AGUA
‘Superávit’ en el embalse mientras la sequía atenaza al campo
Desde que comenzó el año a Soria le ‘faltan’ 50 litros por metro cuadrado respecto a las medias
Temperaturas de récord, semanas sin precipitaciones –salvo para Las Bailas, claro está–, una salida de agua que duplica la de mayo... El embalse de la Cuerda del Pozo se enfrenta a todos los ingredientes para sufrir un verano preocupante, pero la realidad es bien distinta. Está por encima de la media de la última década y aún contiene cuatro de cada cinco litros posibles. Aunque nunca se puede hablar de superávit en una materia tan sensible como la del agua, lo cierto es que sus cifras son más propias de un año húmedo que del actual.
Los propios datos de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) señalan que a mediodía de ayer el volumen embalsado era del 79,4%. Gracias a la reserva de nieve y al buen estado de los acuíferos la cifra sigue por encima de la de meses húmedos como marzo o abril. Hasta finales del cuarto mes no se logró rebasar el dato actual, así que puede decirse que Cuerda del Pozo está en valores de mediados de la primavera.
Tras unos meses especialmente secos, el descenso es prácticamente continuo durante el último mes y medio. Aún así, desde el punto álgido del año en curso, cuando se alcanzó el 90,6% de la capacidad total del embalse, se han perdido unos 11 puntos y teniendo las condiciones ambientales en contra.
Obviamente ahora el desembalse es mayor. Las necesidades de riego y de agua de boca, la mayor evaporación en los ríos e incluso la aportación decreciente de los afluentes hace que la presa deba ser más generosa. Sin embargo, en una proyección teórica que mantuviese lo ocurrido hasta ahora, se llegaría al otoño por encima de la mitad del volumen máximo mensurable en Cuerda del Pozo.
Históricamente el mínimo se suele registrar en el paso de septiembre a octubre, por lo que todavía quedan casi tres meses enteros con necesidades especiales por cuestiones como el incremento de la población o el uso de piscinas. No obstante, a estas alturas la media de la década indica que se bordean los 190 hectómetros cúbicos embalsados. Ayer eran 197,5 hectómetros cúbicos los que mantenía a buen recaudo la presa.
Esto supone que este año el primer embalse de la cuenca del Duero y principal reserva de agua de la provincia –cabe recordar que buena parte es del Ebro– está 2,6 puntos por encima de lo habitual en los últimos diez años. O, lo que es lo mismo, si en un año normal no hay problemas de carestía, en esta ocasión debería haber aún menos.
Que los embalses estén bien surtidos es una buena noticia para el regadío, pero en una provincia donde el secano es abrumadora mayoría los porcentajes embalsados dicen poco ante una sequía cada vez más agravada. Organizaciones como UPA ya reclamaron hace semanas la convocatoria de la mesa de la Sequía. Los datos oficiales de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) apuntan que no iban muy desencaminados en la solicitud.
La pluviometría, analizada en la estación de Soria capital, dice que faltan 50 litros por metro cuadrado en lo que va de año si se compara con la media de las tres décadas entre 1981 y 2010. El invierno dejó números rojos, la primavera compensó un poco la situación y el verano ha arrancado de nuevo engordando el déficit de lluvias.
En cifras aproximadas, entre diciembre de 2018 y febrero de 2019 cayeron 70 litros por metro cuadrado en Soria, cuando la media se sitúa en 110. El arranque de febrero se logró hacer con un ligero superávit, pero el segundo mes del año fue completamente seco y al finalizar dejó su contador a cero, algo poco habitual.
La primavera llegó con fuerza marzo, abril y mayor dejaron cifras muy positivas. El trimestre comenzó con lluvias y del 12 al 26 de abril el acumulado de lluvias en la estación se disparó. Por ejemplo, en esa última fecha lo habitual era que se hubiesen recogido 75 litros por metro cuadrado e iban cerca de 120. No obstante la lluvia se ralentizó y al final de la estación se sumaban 140 litros por metro cuadrado sobre una media habitual de 135, esto es, cinco más de lo normal.
El verano, entendido como tal por la Aemet desde el 1 de junio, explica por qué unas cosechas prometedoras ahora generan semblantes preocupados. A estas alturas, entre junio y lo que va de julio deberían haberse recogido unos 45 litros por metro cuadrado según las medias de tres décadas. Van sólo 30 litros por metro cuadrado contabilizados, esto es, falta un tercio de lo que venía midiéndose años atrás. Al menos, no caen de golpe.