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GUARDIA CIVIL

«Hay gente mayor a la que le ilusiona ver a una mujer con el uniforme»

Tres jóvenes guardias civiles cuentan su experiencia en la provincia 30 años después de la ‘apertura’ del Cuerpo

Raquel, Lorena y Marián junto a la Virgen del Pilar, patrona del Cuerpo, en la Comandancia de Soria.-VALENTÍN GUISANDE

Publicado por
ANTONIO CARRILLO
Soria

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Es imposible cederles el paso en una puerta, porque hasta en los pequeños detalles el ciudadano es lo primero. Aunque no hay apenas diferencia de edad, el trato es de usted. Son tres guardias civiles que entienden su profesión como un servicio público que garantiza seguridad, tranquilidad, cercanía e inmediatez en Soria. Hubo otros antes, los hay ahora y los habrá en el futuro, pero en este caso hay una particularidad: Esta historia hubiese sido un ejercicio de ciencia ficción a principio de los años 80, porque ellas son mujeres.

La Guardia Civil cumplirá en 2019 sus primeros 175 años de existencia, pero sólo en los últimos 30 ha llevado coleta. El 1 de septiembre de 1988 entraron 197 mujeres pioneras a la academia de Baeza (Jaén) y un año después ya eran de facto agentes de la Benemérita. Entonces eran una imagen exótica, pero hoy en día 41 mujeres lucen con orgullo el uniforme en la provincia de Soria. Tradición familiar, ganas de aportar a la sociedad, profesionalidad o vocación de servicio son algunas de las claves que las hacen su trabajo indistinguible del de sus compañeros.

Raquel, Cabo Primero en el Destacamento de Tráfico de Arcos de Jalón, es una de esas profesionales. «Hay gente a lo mejor más mayor a la que le hace ilusión ver a una mujer vistiendo el uniforme de la Guardia Civil. No llevamos tantos años como parece y a la gente mayor sí que les agrada ver cómo las mujeres desempeñamos trabajos de Guardia Civil y lo hacemos correctamente, al igual que lo pueda hacer un compañero».

Su compañera Lorena, del Puesto de Medinaceli y con casi una década en el Cuerpo, apunta que la ciudadanía ha interiorizado que un Guardia Civil es un agente de la autoridad, lleve bigote o coletero. «El uniforme es respeto. Seas hombre o mujer, con el uniforme es igual. Quizás sí te miran más porque todavía te choca un poquito», sobre todo la «gente de antes». Pero ¿qué llevó a estas tres jóvenes a esta forma de entender la vida?

Detrás de cada una de ellas hay un motivo diferente, aunque todos confluyen. Marián, del Puesto de San Leonardo de Yagüe explica que «en mi caso es porque es un modo de ayudar a la gente. Igual que lo hace un médico o un enfermero, la Guardia Civil tiene una función importante a la hora de ayudar a las personas con problemas serios». Servir y proteger es más que el título de una serie.

Para la Cabo Raquel, la Benemérita forma parte de su ADN. «A mi la vocación me viene desde pequeña. Mi padre era Guardia Civil y lo he vivido desde la niñez. Lo he vivido en casa, he vivido el ambiente (porque he vivido dentro de un acuartelamiento) y me gustaba todo». Así, hizo de su vida una profesión, una entrega. Y viceversa.

En el caso de Lorena su ingreso culminó una admiración que venía de lejos. «Yo soy de Jaén. Cuando iba el autobús de las Fuerzas Armadas preguntaba y me iba informando. He vivido en la cuna, en Baeza», donde se ubica la Academia de Cabos y Guardias de la Guardia Civil. «Poco a poco iba viendo y me gustaba mucho. Empecé a formarme y aquí estoy».

Las pioneras encontraron problemas que se han ido resolviendo, desde los uniformes adaptados a la anatomía femenina hasta la idea de jurar bandera con bolso, opción que se descartó por obvios motivos de operatividad. Con el tiempo se fueron puliendo detalles y hoy es imposible arrancar una queja motivada por ser mujer. Las dificultades para lograr lucir las divisas son las mismas que para los hombres.

«Yo creo que es por igual», asevera Lorena. «Seas hombre o mujer, yo creo que tienes los mismos obstáculos. No tenemos que esforzarnos el doble, es por igual». Los objetivos o se cumplen o no se cumplen, una realidad con la que tanto Raquel como Marián están «totalmente de acuerdo».

Para la Cabo Primero de Tráfico, la evolución del Cuerpo ha sido en buena medida paralela a la de los ciudadanos. «La sociedad ha ido cambiando y creo que la Guardia Civil ha ido al mismo ritmo. La implicación de la mujer dentro de la Guardia Civil es como en otras empresas de la calle. Entonces tampoco había mujeres o estaban desempeñando unos trabajos específicos para ella y ahora puede desempeñar cualquier cargo importante en cualquier empresa. En la Guardia Civil hemos ido más o menos al mismo nivel». En abril del año pasado se produjo el ascenso de una guardia civil de 42 años a Teniente Coronel, y la propia Capitana responsable del Subsector de Tráfico en Soria, María Teresa Miras, es una mujer joven.

Lorena también de fe de que «en estos nueve años que llevamos en el Cuerpo hemos visto que igual que avanza la sociedad avanza la Guardia Civil. Vamos amoldándonos a la sociedad», una idea que comparte su compañera destinada a Pinares. «Vamos con las necesidades de la sociedad, adecuándonos a ello» como parte activa de la misma.

Esa sociedad, al menos en el caso de Soria y del ámbito de intervención de la Benemérita, es en gran medida rural, masculinizada y con una media de edad bastante avanzada. Sin embargo el día a día en la labor de estas profesionales ha hecho que formen parte querida y apreciada de la sociedad. «Se lleva muy bien. Son pueblos muy tranquilos, es gente muy tranquila y agradable y el apoyo que damos a las zonas rurales, muy despobladas y pequeñas, les da mucha tranquilidad y confianza. Confían mucho en nosotros. Lo notamos cuando vamos de servicio, vigilando. Eso a ellos les da mucha seguridad y eso se agradece», señala Lorena.

«De todas formas, los ciudadanos de la provincia de Soria han sido siempre muy respetuosos con la Guardia Civil, de siempre», glosa Raquel. «Con las personas de aquí de la provincia no hemos tenido nunca ningún problema». «No, no», aseveran sus compañeras. «Nos respetan mucho y son muy formales. Muy educados y muy amables con nosotros», apuntilla Marián. «Muchas veces se sienten solos y la presencia nuestra les da seguridad» gracias a la cercanía.

También hay que ser flexible, porque hay intervenciones que requieren a una agente armada, a una psicóloga, a una sanitaria... «Depende de la actuación a la que llegues hay que desarrollar una faceta u otra. Una vez te toca ser un apoyo para alguien y otra eres la viga en la que se pueda sustentar». En base a la actuación, «hay que ejercer una determinada forma u otra». Una responsabilidad que Lorena resume rápido: «Eres la fuerza actuante y en ese momento el ciudadano ve en ti la solución».

«Lo que nunca nos va a faltar es el interés. Eso va por delante. Tengamos que actuar como tengamos que actuar», sentencia Raquel. De hecho, tienen claro que «es una profesión en lo que todos los días se aprende. Tú sales de la academia con unos conocimientos, pero desde que sales con el uniforme todos los días se aprende algo». Hace 30 años comenzaron a demostrar su valía en el Cuerpo; ahora, jornada a jornada la ratifican.