedó sellada en el siglo IV tras el declive de la repoblación romana. Sin embargo, ayer despidió a su última hija. A mediodía la Iglesia de San Juan Bautista de Garray albergó el funeral por la última persona que nació dentro del yacimiento de Numancia. Amparo Soto Lubias había nacido el 29 de octubre de 1926 y que falleció el pasado 30 de Mayo en Valencia a la edad de 90 años.
En palabras del director del yacimiento, Alfredo Jimeno, en el homenaje tributado por la asociación Tierraquemada a la familia Soto-Lubias en el año 2010, «los últimos numantinos no desaparecieron en el año 133 a.C. sino que algunas numantinas están todavía con nosotros y a los demás los tenemos en nuestra memoria».
La historia se remonta a 1905, cuando el abuelo de Amparo Soto, Felipe Lubias Borque fue nombrado «encargado y guarda de las ruinas». Posteriormente en el año 1919 cuando Basilisa Lubias (madre de Amparo) se casó con Teodoro Soto pasaron a ser los guardas del yacimiento y a vivir en él hasta 1970, año de su jubilación.
Del matrimonio Teodoro Soto-Basilisa Lubias nacieron ocho hijos de los que sobrevivieron seis. Tres eran mujeres, Claudina, Encarna y Amparo; y los otros tres varones: Victoriano, Ángel y Alfredo.
El matrimonio vivió siempre en Numancia en una casa dentro del propio yacimiento entre los años 1919 y 1960 y recibieron la Medalla al Mérito en el trabajo en su categoría de Bronce. Teodoro y Basilisa fueron testigos a principios del siglo XX de la visita del Rey Alfonso XIII a las ruinas de la ciudad y de la inauguración del monumento conmemorativo de la misma, dos de los hitos que aún hoy son imagen de la recuperación de Numancia más allá del mito y su puesta de largo en la arqueología.
Tras la jubilación de Teodoro en el año 1970 tomó el relevo como guarda de las ruinas su hijo Ángel, convirtiéndose en la tercera generación de guardas del yacimiento y prosiguiendo con una de las historias familiares más singulares de la provincia, la de vivir –luego sólo trabajar– donde se forjó lo que hoy es un símbolo internacional de resistencia y lucha por la libertad. Basilisa Falleció en Garray el 18 de febrero de 1988 y Teodoro el 29 de junio del mismo año.
Con el paso del tiempo todos los descendientes del matrimonio fueron falleciendo y finalmente sólo quedaba con vida Amparo. Ayer se le dio un último adiós a la última de los hermanos nacidos en la mismísimo Numancia.
El 31 de julio de 2010 a orillas del Río Tera las hermanas Amparo y Encarnación Soto –todavía vivían dos de los seis hermanos– recibieron el reconocimiento de la asociación Tierraquemada a toda una familia de guardias del yacimiento de Numancia. Ayer fue el pueblo quien, ya a título póstumo, dedicó un recuerdo a la última numantina. Amparo Soto supo de niña lo que era repetir los pasos de Retógenes entre las piedras cargadas de historia y leyenda. Ahora, ya sólo quedan los ecos.