Heraldo-Diario de Soria

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Formación más que Profesional

Nueve alumnos sorianos cursan FP Dual con clases matutinas en el CIFP Pico Frentes y trabajos vespertinos en empresas

Publicado por
ANTONIO CARRILLO
Soria

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Por la mañana toman notas en clase y practican en los talleres del centro. Por las tardes trabajan en empresas sorianas. Y por las noches estudian y preparan los trabajos de clase. Su día a día podría ser más sencillo, pero han apostado por ser las joyas más codiciadas por el mercado laboral. Nueve alumnos del Centro Integrado de Formación Profesional (CIFP) Pico Frentes han optado en este curso por la FP Dual, una iniciativa que tira los muros entre las aulas y las empresas.

Luis Bachiller Rodríguez es uno de estos casos. Su día comienza con los estudios en el Ciclo Superior en Energías Renovables, que cursa entre las instalaciones del PICO Frentes y las del Ceder. Por las tardes trabaja en la empresa de ingeniería Intessoria. Y el día que termine la FP Dual, será un estudiante con los estudios más recientes en esta área cambiante pero también con una experiencia muy real. Eso sí, lograrlo cuesta.

La FP Dual «es sufrida, porque tienes que invertir mucho tiempo tanto en las clases, atendiendo y sacando apuntes que puedas aprovechar; como en ir a casa corriendo, comer y otra vez seguir el ritmo de un trabajo. No es el mismo ritmo que tienes en clase y que puede ser más relajado».

Entre una y otra actividad «te cambian los esquemas completamente. Pero sí es compaginable». ¿Compensa? «Lo veo como una locura, sin duda, pero como algo que merece la pena también». Hay que cambiar de chip esforzarse, pero pronto llegará la jornada de ocho horas en la empresa para rubricar una tarjeta de presentación inmejorable: Joven, formado a la última y ya con experiencia.

Entre las aulas y la oficina hay similitudes y diferencias. «Está muy relacionado, aunque igualmente las diferencias son muy grandes. El ambiente es totalmente distinto de estar en clase con un profesor resolviéndote dudas. Luego está el miedo lógico que tienes al llegar a una empresa, ‘no voy a preguntar, porque voy a parecer tonto’.. Pero luego el tutor que tengas allí, en la empresa, está atento, te ayuda si te ve perdido, está contigo. Está muy bien».

¿Y qué es más complicado? «A lo mejor es un poco anticlimático, pero me parece que es más duro la clase. Tienes que hacer el esfuerzo de aprender cosas nuevas, de cambiar totalmente de tercio», explica. En su caso saltó desde un Bachillerato de letras, «pero una vez que has aprendido y has hecho el esfuerzo gordo, cuando llegas a la empresa es aplicar lo que has aprendido y mejorar, hacerlo más rápido».

En su caso, además, siente que ya no es el chavalillo nuevo y poco a poco se va asentando. «Los primeros días era más un ‘corderito perdido’ por allí sin saber qué hacer, por aquí, por allá, siguiendo al jefe. Y ahora ya, una vez que he hecho muchos trabajos con ellos me dicen ‘haz esto’, y tengo trabajo para tres días. Poquito a poco lo entrego. Y cuando lo vea el jefe y diga ‘está bien’ llega la satisfacción de ‘lo he hecho solo, aleluya. Estoy ayudando y no soy sólo una carga’».

Con el aplomo de una cabeza bien amueblada –se le nota–, Luis ve el futuro un poco más despejado. «Puede ser que me cojan en la empresa, que no lo sé, pero lo que mejor veo es haber tenido una relación con una empresa, que el choque del mundo de los estudios al mundo laboral haya sido más gradual. Te van enseñando poquito a poco el cambio de tener un profesor a tener un jefe, de las responsabilidades de la clase a las responsabilidades que tienes en un trabajo». Quienes han pasado del mundo académico al laboral conocen bien el salto para el que este joven ha decidido construirse un puente.

Otra cosa es preguntarle si lo volvería a hacer. Media sonrisa, se atusa el flequillo y tras una breve pausa, se lanza. «Creo que sí que repetiría. Pero tendría muchas reticencias, porque el sacrificio es muy grande. A lo mejor son sólo dos meses el compaginar estudios con trabajo», pero « al final son algo positivo. Si has podido con las clases y el trabajo, cuando sólo tengas el trabajo será más fácil. Aunque estoy hablando sin saber, que no he empezado la jornada completa...».

También en breve Óscar Iván Candray, electricista por vocación, alumno del Pico Frentes y trabajador en Electricidad J. Isla, dejará su doble vida para dedicarse a jornada completa a un empleo. «He querido siempre adquirir mejores conocimientos. En el aula lo que más adquirimos son los conocimientos básicos, pero lo más importante que podemos aprender es en el campo, en la práctica». La idea la repetirá a lo largo de toda la entrevista».

