La Subdegelación descarta que el suelo de la depuradora se inunde
De Gregorio apeló a la declaración de impacto tras reunirse con los propietarios
Los terrenos señalados en su momento en Sinova para albergar la nueva depuradora no son inundables. Es la postura que mantiene la Subdelegación del Gobierno y para ello apela a la declaración de impacto ambiental, realizada con motivo del proyecto de depuración para Soria, Golmayo y Los Rábanos que no vio la luz en el anterior periodo de fondos europeos. La subdelegada, Yolanda de Gregorio, se reunió la semana pasada con los propietarios de Sinova, quienes han insistido en la inundabilidad a raíz de la reactivación del proyecto, con la entrada de la Junta en la financiación. A este reparo oponen además la cercanía a núcleos habitados. En lo referido a la entrada de aguas, De Gregorio se remitió al documento publicado en el Boletín Oficial del Estado a finales de noviembre de 2013, refirieron fuentes de la Subdelegación.
La declaración de impacto resuelve una alegación planteada por ASDEN. La organización ecologista consideraba correcta la alternativa planteada aguas abajo del embalse de Los Rábanos, pero estimaba que la depuradora debía desplazarse «fuera de las zonas inundables del río Duero». El promotor, la sociedad estatal Acuaes, desestimó la objeción, sobre la base de la información del programa para delimitar el dominio público hidráulico. En cualquier caso, expresó que había seguido las recomendaciones para construcción de plantas de más de 10.000 habitantes equivalentes contenidas en el protocolo firmado entre la Junta y el Gobierno para la ejecución del Plan Nacional de Calidad de las Aguas. Así, este tipo de instalaciones «podrán ubicarse dentro de la zona de policía, fuera de la zona de flujo preferente, o bien, dentro de ella sino suponen una reducción significativa de su capacidad de desagüe», según recoge la publicación en el Boletín Oficial.
Durante el trámite de información pública, la propiedad de Sinova había considerado que la planta debía alejarse del terreno propuesto. A su juicio, « el proyecto repercutirá negativamente en la necesaria comunicación dentro de la finca de las diferentes unidades de explotación» y «afectará negativamente al núcleo poblacional». Entre esto y el conflicto entre la depuración y el uso ganadero y residencial de la parcela (posible contaminación e impacto paisajístico, por ejemplo), se propusiera una nueva ubicación. Concretamente, «1.060 metros aguas abajo, en terrenos también de su propiedad». Este cambio se desestimó.
El promotor rechazó este traslado, ya que «conllevaría un considerable incremento económico tanto en los costes de producción como en los de explotación por la necesidad de ejecución de un nuevo tramo de colector de un kilómetro de longitud». Al sobrecoste habría que añadir la «complejidad desde el punto de vista técnico».
La propiedad de Sinova no fue la única en apuntar a otro lugar cercano. También lo hizo el Ayuntamiento de Los Rábanos. En esta caso de 600 metros, «de forma que se minimicen las afecciones por ruido y olores a la población de Los Rábanos». Acuaes señaló que el estudio de olores no apuntaba a Los Rábanos ni al «núcleo poblacional de Sinova» como «área de impacto».
La declaración de impacto se extendía al proyecto de depuración conjunto entre Soria, Golmayo y Los Rábanos. Durante el anterior periodo de fondos se malogró la construcción, dado que las dudas sobre la financiación del emisario y el fin de las obras en plazo hicieron temer a Soria y Golmayo una participación superior a la inicial del 20%, ya que todo lo que no se ejecutara a tiempo correría a cargo de la parte local. Por eso se desmarcaron en la práctica, al insistir en una garantía sobre el 20%, con el resto como ayuda europea. Los Rábanos, por su parte, no tenía que realizar aportación económica, ya que las partes acordaron excluirlo de este aspecto al albergar los terrenos de la obra.