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La máxima expresión del verano

Es el melón una de las protagonistas del verano, junto con la sandía, que se puede comer en platos dulces como en salados

Imagen Melón

Publicado por
IRENE LLORENTE YOLDI
Soria

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Es el melón una de las frutas protagonistas del verano y, cada vez, se reinventa en más y diferentes platos que van más allá del clásico ‘melón con jamón’ al que estamos tan acostumbrados. La máxima expresión de lo fresquito, el melón que se encuentra ahora en su momento más óptimo de consumo, es muy hidratante (un 90% de su contenido es agua), y, además, posee una muy baja cantidad de calorías, y sí grandes sustancias antioxidantes que le convierten en un alimento con grandes propiedades diuréticas. Sin olvidar su contenido de betacarotenos, esos que nos ponen morenos, de modo que podemos contar con él en todos los platos, no sólo degustarlo como postre al final de las comidas. Además, no todas las recetas son dulces, su versatilidad hacia lo salado es también enorme: desde un gazpacho hasta una ensalada o un cuscús.

Cucumis melo, llamado comúnmente melón, es una especie de la familia de las curcubitáceas. Domesticada hace más de cuatro mil años en la región mediterránea oriental y Asia occidental, el origen exacto de la especie silvestre es aún desconocido. Su dilatado cultivo en domesticación ha dado origen a numerosas variedades cuya producción se extiende por todas las regiones cálidas de la mayor parte del mundo con veranos secos y calurosos. 

El melón puede ser redondo o alargado, de corteza amarilla, verde o combinada según la variedad. De hecho, hay más de 850 tipos, que producen frutos generalmente de gran tamaño y protegidos por una corteza dura, aunque el más conocido es el de piel de sapo. La pulpa es aromática, jugosa y dulce, resultando una fruta ideal para calmar la sed.

El melón es una fruta globosa, redonda o alargada, de 20 a 30cm de largo y hasta 2kg de peso. La corteza surcada o reticulada puede ser de color amarillo claro, verde o combinaciones de ambos según la variedad, la pulpa es aromática, jugosa y dulce, puede ser blanca o blanca verdosa, amarilla y anaranjada. Dentro tiene numerosas pepitas con cáscara amarilla.

La temporada del melón en el hemisferio norte va de julio a septiembre, aunque fuera de esa época es posible gracias al gran número de variedades y a su cultivo en invernaderos.

“En griego melón significa manzana y otros frutos con semillas. Los griegos llamaban a nuestro melón melopepon o manzana-recipiente, que después se abrevió a melón”, cuenta Harold McGee en La cocina y los alimentos del fruto de una planta enredadera oriunda de las regiones subtropicales semiáridas de Asia (de la misma familia de los pepinos, las calabazas y los calabacines), que nos alegra el verano con su dulzura y frescor. Llegó al Mediterráneo en el siglo I, donde su gran tamaño y su rápido crecimiento lo convirtieron en un símbolo de fecundidad, abundancia y lujo.

El melón es una fruta es muy saludable y es muy recomendable incorporarla a nuestra dieta habitual durante la temporada de verano. El melón, debido a su acción diurética, nos ayuda a prevenir la retención de líquidos y favorece el funcionamiento de nuestros riñones, al mismo tiempo que tiene un efecto muy suave como laxante. También mejora el funcionamiento de nuestro sistema inmunológico y puede ser un gran aliado para prevenir enfermedades cardiovasculares. De hecho, la adenosina, un compuesto del melón, puede ayudar a prevenir la trombosis, angina de pecho e infarto cerebral al mismo tiempo que ayuda a mantener la piel y la melena fuerte y sana. El melón es una fruta con un buen aporte en antioxidantes, los cuales nos protegen ante enfermedades crónicas y retrasan el envejecimiento.