CASCADAS
El fin de la sequía salta entre las piedras
Las cascadas y ríos sorianos vuelven a fluir con fuerza y las reservas se recuperan
Las reservas de nieve son abundantes, el embalse de Cuerda del Pozo ya triplica el agua que atesoraba a finales de diciembre, las previsiones meteorológicas traen más precipitaciones y la tierra empapada –cuando no encharcada– es evidente en campos y montes. La sequía que azotó a Soria en la segunda mitad de 2017 ya ha pasado al recuerdo. Sin embargo, la imagen más espectacular de esta recuperación salta entre las piedras.
Los ríos, las cascadas y los manantiales de Soria están de postal, en ese punto justo entre la sobrecogedora fuerza del agua y la ausencia de desbordamientos y complicaciones. En las últimas jornadas son muchos quienes se han acercado hasta estos espacios y las redes sociales se empapan de imágenes de estas joyas naturales.
En algunos casos, de hecho, estos puntos estuvieron secos hasta hace poco y gracias a un marzo muy lluvioso han vuelto a la vida. Es el caso de la cascada de La Fuentona, que sufre de forma clara el estiaje pero que en la actualidad disfruta de sus dos brazos cayendo a pleno rendimiento. Un atractivo para este espacio declarado Monumento Natural que no siempre puede ofrecer esta imagen.
Otro punto intermitente pero que ahora evidencia la abundancia de agua es el Chorrón de Cabrejas del Pinar. La naturaleza en este caso no esculpió una caída libre sino una especie de escalinata de piedra que ahora se cubre de múltiples minicascadas en pleno corazón del bosque. En la misma comarca de Pinares la cascada de Cueva Serena (Castroviejo, Duruelo), las tres cascadas de Covaleda o incluso el río Lobos muestran su fuerza.
En este último punto, el agua se acerca ya a los arcos en los vanos del Puente de los Siete Ojos. Y es que los ríos han recibido un gran aporte de agua especialmente en los tramos sin regular, lo que hace que estos tranquilos cauces ahora fluyan con caudales muy altos.
El río Tera a su paso por Garray es un buen ejemplo de ello, así como el Jalón cuando riega Arcos. El Duero, todavía joven, sigue bajando con fuerza por Salduero aunque por suerte esta vez se han evitado de momento las imágenes de las grandes crecidas. Incluso el Soto Playa soriano, regulado por el embalse pero con aportaciones intermedias de otros ríos, muestra un tono achocolatado y una anchura muy superior a la que se veía hace apenas tres meses.
También se nota la mayor aportación en la cascada de Fuentetoba, que por su cercanía a la capital se ha revalorizado como uno de los grandes atractivos naturales. El Chorrón, con el río Razón a su paso por la zona de El Royo; o La Caldera, en el Duero durolense (valga la redundancia), también se han ganado una buena visita.
Habrá quien considere aventurado hablar ya del fin de la sequía, pero lo cierto es que los acuíferos parecen haber vuelto a la vida. Un ejemplo está en el nacimiento del Queiles en Vozmediano, considerado como el segundo mayor de todo el continente. Durante meses se quedó sin fuerza, pero en la actualidad es un tremendo borbotón continuo que surge de las entrañas de la tierra, lo que evidencia que está bien cargado. En la zona del río Lobos o en las inmediaciones del embalse de Cuerda del Pozo también ha rebrotado el agua de la tierra, señal inequívoca de que debajo los depósitos están surtidos.