QUINTA ESQUINA
José María Magaña: «La música es el invitado; el paso de Semana Santa, el actor principal»
El rugir de la moto que conduce está lejos de un solo de trompeta. No hace falta una clave de sol tatuada para recordar que la Semana Santa es silencio y música, conmovedores para él a un tiempo.
Pregunta.– ¿Oiga, ¿qué habita en un bombo?
Respuesta.– En un bombo habita la ilusión por tocarlo.(¿Y en un clarinete?) También, es más melódico pero también.
P.– ¿Y qué voz tiene, qué dice?
R.– Dice ‘tócame, llévame bien el ritmo’. Va marcando el compás, el ritmo… Es importante. A la gente le dice fuerza, energía…
P.– ¿A qué le suena la música de Semana Santa?
R.– Antes me sonaba a otra cosa. Ahora me suena muy bien. Han cambiado los tiempos. Los últimos diez años no tienen nada que ver. Antes eran cornetas, ahora son muchos más instrumentos. Y yo también he cambiado… En la percepción de la música de Semana Santa, sí.
P.– ¿De qué material está hecha?
R.– De sentimientos. Nos gusta llegar a la gente. (¿Llega a la gente la música de Semana Santa?). Por lo que nos dicen sí.
P.– ¡Vaya si ensayan en la Agrupación Musical de Las Caídas que dirige!
R.– Mucho, mucho. Pero también estamos todo el año entero, no sólo en Semana Santa. Hacemos actos sociales, en Reyes, el Corpus… Empezamos hace cinco o seis años, en septiembre o así. Ensayar seis meses para salir dos días de procesión no tenía sentido. Y decidimos hacer algo más, buscar el tocar todo el año, con más variedad siempre dentro de nuestro estilo y de nuestros límites. Buscamos hacer un poco más de todo.
P.– O sea, que quieren ser los mejores.
R.– No, no, queremos estar satisfechos de nuestro trabajo.
P.– ¿Por qué se quieren profesionalizar?
R.– Trabajamos sin ánimo de lucro. La idea no es cobrar ni nada por el estilo. No sé si de todos los que estamos hay alguien que, profesionalmente, se dedique a la música, pero nos gusta mejorar. A niveles de Andalucía, Castilla y León y otras partes están ya haciendo estas cosas… Ya no es solo ya las procesiones de Semana Santa.
P.– ¿Soria sabe escuchar?
R.– ¿Este estilo de música? Creo que está empezando a llegar más. Ha habido conciertos que los hemos llenado. Falta todavía cultura de este estilo musical pero está entrando.
P.– ¿Qué es la lluvia en Semana Santa?
R.– Es muy difícil que una Semana Santa en Soria se suspenda por la lluvia. Y tocar también… El viento te dificulta mucho para tocar, pero sí, sí, se toca.
P.– ¿Una procesión sin música?
R.– Seriedad, religiosidad… Es bonito ¡eh! Una procesión sin música, un paso sin nada de música, siempre que se respete el silencio que lleva la procesión, también es bonito.
P.– ¿Qué acordes necesita la España Vaciada?
R.– Todos, todos… La fuerza y ayuda de todo el mundo. La música que toque todo el mundo, si no, es muy difícil.
P.– La Banda de la Despoblación suena…
R.– Tiene que tocar muy fuerte para que se la oiga.
P.– Cuando los sones tienen voz…
R.– Suena a sentimiento. Hemos ido tocando la saeta por El Collado y viendo a gente llorar mientras tanto.
P.– ¿Conmueve más el paso o la música?
R.– Una combinación de ambas. El protagonismo lo debe tener el paso, hay que mirar al paso, no a los músicos. Al paso, escuchando la música. Pero la música es también fundamental. La música es el invitado y el paso, el artista principal.
P.– ¿Dirige quien puede o quien quiere?
R.– Hay que tener unos conocimientos mínimos. Pero creo que con ganas y estar ahí, ensayando, se puede llegar aunque no seas profesional.
P.– ¿Qué sentimos de la Pasión a través de la música?
R.– Creo que las dificultades de la vida también. Como es a veces tan austera, tan sentimental, sientes las dificultades, los problemas, tus problemas… Supongo que se mezcla la Pasión con el plano personal.
P.– ¿Qué hay de bello en una música que acompaña a la agonía y la muerte?
R.– Si me hablas desde la gente que lo escucha, es la seriedad, lo que transmites…; tocándola, tampoco entramos. Cada uno tiene sus gustos musicales. Hay gente que le gusta más una y a otra gente, otra marcha distinta. Transmite sentimiento. La música es muy bella aunque también sea triste.
P.– ¿Qué instrumento es el más difícil de tocar?
R.– La corneta. Llegar a los niveles de tocar solos de corneta, con lo agudo que hay que subir… hay que tener muchísima práctica.