Heraldo-Diario de Soria

DESPOBLACIÓN

The Economist: «revitalización o réquiem» para la España Vaciada

El semanario liga el actual interés político a las elecciones

La Revuelta de la España Vaciada deja ecos internacionales.-MARIO TEJEDOR

La Revuelta de la España Vaciada deja ecos internacionales.-MARIO TEJEDOR

Publicado por
ANTONIO CARRILLO
Soria

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Los ecos de la Revuelta de la España Vaciada no se apaciguan. En España, la intensidad de la campaña política ha absorbido el mensaje hasta diluirlo en la batalla por Moncloa. Pero en los medios extranjeros se sigue con interés un movimiento al que atribuyen la capacidad de decidir los comicios. The Economíst, uno de los más prestigiosos medios internacionales, va más allá y habla de «revitalización o réquiem» para las zonas rurales.

El artículo, publicado en la edición impresa y en la sección de Europa, puede traducir su titular por «en las elecciones españolas, el campo que se vacía importa». The Economist comienza el texto con un toque bucólico, alusiones a los pueblecitos medievales, a los pastores trashumantes, las sierras solitarias y los bosques de robles y olmos. Sin embargo, pronto apunta que sus habitantes están «silenciosamente enfadados».

El medio londinense, que en septiembre cumplió 175 años de trayectoria, recoge algunas de las peticiones vista en la manifestación del 31 de marzo en Madrid. Más allá de grandes inversiones centra las demandas en servicios y repasa algunas de las pancartas vistas. Unas, tan sencillas como pedir una farmacia abierta en el pueblo. Otras, tan complejas como mantenerse vivos.

«Villamayor del Río quiere una farmacia, Orihuela del Tremedal necesita internet más veloz, Aranda de Duero demanda mejores infraestructura, ‘Almaza resiste’ mientras ‘Fuentes de Béjar existe’, como lo hacen Arévalo de la Sierra o El Royo. ‘Nos sentimos un poco abandonados, necesitamos médicos’», recoge The Economist en un testimonio directo.

El rotativo resume de forma rápida pero precisa lo ocurrido en la época del desarrollismo. «España se urbanizó tarde pero de manera abrupta», con una población que se agrupó en Madrid y las costas pero que dejó una extensión «enorme» de la Meseta Central «con una de las menores densidades de población de Europa, comparable sólo con Laponia y las Highlands escocesas».

¿El resultado que percibe? Que «incontables pueblos están desérticos o son el hogar de un puñado de ancianos». Además lanza un aviso que coincide con lo advertido desde plataformas como Soria Ya y que señala que las pequeñas ciudades interiores también se están vaciando.

A partir de esta base, The Economist se adentra en los entresijos de la situación electoral y el por qué de este renovado interés por atender las zonas vaciadas. El veredicto no es por un sentido de servicio o por llevar la igualdad de oportunidades a todos los rincones del país, sino más bien por votos. Unos sufragios a los que atribuye «99 asientos (de los 350)» que forman el Congreso de los Diputados.

Aunque el campo ha sido «desde hace tiempo una fuente fiable de asientos para el conservador PP», People’s Party en el texto original, recuerda que la derecha se ha dividido en tres líneas. Y «los políticos han desarrollado un repentino interés por los asuntos rurales».

A continuación enumera algunos ejemplos, y eso que el reportaje se publicó antes del inicio de la campaña. «El Gobierno socialista de Pedro Sánchez lanzó el mes pasado 70 propuestas para detener la despoblación, abarcando desde el establecimiento de instalaciones militares a mejores conexiones de internet. Albert Rivera, del centroderechista Ciudadanos, propone medidas fiscales; ha sido visto montando en tractor. Pablo Casado, del PP, inspeccionó algunos tomates en Almería. El PP se hizo eco de Vox, un nuevo grupo de derecha dura, en su promesa de proteger el toreo y la caza».

Finalmente se pregunta qué dejará todo esto de realidad y cita el libro ‘La España Vacía’, de Sergio del Molino. The Economist apunta que quienes dejaron los pueblos para migrar a las ciudades lo hicieron en busca de unas oportunidades que la vida rural «nunca puede ofrecer. Pero si no se hace nada, la atmósfera festiva de la manifestación de Madrid puede convertirse en algo más cercano a los agresivos Chalecos Amarillos franceses».

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