CORONAVIRUS
Un medico cubano 'revoluciona' Soria Norte
"Esto es una guerra y es mundial", afirma Juan Carlos Chávez, que aporta su experiencia en la lucha contra los virus en Cuba y en África, donde 'combatió' contra el ébola
«En mi tierra, en Cuba, nacemos con el virus porque es una región tropical. Con el dengue hemorrágico, con la fiebre amarilla… En ese ambiente me crié». El doctor Juan Carlos Chávez ha ejercido de revulsivo en el Centro de Salud Soria Norte y su labor con el cribado de pacientes comienza a ser vox pópuli y digna de elogio en Soria. Desde la universidad se interesó por el mundo de la virología y su experiencia añadida en África le convierten en una de las voces más autorizadas.
Y vaya si usa esa voz para dejar dos mensajes claros. El primero, que hay que extremar las precauciones sanitarias para cercar al Covid-19 antes de que pueda mutar y derivar en algo «mucho más peligroso». El segundo, frente a quienes edulcoran la realidad, es un mensaje de alerta claro para que toda la población se tome esto muy en serio. «Esto es una guerra, es mundial y no saben a qué nos enfrentamos. Nos recomiendan lavarnos las manos y tal para frenarlo, pero no tienen ni idea de a qué nos enfrentamos».
El doctor Chávez explica que «no estaba trabajando específicamente en esta materia porque estaba en fase de homologación», pero las circunstancias y la experiencia obligaron a dar un paso al frente. «Vi con mucho tiempo y mucha vista lo que se avecinaba pero no me hicieron caso». Cuando todo estalló «me presenté voluntario y me aceptaron».
Al llegar al Soria Norte encontró «bajas por enfermedad y desorganización. Bajas la guardia y caes. Me centré en la labor de salvar lo que quedaba ahí. Me puse a hacer el triaje, a controlar, a activar a los que estaban allí porque estaban aturdidos». Lo dice alguien a quien se le entrecorta la voz cuando recuerda su experiencia con el ébola en África, así que algo sabe de situaciones límite. Todo echó a rodar y como «los compañeros que tengo son excepcionales» se avanza. «El esfuerzo que hacen no es fácil. No es el esfuerzo de una persona, es nuestro esfuerzo».
El doctor Chávez pide que se le escuche con atención y que no se vuelva la cara ante el peligro, porque está ahí. Recordando a un profesor suyo, «’si la naturaleza nos dio el miedo será por algo’. Pertenece a nuestro sistema de supervivencia». Y ahora hay que aplicarlo, porque «como el enemigo es un virus y es pequeño no lo vemos y nos sabemos indefensos. Yo aplicaría el protocolo del ébola», sentencia tajante. «Si luego no es tan malo, será una alegría».
¿Europa creyó que las epidemias eran de otros? «Totalmente, eso es. Nos creímos que esto aquí no pasaría. Se lo dije a los compañeros y alguno me respondió que ‘Fidel Castro les tiene traumatizados’. Le dije que ojalá su boca fuese santa y se cumpliese». El compañero ya ha reconocido que Chávez tenía razón.
«Es que esto es la Tercera Guerra Mundial, porque hay que tener claro que esto es una guerra y que esto es mundial. En mi casa he puesto un protocolo militar» a la hora de desinfectarse, cambiarse de ropa o no tocarse la cara. Existen 39 tipos de coronavirus, algunos hallados incluso en investigaciones antropológicas, pero «este es diferente», aunque haya mutado del SARS o el MERS.
Al tanto de los avances de la biotecnología cubana –«no sé hacer otra cosa que estudiar»– explica con naturalidad que «los virus como tal tiene una sola cadena de ARN. Esa sola cadena, por desgracia, necesita de un huésped para poder reproducirse». Ahí radica uno de los grandes temores de Chávez, que un salto entre especies pueda ir mutándolo hasta hacerlo más fuerte. Por experiencia, «sería 10 veces más poderoso». La clave, trabajar para erradicarlo cuanto antes y no darle la oportunidad a que adopte variaciones genéticas.
En el caso de Soria «veo a políticos como (Verónica) Casado. No tienen ningún derecho a decir que Soria no tiene peligro. Nuestra población está envejecida y por eso se ha ido a valores altísimos y tan rápido. Ataca a los inmunodeprimidos» y a ciertas edades las patologías respiratorias o cardíacas son más comunes.
Por el momento «hay poca información sobre la transmisión o el impacto. Por eso no hay ningún tratamiento efectivo hasta la fecha, pero sí estamos tratando sus síntomas individualmente. Todo esto nos lleva a un solo lugar: la mejor cura contra esta epidemia, pandemia o como se le quiera llamar es la prevención».
«La medicina preventiva tiene que desarrollarse más que las fuerzas armadas, porque contra estos enemigos no tenemos armas. Podemos causar algo a lo que personalmente le tengo miedo, la mutación». La previsión es que «esto no se terminará tan fácil y me asusta cuando tratan de buscar palabras bonitas para no dar miedo. Hay que decir la verdad».
Parte de esa cultura preventiva debe provenir del propio pueblo. «En África, se enteran de que hay un virus y se encierran todos porque tiene experiencia y lo saben. No tiene que actuar apenas el Gobierno». En Japón también resulta chocante estrechar una mano. Incluso en Cuba «nos damos lo que aquí se llama el ‘beso pijo’, el que se dan las señoras sin tocarse la cara. ¡Aquí he llegado y me han plantado dos besos en toda la cara! Esta experiencia nos va a cambiar, va a ser orientativa para saber qué armas llevar y cómo actuar».
Como ejemplos pone los casos de personas de su barrio a los que ve pasear el perro junto al Soria Norte, lejos de casa. O el de la madre de un autista que también extiende sus paseos. «Sácalo pero en la misma calle, pasead por ahí y convéncelo para que sepa el peligro que corre. No se puede caminar seis, siete, 20 calles. Se pueden convertir en vectores y a la larga riegan la epidemia».
También hay que acostumbrarse a no tocarse la cara. Ante un picor de nariz, un tic, hurgarse la nariz o «que cuando comemos algo dulce nos chupeteamos los dedos», lo mejor «es lavarse las manos y la cara». Incluso defiende el uso generalizado de mascarillas «porque es un recordatorio de que no debemos tocarnos la cara». También hay que acostumbrarse a que tirar un chicle o escupir al suelo «son fuentes víricas».
En definitiva, si se mantiene la distancia, se evita el contacto y se mantiene una higiene cuidadosa «no debe haber problemas de ninguna manera». Por eso toca escuchar y sí, asustarse, porque sólo así «espero ganar esta guerra». Si además el Gobierno agiliza las homologaciones de médicos cubanos, se darán cuenta de que «ya tienen guerreros dentro».