TRANSPORTES
El número de taxis cae un 14% en 10 años lastrado por el medio rural
La cifra oficial es de 88 vehículos registrados frente a los 102 de 2009
El número de taxis en Soria cada vez es más reducido. Sin embargo, una vez más, el reparto en los descensos deja la peor parte para el mundo rural. Mientras en la capital la tendencia es hacia la estabilidad, en la provincia es donde la caída se vuelve pronunciada.
Así lo evidencian los datos recientemente publicados por el Instituto nacional de Estadística (INE) en su ‘Estadística del taxi’, un trabajo que recoge los datos de cada año a 31 de julio. En el caso de 2019 quedan 88 vehículos autorizados para el servicio en la provincia en una proporción que supone uno por millar de habitantes.
Más allá del dato actualizado llama la atención la evolución. En 2009 la cifra era de 102 taxis en funcionamiento. En una década se han perdido 14 y un porcentaje del 13,7%. Básicamente, la cobertura por número de habitantes era mayor hace diez años.
En lo relativo a la capital, en 2009 se contaban 27 taxis y en la actualidad son 26. La variación es muy escasa y prácticamente se puede hablar de estabilidad. Los años con menor número de vehículos fueron 2016 y 2017, con 23, mientras que el máximo está en los 27 antes citados. Además, todos ellos llevan taxímetro, algo que puede parecer lo normal pero que no lo es tanto para el transporte de personas en el medio rural, donde se aplican otras fórmulas como el precio del trayecto pactado de antemano de forma habitual.
Y es que en los pueblos todo cambia respecto a la ciudad, tanto en lo relativo a la evolución como al tipo de facturación. Si en toda la provincia hay 88 taxis y 26 prestan servicio en la capital, quedan 62 dispersos por el medio rural. En 2009 eran 75. Esto supone que el número de vehículos para prestar el servicio en los pueblos cayó en más del 17%, soportando las zonas con mayor dispersión poblacional el grueso del descenso.
Como curiosidad, sólo se contabiliza uno con taxímetro. Los años con caídas más pronunciadas fueron 2010, 2015 y 2016, años en los que prácticamente se perdieron cuatro taxis por ejercicio. El primero de ellos se ubicó en plena crisis. Los segundos, cuando ya se vislumbró cierta recuperación. El contraste parece mostrar que no es sólo una cuestión de situación económica en general.
Sea por la puesta en marcha de mejores líneas de autobús, por la consolidación del transporte a la demanda, por un mayor número de carnés de conducir, por iniciativas como La Exclusiva o por la temida despoblación, lo cierto es que el taxi rural cada vez es más escaso. Aún así, con cabeceras de comarca que en muchos casos siguen siendo pequeñas y con servicios derivados a la capital, su labor social se antoja imprescindible especialmente para los más mayores.