Los mayores piden más atención hacia el problema de la soledad
El plan municipal para el colectivo ofrece acciones para las 17 propuestas recogidas
La valoración es positiva en cuanto a recursos, actividades, servicios y, en general, calidad de vida. Sin embargo, siempre hay aspectos en los que ahondar o mejorar y cuestiones que pueden pasar poco apercibidas. Qué mejor que preguntar a los mayores sobre lo que opinan en una variedad de temas que les atañen. De manera que la indagación a través del plan para el colectivo, con el que la capital se sitúa como Ciudad Amigable con las Personas Mayores, no sólo ha revelado la aceptación y suficiencia en muchos sentidos, sino también puntos en los que incidir. Quizá el punto que revela una necesidad más preocupante es uno que refleja una tendencia amplia en la sociedad y que también alcanza a Soria: la soledad. Los consultados consideran que son precisas más acciones para detectar a las personas que viven aisladas.
Los participantes en la investigación no han sido sólo mayores. En los llamados grupos focales han estado presentes además profesionales de distintas áreas que trabajan con ellos, cuidadores, voluntarios, jóvenes de 16 a 30 años y comerciantes. La participación es una de las claves del documento de acción del Ayuntamiento, aprobado por unanimidad en el último pleno. La otra es la transversalidad, entendida como la cobertura de los factores que confluyen en el día a día de los mayores y la coordinación de las distintas áreas municipales. El plan incluye herramientas de evaluación para verificar el grado de cumplimiento de las acciones. Una serie de medidas basada precisamente en las 17 conclusiones de los mayores y los demás grupos.
Los mayores se sienten arropados por sus familias y el vecindario es una red de apoyo (aunque se transforma en una realidad distinta en los nuevos barrios), pero las situaciones de soledad están ahí y ven necesario detectarlas. El plan recoge esta preocupación y recalca el apoyo mediante el voluntariado de acompañamiento y el impulso a la creación de redes vecinales y de solidaridad. El documento no sólo recoge las medidas para atender las propuestas de los grupos focales, sino también una periodización para implantarlas.
El entorno urbano es la esfera que más reflexiones ha suscitado. La opinión es favorable, al apreciar condiciones de accesibilidad, estancia e iluminación de los parques, los aparatos de ejercicio instalados en ellos y la seguridad y limpieza de los espacios públicos. Pero hay cuestiones en las que se puede progresar. Por ejemplo, con más luminarias en el Castillo, mejorando el diseño de las aceras, revisando rebajes de aceras y eliminando obstáculos y baldosas resbaladizas (se apunta a La Florida y Las Pedrizas). Los dos últimos temas son motivo de frecuente queja, apunta el plan en un área de urbanismo que añade una petición nacida de la experiencia y que confirma que los mayores son, aparte de muy conscientes de sus dificultades, propositivos.
Se trata de modificar el uso del carril bici, ampliándolo a otras formas de movilidad. O sea, sillas de ruedas, manuales o eléctricas. La idea de este carril accesible (un cambio de la denominación para señalar su aptitud más allá de la bicicleta) se completa con la creación de rutas de paseo que posibiliten la unión de todas las zonas de la ciudad con el centro.
Como frecuentes usuarios de los parques y espacios abiertos, los mayores no pasan por alto el diseño de ciertos bancos (así, el Espolón), incómodos para ellos. Y avisan de las molestias por las defecaciones de las mascotas. Por eso ven con buenos ojos que se insista en la educación cívica.
El carril accesible y las rutas seguras como potenciadores de la movilidad individual. La colectiva, con el transporte urbano, es objeto de la mirada de los mayores como frecuentes viajeros. Sin quejas sobre los conductores, sería mejorable el uso de las plataformas que permiten el ingreso en los vehículos. Información sobre los trayectos, con más paneles de líneas y horarios, sería la propuesta.
El autobús interurbano es manifiestamente mejorable y «muy deficitario» para llegar a otras localidades de la provincia. Si hay que marchar a Madrid o Valladolid por motivos sanitarios, el precio y la frecuencia no son adecuados. En cuanto al tren, los mayores lamentan que el servicio sólo sea de media distancia. Aunque el taxi es poco utilizado (las tarifas parece ser el principal reparo), el colectivo aprecia el número de coches disponibles (hay dos adaptados) y el trato.
Subvenciones, respiro, comercio y actividades
Los mayores se sienten cómodos en sus casas, pero las progresivas dificultades de la edad motivan que haya que realizar algunas reformas. Los consultados explican que no han recibido subvenciones para ello, por lo que reclaman una mayor información sobre estas posibilidades para accesibilidad y ahorro energético. Los grupos de trabajo coinciden en la necesidad de más plazas de residencia, algo común en toda España. Pero el objetivo es que los ancianos residan el mayor tiempo posible en su entorno. Las propuestas apuntan a potenciar la oferta de respiro, una ayuda externa que propicia lo anterior y ofrece calidad de vida a los mayores y sus familiares.
Cercanos los centros de salud a juicio de los interesados, el comercio de proximidad es la fuente de abastecimiento más común. El pequeño comercio y el mercadillo de los jueves marcan el consumo de los mayores, quienes apuntan a que podría haber más publicidad sobre esta compra cercana. El plan incide en el apoyo a los establecimientos de proximidad.
Sobre la oferta municipal de actividades hay elogios: «una gran variedad», apunta el plan de acción sobre las opiniones recogidas. El centro de La Presentación (sede de las Aulas de la Tercera Edad) está «muy bien valorado». La pega es que en ocasiones la demanda de actividades supera la oferta y hay que quedarse en lista de espera. La petición, más opciones al aire libre cuando el tiempo lo permita. Estos aspectos de participación social se completan con el análisis de la participación ciudadana. El colectivo se siente útil: tiene tiempo libre y puede sumarse como voluntario a muchas propuestas. Aunque el asociacionismo no está presente en la mayoría de los consultados, la disposición a colaborar y ayudar está ahí. Sin embargo, se estima que hay poca comunicación entre las asociaciones y se echa de menos un punto de información para potenciales voluntarios.
Como los mayores ven pocas actividades intergeneracionales, el plan apuesta por favorecer este tipo de encuentros.