PANTANO
El reverso de la Atlántida
La increíble sequía hace accesible la entrada a la torre de la iglesia de San Antonio Abad 76 años después de su ‘hundimiento’
Al contrario de la Atlántida La Muedra ha resurgido de entre las aguas del pantano de La Cuerda del Pozo y debido a la increíble sequía el campanario de la iglesia de San Antonio Abad ya es accesible. Aunque lógicamente la acción entraña su peligro, porque se trata de una torre en estado ruinoso anegada desde el año 1941, no deja de resultar curioso que casi 76 años después el templo ofrezca una entrada, como atestiguan las fotografías.
El pantano se encuentra al 21% de su capacidad, y seguramente, si las lluvias no llegan esta semana –la previsión es que sí lo harán- estaríamos ya ante un panorama en el que el nivel descendería ya al 20%, encendiéndose todas las alarmas.
No es de extrañar que el embalse haya convertido durante estas jornadas en punto de atracción turística de la provincia, con imágenes prácticamente desconocidas para los sorianos y visitantes. Lo que queda del antiguo pueblo ha salido totalmente a la superficie.
En el año 1923 se aprobó la construcción de un embalse en la cabecera del río Duero, pero no fue hasta el de septiembre de 1941, 18 años después, cuando se inauguró la presa de La Cuerda del Pozo, que inundó La Muedra. Muchos conocen el pantano precisamente con el nombre la antigua localidad soriana.
La obra fue proyectada por Pedro Pérez de los Cobos y construida por las empresas Granero y Córdoba. La Muedra pasaba por ser un pueblo pequeño que no llega a los 350 habitantes y unos 90 hogares en el año 1931. Sus vecinos tuvieron que marcharse a Vinuesa y a otras localidades de la comarca de Pinares.
Historia viva de Soria, el pueblo estaba situado en un terreno pedregoso, contaba con unas 50 casas y la citada iglesia parroquial contaba con un retablo de 1613 de Gabriel Pinedo. Junto a la iglesia y la Casa del Concejo estaba la plaza, donde se situaban un rollo de piedra y cruz en lo alto y un olmo plantado en 1639 con un banco circular también de piedra en torno a él, ambos testigos de todos los actos y celebraciones, sobre todo la del 5 de febrero, día de Santa Águeda, fiesta local.