CORONAVIRUS
Mensaje de aliento labrado a golpe de cultivador
Un joven agricultor de Ligos labra en el campo dos palabras para arropar a su familia en la distancia, apoyado luego por un dron
Hay mensajes a rotulador, en forma de arcoiris o de bella estampa. Y luego está el de Jon. Hay palabras que se lleva el viento, incluso en tiempos de crisis como ésta. Y luego las que calan hondas en la tierra y se ven hasta en la estratosfera. Tan solo dos palabras que resumen el momento, deseosas de aliento y escritas a golpe de cultivador: «Familia Ánimo». Fue el original mensaje enviado por Jon Moreno Peñalba, un agricultor de Ligos, población soriana cerca de Montejo de Tiermes, a sus familiares repartidos por distintos lugares.
«No se me ocurrió otra forma de dar ánimos a todos», contó ayer este joven para el que el fin de semana no existe, ni el confinamiento con motivo del coronavirus, tampoco. Al menos en horas de trabajo. Jon Moreno es agricultor, «de secano», y la tierra no se para. Al frente de una explotación agraria en Ligos, tiene también un pequeño rebaño de ovejas y cabras, que también comen todos los días.
La idea se le ocurrió movido por su afición a los drones, que sabe manejar, y por el deseo de enviar un mensaje a sus familiares, repartidos por San Esteban, Miño de San Esteban, Soria, Madrid y Bilbao, entre otros puntos. Él reside en Ayllón con su novia, pero acude diariamente a trabajar a Ligos, de donde procede. No hizo bocetos, ni tomó medidas. Cogió el tractor y el cultivador y se puso manos a la obra. Al volante, mejor. «Bueno, antes me hice dos rayas. Para no salirme», puntualiza.
El estado de la tierra, con las últimas lluvias, contribuyó a facilitar la tarea al cultivador mientras iba escribiendo las letras. El campo estaba húmedo y «no hizo falta bajar mucho la máquina» para labrar el mensaje en tierras del Cerro del Lotero, muy cerca de Ligos, pedanía de Montejo.
Una vez lo tuvo escrito, se bajó del tractor a comprobar que la misiva estaba bien escrita, para lo que hizo volar el dron, con cámara incorporada, para luego en casa comprobar las imágenes. «No hubiera hecho falta la comprobación porque desde la altura del tractor ya se apreciaba, pero bueno…», dice Jon.
«Casi no me dio tiempo a enviárselo a todos porque se lo empezaron a pasar de unos a otros y me lo devolvían contestándome», cuenta este joven que el próximo jueves, dos de abril, cumplirá 28 años. Más que posiblemente lo celebre trabajando. «Aquí siempre hay que hacer algo, si no es el campo, con las máquinas, que también hay que tenerlas preparadas y en mantenimiento».
En la tractorada
Jon Moreno lleva él solo la explotación, en la que trabaja desde hace ocho años. Pocos días antes de que se decretara el Estado de Alarma participó con su tractor en la manifestación de agricultores que hubo en la capital. «Acudimos unos 30 de la zona de San Esteban», recuerda.
Cultiva cereal y girasol, un quehacer que «no consiste solo en sembrar y cosechar. Hay que moverse y hacer muchas tareas». Ahora es época de «preparar la tierra para tenerla a punto cuando llegue la primavera y sembrar». Quién sabe si la próxima cosecha que Jon recoja tendrá un sabor más… familiar.