MICOLOGÍA
La app MicoQR gestiona ya 10.000 transacciones de setas
Esta herramienta de Cesefor nace para facilitar la compra venta ‘in situ’, ya que se garantiza la trazabilidad, tal y como exige la normativa y a yuda en la gestión contable
MicoQR nació hace dos años para facilitar las transacciones comerciales de setas en el mismo monte donde se recolectan, garantizando así la trazabilidad del producto, tal y como exige la normativa. Pero también supone un avance en la fiscalidad, dado que en cada compra venta se emiten los albaranes que luego sirven para proceder a la facturación en oficina. De este modo, la aplicación ayuda a la gestión contable y fiscal de las empresas porque resuelve in situ la trazabilidad y legaliza las compras.
Son ya nueve las empresas que comercializan con setas y que cuentan con esta aplicación creada por la Fundación Cesefor, si no la única, la más extendida. De hecho, desde que se puso en marcha, en 2017, se han realizado cerca de 100.000 transacciones en todo el país, lo que da una idea del alcance de Mico QR, más aún en una campaña como ésta, que llega tras dos temporadas anteriores muy escasas en producción. Rodrigo Gómez, jefe del Área TIC y Gestión del Conocimiento de la Fundación Cesefor, manifiesta su satisfacción por «haber ayudado en la digitalización de una actividad peculiar en distintos aspectos. Por la dispersión geográfica de las transacciones, además de la existencia de muchos agentes distintos y la complejidad de ser un producto perecedero con una vida muy corta». Además, constata que «la necesidad ha surgido de abajo a arriba, ya que la propia aplicación ha sido demandada por las empresas para facilitar su gestión empresarial diaria y controlar la trazabilidad de su producto y gestión; no solo como una exigencia de la admisnitración».
Y es que la normativa europea exige que cualquier producto alimentario tiene que tener garantizado el origen y todo su recorrido hasta la mesa. «El gran problema es la seguridad alimentaria y en el caso de las setas más aún, primero porque se recoge por muchísima gente y en zonas silvestres. Lo importante era que quien comprara lo tuviera reflejado. Y esta herramienta permite de manera real que lo que está previsto en la legislación se cumpla. Si no hay aplicaciones como ésta es imposible cumplir con las leyes». Lo constata Álvaro Picardo, ingeniero de Montes de la Junta de Castilla y León.
Pero es que la herramienta va más allá porque se puede dar el salto a cualquier otro producto silvestre o forestal, e incluso a la caza, adelanta Picardo, ya que «ha demostrado ser una herramienta muy válida reforzar la cadena de valor en la comercialización alimentaria al garantizar la trazabilidad de todo lo que se obtenga en el monte y se quiera poner a la venta para los consumidores porque se aplica la misma ley para todos los productos silvestres».
Porque «lo difícil era hasta ahora disponer de una aplicación que facilitara que entre los recolectores, donde la gente no se dedica de manera profesional a ello, tuvieran fácil hacer las cosas bien». Estamos hablando de que en Castilla y León hay unos 500.000 recolectores, pero la normativa en materia de Seguridad Social y Hacienda no está aclarada, y muchos de ellos son jubilados que tienen miedo de realizar transacciones y que les quiten su pensión.
Miguel Segura, secretario ejecutivo de la Federación de Empresarios de Setas y Trufas (Fetruse), la única asociación de ámbito español que representa al sector empresarial, comercializador y transformador de las setas y trufas, cree que es una herramienta «muy positiva» porque «es fundamental en el sector para la identificación en origen del producto, ya que en la aplicación se recogen los datos del ciudadano que vende las setas, la fecha, el lugar de recolección, las especies y los precios». Pero además «se legaliza la compra porque se emite factura en cada transacción porque se identifica el lote en el momento». No obstante, todavía tiene que extenderse más, dado que hasta la fecha se han adherido un 10% de la totalidad de las empresas que forman parte de Fetruse, 140. «Es complicado porque Mico QR obliga a meter datos económicos de las firmas que trabajan con la aplicación que se suben a una nube y eso a muchos empresarios les da todavía respeto».
Jordi Serentil, responsable de Laumont, una de las empresas de mayor trayectoria en todo el país en manipulación y selección micológica con centros de selección en Lérida y Valladolid, es el «arquitecto» de la aplicación. Llevaba varios años pensando que «la nueva legislación requería mucho papeleo y planteó la necesidad de una solución que pudiera ser mucho más eficiente». Y de la mano de la Fundación Cesefor surgió Mico QR. «Es mucho más ágil porque incluso se imprime el albarán y las etiquetas de las cajas. Y permite llevar un control más estricto que con el papel y el boli al que estábamos acostumbrados hasta ahora porque al finalizar el día, cada puesto de venta en el que se pueden realizar entre 50 y 100 transacciones por jornada, en apenas unos minutos tienes el resultado total. Tienes más velocidad y seguridad con los cálculos que si hay que hacer las cuentas con 70 facturas en papel».
Laumont ha implantado Mico QR por todo el país donde tiene aproximadamente medio centenar de puntos de venta que utilizan con éxito la aplicación. «Los comerciantes al principio se resistían por el cambio que requiere el hecho de utilizar la tecnología, pero al segundo día que la usan ellos mismos dicen que no saben cómo han vivido sin ella hasta ahora. Están todos encantados», reconoce Jordi Serentil.
Laumont fue pionera en el uso de la aplicación. «Al principio la utilizamos sólo para hacer los tickets de compra, luego ya emitimos los albaranes consolidados y ahora todas las transacciones de todos los compradores se suben en red a nuestro registro».