Heraldo-Diario de Soria

REFUGIADOS

Soria, tierra de refugio para 117 venezolanos llegados en 2019

Junto a colombianos y ucranianos son los solicitantes de asilo más numerosos

Los solicitantes de protección internacional obtienen permiso de trabajo a los seis meses de estar en España.-L.A.T.

Los solicitantes de protección internacional obtienen permiso de trabajo a los seis meses de estar en España.-L.A.T.

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MILAGROS HERVADA
Soria

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La vida no es fácil en determinados países donde sufren un conflicto permanente y sus ciudadanos se enfrentan a situaciones de peligro que les obligan a huir buscando un refugio donde poder tener un porvenir. Algunos se hacen más mediáticos como aquellos que arribaron en el barco Open Arms o en el Aquarius, pero la gran mayoría requiere ayuda. El año pasado llegaron a Soria buscando ese futuro 333 personas solicitantes de asilo, un proceso que puede durar meses, periodo en el que requieren la ayuda de organizaciones no gubernamentales como Cruz Roja, Cepaim y Apip-Acam en la provincia, fruto de los convenios suscritos con el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social que permiten a estos ciudadanos empezar una nueva vida alejados de las turbulencias de sus países de origen.

Los ciudadanos venezolanos fueron el colectivo más numeroso de refugiados llegados a Soria el pasado año, en concreto 117 personas. Huyen de la violencia, la inseguridad y las amenazas, así como la falta de alimentos, medicinas y servicios esenciales, como evidencia la Agencia de la ONU para los Refugiados, Acnur. 

Le siguen en número los procedentes de Colombia, 71 entre las tres ONG, así como los llegados de El Salvador con más de una veintena. Pero también fueron ucranianos, georgianos, hondureños, incluso rusos.  Se unen también ciudadanos de Guinea Conakry, Nicaragua, Palestina, Marruecos, Camerún, Malí, Somalia, República Dominicana, República Centroafricana o Perú.

Cruz Roja

Desde Cruz Roja atendieron a lo largo del pasado año a 136 solicitantes de protección internacional, de los que 76 son unidades familiares con un total de 38 menores. Se trata de 41 más que en el año precedente, una circunstancia que viene derivada por la demora en la asignación de plazas de los programas para refugiados por encontrarse ocupadas. En ese tiempo, los solicitantes de asilo han podido obtener el permiso de trabajo y con un poco de suerte comenzar a avanzar en solitario por lo que la rotación tras asignarles plaza es más rápida. «Otros años entraban antes al dispositivo, ahora cuando lo hacen ya llevan tiempo con su tarjeta de residencia, que se les otorga a los seis meses de estancia en España», explica la trabajadora social del programa de personas refugiadas de Cruz Roja, Sheila Marqués. El permiso de trabajo se les va renovando hasta que su petición de protección internacional obtiene resolución. 

Desde la ONG indican que en algunos casos se trata de profesionales cualificados como un titulado en informática, en derecho o en enfermería. «La mayoría de las veces es que ni pueden homologar sus titulaciones», matizan, por lo que acaban haciendo otros trabajos no cualificados como recogida de fruta o flores, también de servicio doméstico u hostelería. El idioma es fundamental en su entrada en el mercado laboral por eso los latinos juegan con cierta ventaja. Al resto se les enseña el español y se les matricula en la Escuela de Idiomas. «En general, aprenden muy rápido para poder defenderse. Nosotros contamos con una monitora ucraniana que les ayuda mucho», ponen como ejemplo en la ONG, donde ponen de manifiesto la voluntad de integración de este colectivo que además, en provincias como Soria, aquejadas de despoblación, suponen un valor añadido. «La colaboración es recíproca», comenta la trabajadora social del programa de personas refugiadas.

Los ciudadanos más numerosos que atendió Cruz Roja proceden de Venezuela (35), Colombia (18), Ucrania (10), Georgina (ocho) y  Honduras, El Salvador y Rusia (seis cada uno).

El tiempo de permanencia en los cuatro pisos que Cruz Roja tiene habilitados, con 21 plazas, es de seis meses. Tras la solicitud de protección, los migrantes han de esperar seis meses para recibir del Ministerio de Interior el permiso para poder trabajar en el país. Durante ese tiempo permanecen en los pisos de Cruz Roja, a partir de entonces pasan a una segunda fase, a un piso en alquiler ya a su nombre, aunque reciban ayudas, con tope de 18 meses. «Algunos se van antes y otros llevan ya tres años en Soria», comenta Marqués, «porque muchas de las familias que han hecho aquí todo el itinerario se han asentado. Es un porcentaje elevado». 

De las resoluciones emitidas por el Ministerio del Interior el año pasado, cuatro fueron positivas y les concedieron asilo. Otras 12 resultaron rechazadas, por lo que cuatro adultos y dos menores quedaron en situación irregular, mientras que para otras seis personas, venezolanos, fue negativa pero por razones humanitarias se les dio una autorización temporal de residencia en el país. «Aunque el manual dice que ya no pueden estar en Cruz Roja se les sigue atendiendo en relación al empleo y la asesoría jurídica y pasan al programa de inmigrantes.

En el caso de Cepaim Soria, las plazas con las que cuenta actualmente para la atención de solicitantes de asilo  o refugiados son 36 plazas en la fase de acogida temporal. En al año 2019 ingresaron 83 personas, 25 más que en 2018, sobre todo de Venezuela (26 personas), El Salvador  (nueve) y Colombia (otras nueve).

Apip-Acam

La Fundación Apip-Acam Soria es la que mayor número de plazas dispone en la provincia, 77 en total, lo que le permitió recibir a 114 nuevos solicitantes de protección internacional en 2019, hasta sumar un total de 411 ciudadanos extranjeros de años anteriores que siguen recibiendo su ayuda. La coordinadora del programa, Elena Iso, apunta que los ciudadanos procedentes de Venezuela son los que más llegaron el año pasado, en concreto 56 personas en 18 familias. «Está habiendo muchas denegaciones de asilo pero a la mayoría de los venezolanos se les concede un permiso de trabajo de un año por razones humanitarias», añade sobre la situación de un colectivo que huye del conflicto en su país.

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