ANIMALADAS
Bonito nombre para un temible parásito: ‘trichinella’
Los servicios veterinarios detectan dos casos de triquina en jabalíes entre los 589 analizados en los últimos tres años
Responde un bonito nombre, pero ahí se acaba la benevolencia de este peligroso parásito, la trichinella, más conocida como triquina. Estamos ante un gusano parásito de cuerpo cilíndrico y delgado, que se aloja en el intestino y los músculos del ser humano y de otros vertebrados. Ahí llega al consumir carne contaminada con larvas de este parásito enquistadas.
La triquinosis es pues una enfermedad parasitaria que afecta a los humanos y a numerosas especies hospedadoras, principalmente mamíferos silvestres y domésticos, producida por diversas especies de este género, trichinella.
El principal riesgo frente a la triquina es el consumo de carne y productos de jabalí ya que estos animales viven en libertad y no se controlan las condiciones zoosanitarias durante su vida: «No habitan en un espacio controlado higiénicamente, no se conoce su alimentación ni su estado de salud en el momento de ser cazados», se indica en bibliografía sobre el particular. Es por ello que los animales cazados destinados a consumo humano tienen que ser analizados por un veterinario. Otro riesgo importante lo constituyen los cerdos de explotaciones extensivas y también los domésticos, destinados a matanza domiciliaria, «debido a su eventual alimentación con residuos o desperdicios de matadero o cocina».
El ser humano suele contraer la triquinosis al ingerir cruda carne de cerdo infectada por la triquina, o bien carne insuficientemente cocinada.
Hay ocasiones en que una infección por triquina se resuelve por sí sola. Pero no ocurre así en los casos más graves. El último caso en saltar a la opinión pública tuvo lugar en el mes de febrero en un pueblo de Ciudad Real, cuando 17 miembros de una misma familia se vieron afectados por un brote de triquinosis un mes después de haber consumido carne de cerdo procedente de una matanza casera que realizaron sin autorización.
La matanza se había llevado a cabo a comienzos de enero después de que los afectados hubieran ingerido carne cruda procedente de los embutidos elaborados en la matanza. La aparición de un caso de triquinosis obliga a activar un protocolo y, además de la intervención de las autoridades sanitarias, se moviliza a los servicios veterinarios para que tomen muestras de la carne si todavía se tiene, tal y como ocurría en este caso, comprobando que estaba afectada por triquina. La triquinosis en los humanos es una enfermedad de declaración obligatoria en España, a la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica.
En Soria, los análisis pertinentes tanto en las cacerías como en las matanzas domiciliarias corren a cargo de los servicios veterinarios, oficiales o bien colaboradores, de la Delegación Territorial de la Junta. O también de ejercicio libre, que en caso de dar positivo deben comunicarlo a la Administración.
En las últimas campañas de matanza domiciliaria no se ha detectado ningún caso, tras el análisis de 214 animales durante los dos últimos años, según cifras facilitadas por la Delegación.
Mientras, en los animales de cacerías se han hecho 589 análisis a jabalíes desde 2017 de los que solo dos han dado positivo en triquina. Ese año se hicieron 230 análisis; al siguiente, 218; y en lo que va de 2019 se han analizado 141 jabalíes. Hay animales cuyo análisis queda fuera del control oficial, puesto que son realizados por veterinarios de libre ejercicio. Si dan positivo tienen que dar parte y solo en uno, hace dos años, se descubrió triquina.