CLIMA
El cambio climático alarga los veranos sorianos una semana por cada década
Los datos de la Aemet desde 1971 señalan que cada vez hay más días que se pueden considerar como estivales
La Cumbre del Clima de Madrid (COP25) copa titulares y tiempo en los informativos y más aún con la llegada de la activista Greta Thunberg. Más allá de las opiniones que pueda suscitar el asunto, hay datos que evidencia que efectivamente algo está cambiando. En Soria, sin ir más lejos, cada década que pasa el verano dura una semana más según los datos que maneja la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). No son teorías, es observación.
El meteorólogo César Rodríguez Ballesteros, miembro de la Aemet, analizó y recopiló estos datos a título personal dentro de su blog ‘Clima en mapas’. También miembro de la Asociación Meteorológica Española (AME), empleó los registros oficiales para hacer públicas unas conclusiones que muchos sorianos ya intuían. El verano cada vez comienza un poco antes y poco a poco también tarda más en finalizar.
Obviamente su análisis no se refiere a las fechas oficiales de inicio y final de la estación, sino a cuándo comienzan los días con temperaturas que se corresponden con la media estival y cuándo dejan de producirse. Lo que vendría a ser un verano térmico más que de calendario. Los análisis arrancan en el año 1971, hace casi medio siglo, con lo cual las tendencias se observan con bastante perspectiva.
Rodríguez Ballesteros publicó los gráficos hace tiempo en su blog pero los ha recuperado en Twitter para sus más de 6.000 seguidores con motivo de la COP25. La sensación por ejemplo de algunos recolectores micológicos de que el comienzo de la campaña otoñal se retrasa tiene un sostén científico detrás. Efectivamente, si a los boletus se les llama ‘migueles’ porque salían en torno al día de San Miguel –finales de septiembre–, cada vez tienden más hacia el Pilar.
En el trabajo de este meteorólogo, el área dedicada a Soria incluye la reflexión de que cada década el inicio de la estación cálida se adelanta 4,65 días. Además, el final de verano se retrasa a razón de 2,27 días cada diez años, la mitad de ritmo que en el caso anterior. En total supone que cada década se ganan 6,92 días de estío, siempre basándose en las temperaturas que se han venido registrando en Soria. Obviamente cada año tiene sus propias características y no es una ley absoluta, pero las observaciones y las proyecciones refrendan estas aseveraciones.
Esto supone que por ejemplo al comienzo de la década de los 70, las temperaturas estivales llegaban a Soria hacia la segunda semana de julio. Poco a poco se ha ido adelantando esa fecha. En torno al cambio de milenio ya coincidía el inicio oficial de la estación con el comienzo real. Y los últimos datos señalan que el verano comienza ahora poco antes del 20 de junio. Cabe recordar que por ejemplo este año se batió el récord de temperatura máxima de un mes de junio varias veces durante las fiestas de San Juan. Nunca a esas alturas se habían alcanzado semejantes valores, algo que concuerda con el estudio.
En el final del verano la variación ha sido más leve en las últimas cinco décadas. En 1971 y años siguientes en torno al 18-20 de septiembre ya no se registraban temperaturas que encajasen dentro de los parámetros estivales. Ahora se prolongan hasta cerca del 28-30 del mismo mes, lo que supone que se han ganado casi diez días de verano en este período.
La labor de compilación e interpretación de Rodríguez Ballesteros también muestra que al menos por el momento, Soria se mantiene dentro de unos parámetros razonables. Por ejemplo, en este 2019 la duración oficial del verano fue de 93 días y 15 horas. Las observaciones de este meteorólogo apuntan a que la duración media en el período analizado del verano real fue de 87 días. El más corto fue el de 1976, cuando solos e contabilizaron 23 días de estío con temperaturas por encima de los umbrales, todos ellos de agosto.
El verano más largo fue el de 2017, lo que vuelve a dar la razón a este trabajo. Duró 132 días, desde el 7 de junio al 16 de octubre, si bien 19 de ellos quedaron por debajo de los dos umbrales de temperatura. Aún así, casi cuatro meses que se pueden considerar técnicamente verano. Señales, en todo caso, de que el clima está cambiando y las temperaturas elevadas se prodigan más. Los datos públicos de la Aemet muestran algo que en los campos y los montes algunos ya notan desde hace años.
La Agencia Estatal de Meteorología tiene registros de Soria desde 1943. Son 76 años que permiten hacerse una idea tanto del clima soriano como de su evolución durante tres cuartos de siglo. Pues bien, de los 12 meses que tiene el año, seis han marcado su récord de calor a partir de 2011, en los últimos ocho años.
Los registros de temperatura media más alta señalan que los hitos se concentran en los últimos tiempos. De hecho, los 57 años contabilizados del siglo XX albergan tres máximos mensuales de temperatura; los 20 años del siglo XXI, nueve casos. La estadística es elocuente.
El enero más cálido fue el de 2016, con una media de cinco grados celsius; el abril de 2011 se fue a 12,9 grados de temperatura media y marcó el récord; entre los meses de julio destacó el de 2015, con 23,2 grados de media a pesar de que por las noches refresca; el septiembre más caluroso se registró el año pasado, con una media de 19,7 grados; el octubre más tórrido en los últimos 76 fue el de 2017, con 14,8 grados; y el diciembre con la temperatura más elevada desde que hay registros fue el último, el de 2018, con una media de 6,7 grados.
Como se puede observar, buena parte de los meses anormalmente cálidos se concentran en los últimos tiempos. Sólo hay una excepción clarísima a esta tónica, y es el mayo más cálido vivido en Soria. Hay que buscarlo en 1964, hace ya 55 años. Sus 16,4 grados de temperatura media no han sido rebasados todavía. El resto de meses tiene sus récords o bien en los años 90 (febrero y marzo) o en la primera década de este siglo XXI (junio, agosto y noviembre).
La cosa cambia mucho cuando se buscan los meses con las temperaturas medias más frías. Allí la estadística sí que toma distancia. El enero más frío fue en 1945; el febrero, en 1952; marzo, en 1971; abril, en 1986; mayo, en 1984; junio, en 1992; tanto julio como agosto marcaron sus medias más frías en 1977; septiembre, en 1972; octubre, en 1974; noviembre, en 1956; y diciembre, en 1970.
Como se puede observar, no hay ni una sola referencia al siglo XXI cuando se buscan los meses más fríos de media. Cuando se buscan los más cálidos, nueve de los 12 períodos sí que se han producido en este siglo. Una señal clara de que efectivamente antes hacía más frío y de que el cambio climático, al menos en Soria, es sinónimo de calentamiento constatado.
Otra cuestión es la máxima puntual que se haya podido producir un día concreto. Allí sí, la observación meteorológica reparte los máximos entre 1944 y este 2019, sin agruparse tanto hacia la última década. Aún así son máximas puntuales, quizás no tan significativas como las medias mensuales. Y ahí sí, la cosa se calienta.