«Para mi es importante la práctica» y en el Pico Frentes ha encontrado un buen lugar para formarse, más aún con la FP Dual. «En las escuelas obviamente te enseñan mucha teoría y poca práctica, cuando llegas a la experiencia laboral te encuentras atrasado porque necesitas muchas prácticas. Pero si llevas la práctica desde el aula se te hace fácil adaptarte». El salto a la empresa «durante las prácticas que estoy haciendo no se me ha hecho difícil. En el aula también hacemos bastantes prácticas y todo eso se me vuelve fácil».

Como le ocurre a Luis, Óscar Iván evidencia que sobre el papel todo es muy bonito pero hay que tener presente que hay que acometer un esfuerzo extra si se quiere poder con todo. «Cuando tomas una aventura como estas tienes el tiempo muy apretado. Vienes a la escuela, sales, comes rápido porque tienes que ir a trabajar y cuando regresas tienes que estudiar para las tareas o los exámenes. Y eso es algo que te va haciendo más responsable.

A cambio el premio «son muchos pluses. Uno siempre se esfuerza y al final los esfuerzos valen la pena. Tú llegas, y dices ‘estudié un Ciclo Medio, terminé en tal fecha, pero estuve en tal empresa haciendo esto y ya llevo una experiencia’. Es un plus que adquieres. Lo hago porque sé que me va a costar pero me va a hacer más fuerte, me va a dar más conocimiento, más experiencia. Y al final vale la pena». Palabras ejemplares para alguien que conoce el siglo XX por los libros de historia.

También en este caso la empresa cuesta menos que el aula. «En el campo laboral haces lo que te gusta. Aunque a veces sea duro, te gusta. A mi me gusta la electricidad, buscar averías, reparar y hacer ese trabajo que hago». Y así nace un profesional.

Acaban de salir de un examen y alguno tiene apenas 15 minutos para resumir su experiencia, almorzar y entrar en otra prueba, esta vez de dibujo. David Somolinos, Marco del Río, Jaime Mateo y Alberto Marina estudian Mecatrónica Industrial en la modalidad de FP Dual. Son el colectivo más numeroso por Ciclo Formativo y por la tarde les espera el trabajo en grandes empresas sorianas como Losán, Fico Mirrors o Insoca. Primero, comparten experiencias con 370 alumnos. Luego, con casi un millar de trabajadores del mundo real.

Parcos en palabras por el cansancio de la prueba, Marco resume que optaron por la FP Dual «por coger experiencia» antes de terminar su formación. ¿Cómo se lleva el tener que llegar a todo? «Durmiendo poco», confiesa con una sonrisa Alberto, mientras se escucha por lo bajo alguna queja de lo poco que disfrutan de las salidas nocturnas en estas fechas. «Cinco horas», se oye confesar a uno de los sufridos examinados.

De los cuatro, tres se plantean incorporarse directamente al mercado laboral. Poco a poco «se empieza a notar, te van teniendo en cuenta dentro de las empresas» y sienten como van encajando en el mundo laboral... aunque aún que algún examen. El cuarto, eso sí, se plantea continuar con sus estudios para «especializarme más en alguna rama». Y es que la FP prepara para el mundo del empleo y «la inserción es prácticamente del 100%», según apunta la directora del Pico Frentes, Natalia Ceña; pero también permite conectar con estudios universitarios, convalidando créditos y aportando una base de experiencia.

El cercano 1 de marzo comenzará su trabajo ya a jornada completa y subirá de cuatro a ocho horas diarias para estos jóvenes. «Aquí», señalan refiriéndose al Centro Integrado de Formación Profesional, «es todo más teórico. En el trabajo lo aprendes mejor».

No sólo alaban el plasmar lo aprendido en situaciones reales –de hecho en clase andan montando una impresora en tres dimensiones, que ya tiene lo suyo– sino que también destacan «el ambiente en el trabajo». Es otra forma de conocer un entorno distinto en el que tendrán que recalar finalmente.

El tiempo apremia y mientras unos reponen fuerzas otros se miden a los ejercicios del siguiente examen. ¿Repetirían la experiencia? Un par de «‘bufff’», alguna mirada hacia el techo... «Hasta la semana pasada estaban contentísimos. Esta semana con los exámenes se ha hecho dura», explica su profesora con la sonrisa de quien sabe que el resultado acabará convenciéndoles.

Por cierto, las prácticas se cobran, pero ni un sólo alumno alude al dinero en ningún momento. Hay que enterarse por los profesores, que les recuerdan que «también hay una pequeña compensación económica». El premio, al menos para ellos, se cotiza en futuro.

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