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Despedida a Eloísa Álvarez

«Te queremos Elo. Hoy y siempre»

Los discursos ensalzan el «legado incalculable» que deja quien superó tantos «techos de cristal»

La asistencia a la ceremonia civil resultó multitudinaria.-Álvaro Martínez

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Soria

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 El salón de Plenos del Ayuntamiento de Soria se quedó ayer pequeño para despedir a Eloísa Álvarez, la que fuese primera alcaldesa de la capital y figura de referencia en el ámbito político y sindical. Mujer pionera, respetada por sus muchas contribuciones al impulso de las libertades y luchadora en pro de la igualdad, recibió un sentido homenaje en el que, con contención y sobriedad, como tributo de sus allegados, se intentó desterrar la tristeza, a través de un acto civil que sirvió para constatar una vez más el agradecimiento expreso y coral a una mujer irrepetible y singular que deja una huella indeleble ajena a la trinchera ideológica, tal y como se demostró con la presencia de representantes de todos los partidos políticos, instituciones y principales actores socioeconómicos de la provincia.

Junto a ellos, pero con más luz y legítimo orgullo, sus más próximos familiares y amigos, poniendo letra y música a una ejecutoria coherente y serena hasta el momento de un adiós que no por esperado ha dejado de ser doloroso.

Eladio Caramiñana, compañero y esposo de Álvarez, agradeció en primer lugar «las muestras de afecto, cariño y respeto que nos estáis haciendo llegar a Sara [la hija de ambos] y a mí».

Caramiñana recordó que «la batalla ha sido larga y nos ha desgarrado por fuera y por dentro y aunque las fuerzas nos faltaron por momentos jamás dimos por perdida la batalla. Mi compañera, mi bastión, mi guerrera ha partido y duele, duele mucho. Más de lo que nada puede preparar. Te desgarra, pero no quiero que hoy se celebre una derrota, no quiero que hoy salga triunfante la parca», declaró.

«Recordad ese momento de charla, de risas, de complicidades, de música, de confidencias, el que queráis. Seguro que os regaló miles, como a mí. Elegid uno y quedaos con ese instante. Ese es vuestro regalo en el día de hoy. Es el triunfo de Eloísa», enfatizó.

Asimismo, y tras afirmar que «la muerte nos asusta, pero no podemos huir de ella», Caramiñana apuntó que «la vida consiste en aprender a morir» , algo para lo que «Eloísa nos preparó». Por ello recomendó que «cuando llegue el momento no nos quede un baile por echar, un beso por dar, un perdón por otorgar, un te quiero por decir», enumeró antes de concluir su alocución con un revelador «Te queremos Elo. Hoy y siempre», que conmovió a todos los asistentes.

Por su parte, Luis Rey, presidente de la Diputación y compañero de partido de Álvarez, puso voz a la emoción del alcalde Carlos Martínez, quien remitió un emotivo escrito ante la imposibilidad de estar presente en Soria, a causa de su viaje como representante de la Federación Española de Municipios y Provincias ante ONU-Hábitat en Nueva York.

Sin disimulos ni consuelo, Martínez compartió en público el sentimiento de pérdida «de una compañera, una amiga, una mujer, una madre, una enfermera vocacional, una política de raza, una sindicalista comprometida, una feminista convencida, una pionera, una tozuda luchadora y, en definitiva, una persona buena, de sonrisa permanente, que vivió con pasión y que luchó hasta el último aliento para decidir también sobre su forma de decir adiós. Incluso como paciente convirtió su enfermedad y sus derechos en motivo de reivindicación».

El primer edil de Soria trazó también el retrato de una auténtica pionera. «Hizo historia como primera mujer alcaldesa, como primera alcaldesa socialista, como primera mujer en el comité de empresa del Hospital Virgen del Mirón, y siempre, detrás de cada paso al frente que dio, de cada ‘techo de cristal’ que superó, se fijó en quienes le acompañábamos y en dejar la puerta bien abierta a quienes le seguíamos. Y, en un mundo hostil para quien se enfrenta al estatus establecido y más siendo mujer, supo moverse con desparpajo y descaro y demostrar que se puede luchar y avanzar sin imponer tu razón y que jamás se debe renunciar a la Igualdad. ¡Ni un paso atrás en derechos sociales! Así es Eloísa».

Por último, y a modo de colofón, reflejó que Álvarez deja «un legado incalculable como mujer, como socialista, como política, sindicalista y alcaldesa, pero sobre todo como persona. Seguiremos, seguiré, mirándonos en tu espejo para no olvidar que tú nos abriste la puerta, tú marcaste el rumbo».

Rey, ya en primera persona, agradeció «la valentía de Eloísa» por avanzar «cuando nadie daba un paso al frente». También la «admirable fortaleza» demostrada ante la vida y ante la muerte. «Gracias por tu ejemplo de lucha por la igualdad entre mujeres y hombres y del débil frente al poderoso», zanjó.

Yolanda de Gregorio, subdelegada del Gobierno en Soria, destacó por encima de todo «la gran labor que hizo Eloísa, que abrió las puertas. Todos los sorianos nos tenemos que sentir orgullosos de su labor, fue una mujer que luchó por lo que creía y por su vida hasta los últimos momentos. Hay que recordarla con su sonrisa, con su capacidad de lucha, con su quehacer diario y sobre todo con su cercanía. Os pido que seamos capaces de recordarla con cariño, con amor, con respeto. Nunca descansará en nuestros corazones».

Enseñanza de amor, música y un tratado de emociones

Concha Baena, presidente de Antígona, rescató la trayectoria de Álvarez, hecha «sin golpear, y sin pisotear», deudora de una enorme capacidad de diálogo «siempre y en cualquier circunstancia», algo que le permitió «entrar en el corazón de la gente sin pedir la llave», consiguiendo «lo que sólo tocan los elegidos, mejorando la vida de mucha gente en nuestra ciudad»

Manolo Madrid, por su parte, puso la música en un acto de despedida con mucha letra. Madrid, amigo de años, entonó tres canciones durante la ceremonia, cumpliendo uno de los ‘encargos’ de la propia Eloísa Álvarez. «Es un grandísimo honor y una responsalidad, pero este acto no espara llorar. Es para estar felices, contentos, que es lo que ella quería. Ha dejado de sufrir», resumió antes de rememorar su amor por Pinares.

Silvio Orofino, compañero sindical de Eloísa Álvarez en la UGT, centró su alocución en el recorrido común, recordando a la« joven luchadora, preocupada por los enfermos y trabajadores», que «siempre estará con nosotros».

Las últimas palabras fueron las de Luis Rey, teniendo a Eladio y Sara Caramiñana como destinatarios de su agradecimiento «por vuestra enseñanza de amor».