Heraldo-Diario de Soria

QUINTA ESQUINA

Luis Martínez Ortiz: «Todos los años son inciertos. Mejores o peores, tenemos que hacernos con él»

Un segundo de este hombre es igual que el que ahora (tic tac) atraviesa su existencia. Sí, la de usted. Con una diferencia. Él ha tenido en sus manos la vida de miles de sorianos, a quienes ha manejado el tiempo (tic tac) a su antojo con esmerada exactitud. Luis sabe con conocimiento de causa que un año es un segundo (tic tac). Y una se resiste al paso tan efímero del tiempo (tic tac). Mejor no pensar que, como bien dice este herrero-poeta del tiempo, lo que mejor puede desearse hoy, 31 de diciembre de 2017, es felicidad.

Luis Martínez, relojero-V. GUISANDE

Luis Martínez, relojero-V. GUISANDE

Publicado por
P. PEREZ SOLER
Soria

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Pregunta.– ¿Qué le despierta más curiosidad, el tiempo o el espacio?

Respuesta.– Pienso en el tiempo, pero en el tiempo que pasa. Al tiempo no hay quien lo pare. Además yo lo tengo bastante ocupado porque tengo muchos nietos.

P.–Dígame, ¿de qué sabe más que de relojes?

R.–Los relojes han sido mi oficio toda la vida y sé bastante. De lo demás, la vida te enseña muchas cosas aunque no hayas estudiado.

P.–¿Hay algo más incierto que un año por venir?

R.–¡Buff! Todos los años son inciertos cuando empiezan. Pueden ser buenos, mejores o peores, pero tenemos que hacernos con él.

P.–¿Por qué un año no es nada?

R.–Es que un año es un día. Del 31 al uno es el cambio de año. Creo que estemos igual, a lo mejor no. La vida puede cambiar en un segundo.

P.–¿Quién da cuerda a quién, su reloj a usted o viceversa?

R.–Los dos mutuamente. Yo le doy cuerda al reloj pero él también me la da a mí para pasar el tiempo que estamos hablando.

P.–¿Qué me puede enseñar del tiempo un relojero?

R.–Lo primero que te enseña un reloj es el tiempo. Y luego no sé… Hay gente que los compra de lujo y otros por necesidad.

P.–Este oficio suyo, Luis… ha manejado el tiempo de muchos, muchos sorianos, oiga.

R.–Claro, claro, porque yo he arreglado muchos, muchos relojes. Y son para medir mejor el tiempo. El reloj es lo que hace, medir el tiempo. He arreglado de todo. He manejado el tiempo de miles de relojes.

P.–¿A usted qué preguntas ya no le sirven?

R.–Todos los días aprendes algo. Yo me sigo preguntando cosas, claro, pero no por lo de atrás. Si he hecho algo así, está hecho y ya está.

P.–Cuénteme algo inadvertido del tic tac de un reloj, por favor.

R.–Al mirar el reloj de lo que no nos damos cuenta es de que el mecanismo por dentro es muy muy complicado. No voy a decir nada de los coches pero un coche a los diez, doce años parece que se ha acabado. Y hay relojes que duran 50, 60 años…. Solo hay que ponerlos a punto para que den la hora.

P.–Poeta, fontanero, mago… ¿qué sabe hacer mejor con el tiempo?

R.–Yo me considero un mecánico de relojes, un técnico. (¿Ha soñado alguna vez con ellos?) He soñado muchas veces con relojes. (¿También con el de la Audiencia?). Sí. Además, por la noche es cuando solucionas los problemas. Estás arreglando un reloj y no ves el fallo y por la noche, en la cama, dando vueltas y vueltas a la cabeza, es cuando piensas y dices ‘aquella avería igual es como ésta’… bajas lo miras y aciertas.

Había dos días especiales: iba a la Audiencia el Día del Pregón, en San Juan, y el día de Nochevieja, para da el pregón a la hora exacta y las campanadas a la hora exacta.

P.–A ver, ¿qué alcalde hubiera sido usted?

R.–Creo que me gustaría ser como mi hijo, así de claro. (Es padre del alcalde de Soria, Carlos Martínez Mínguez). La prueba está en que, no es porque sea él, pero Soria ha cambiado en diez años más que en 50 años.

P.–Déjeme preguntárselo. ¿Con qué no está de acuerdo?

R.–Siempre hay cosas que mejorar, como es lógico. Si en diez cosas acierto en ocho… Creo que es sobresaliente. Puedes tener dos fallos. Porque yo también le digo cuando una cosa está mal… (Lo último que le corrigió). Ahhhh… Casi que no te lo digo.

P.–¿Quién cree usted que se equivoca más, el político o el periodista?

R.–¡Ay madre! (Reímos) El periodista habrá veces que se equivoque y otras acertará. Igual que el político. Rectificar es lo más importante. Si te equivocas y lo reconoces, creo que es lo mejor.

P.–¿Cuándo dejaron de tratarle Luis y pasó a ser el padre del alcalde?

R.–A mí me gusta que me digan Luis, el relojero, y luego he sido Luis, el padre del alcalde. Pero yo era Luis el relojero.

P.–¿A qué le suena 2018?

R.–A mis años tener un año más… Quiero que sea como éste o mejor. Para mí y para todo el mundo. Lo todos queremos es ser felices.

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