ECONOMÍA
«El porcino no hunde el medio rural sino que llena sus escuelas»
El presidente de Aporso critica que se haya tumbado la granja de Cidones por «la cabezonería del alcalde» y que se trate su llegada como «un desastre nuclear»
El presidente de la Federación de Asociaciones de Productores de Ganado Porcino de Castilla y León (Feporcyl) y de la Asociación de Productores de Porcino de Soria (Aporso), Miguel Ángel Ortiz, explicó ayer en Soria, en medio de la polémica por la proliferación de granjas, que el sector porcino «no ha venido a hundir el medio rural sino a llenar las escuelas rurales». Reprochó que se hubiera tumbado en la provincia soriana una inversión prevista de 800.000 euros en la localidad de Cidones, por infracción a las normas urbanísticas, «como se fuera un desastre nuclear y con argumento falsos».
Ortiz acusó al alcalde de Cidones de «por cabezonería, haber frustrado esa inversión que no iba a afectar al embalse de la Cuerda del Pozo, porque si nosotros pensáramos que iba a ser así seríamos los primeros en rechazarlo».
El máximo dirigente de Feporcyl firmó ayer un convenio con el presidente de Caja Rural de Soria, Carlos Martínez Izquierdo y su fundación Soriactiva en la que el tema de debate volvieron a ser las granjas, con posiciones muy encontradas tanto en Soria como en Castilla y León. «El sector porcino es consciente de lo que erróneamente se dice, y yo me escandalizo cuando nos acusan de querer acabar con el medio rural, cuando con estas granjas apoyamos el empleo y éstas crean a su vez trabajos indirectos», subrayó.
Ortiz reiteró su mensaje de que el objetivo es «activar los pueblos y dinamizarlos económicamente, porque las granjas han venido para quedarse, lo hacemos mejor cada día y queremos demostrar que lo hacemos bien». En este sentido, uno de los grandes objetivos que se marca el sector porcino en la provincia de Soria es «la transformación» de toda la cadena, hasta la producción agroalimentaria entre los consumidores.
Feporcyl es consciente también de que ahora mismo «se viven tiempos convulsos» aunque incidió en que el sector porcino crecerá más. Su dirigente mandó un mensaje de tranquilidad para los detractores y para los ciudadanos en general, incómodos por la presencia de estas granjas que consideran influyen negativamente en algunos sectores como el turismo: «La sociedad debe estar tranquila porque las cosas se está haciendo bien y la ley es garantista, y el sector está concienciado con el medio rural y con el medio ambiente».
Como propietario de una explotación en la localidad de Langa, para dar cuenta de la importancia que a su juicio tienen las granjas porcinas a la hora de fijar población, Ortiz apostilló que «tengo 20 empleados y sus hijos representan la mitad de los escolares que hay en Langa».
Más todavía, para tratar de reestructurar la normativa en vigor, Feporcyl estaría por la labor de aumentar la distancia entre las granjas a 3 kilómetros –ahora mismo es de un kilómetro– «para que el territorio sea más sostenible aunque sea una norma más restrictiva».
El directivo de Aporso recordó, igualmente, que estos puestos de trabajo que se generan tanto en Castilla y León como en Soria «no se pueden deslocalizar», y que aunque se suelen montar polémicas cuando se anuncia la implantación de alguna granja y su evaluación de impacto ambiental, «realmente solo una de cada cinco granjas puede dar problemas, mientras el resto pasan desapercibidas; nosotros estamos convencidos de que no somos enemigos de nadie».
Precisamente, los purines son los caballos de batalla de esta polémica y que ocasionan un gran rechazo entre los ciudadanos. Las organizaciones agrarias han pedido moratorias para adaptarse a la normativa y Ortiz explicó que «el purín es un abono orgánico y la tierra, como siempre se ha hecho, se tienen que abonar con estiércol y luego crece el cereal y el trigo y pasa a la cadena alimentaria. Si queremos abonar con sustancias químicas en lugar de con purines es un error».
Para Carlos Martínez, presidente de Caja Rural de Soria y de la Fundación Soriactiva, «nuestro modelo de producción es el más exigente del mundo, apostando por un crecimiento ordenado y sostenible de las granjas ya que, esta dimensión es la que permite implantar innovación, eficiencia y manejos necesarios para la reducción de la huella de carbono, mientras aporta valor económico y social al medio rural».