ECONOMÍA
El volumen de residuos muestra el alza de la actividad económica
Los escombros de construcción aumentan un 2,5% y un 6% los restos de la industria / «El parón fue sólo en el confinamiento, en junio todo despegó y sigue este año»
El volumen de los residuos de construcción e industria permite pulsar el ritmo de la economía soriana, que terminó el año más duro de la pandemia con subida y vive el actual con una continuación del despegue, «muy positivo». Los escombros que dejó el sector de la construcción se cifran en un 2,5% más que en 2019, y eso a pesar del parón del confinamiento, por el impulso que tomó en el segundo semestre del presente año.
En el caso de la industria fue incluso mayor: el incremento de sus residuos rondó el 6%, sobre todo gracias al tirón de la agroalimentaria, tal y como trasladan desde la planta de residuos de construcción y demolición de Golmayo, la que se encarga de los desechos de la capital, entre una amplia área de la provincia.
Actualmente están funcionado otros dos centros de residuos, en Almazán, desde el año 2013, y el de San Esteban de Gormaz, que echó a andar el pasado febrero.
«El parón fue durante el confinamiento, pero a partir de junio regresó la actividad incluso con más fuerza que en 2019. Despegó y el empuje sigue este año», constata Luis Miguel Beltrán, gerente de la planta de Golmayo, en virtud de los volúmenes que entran. «La pandemia ha pegado duro en turismo y hostelería, pero el ritmo de la construcción y la industria es bueno», añade.
Su apreciación la avalan los datos: unas 57.500 toneladas de residuos de construcción y cerca de 6.300 toneladas procedentes de la industria, principalmente embalajes de plásticos, cartones y maderas.
El año fue tan bueno con el repunte de la segunda mitad del año que en la planta de Golmayo han aumentado plantilla, hasta 15 personas, dos puestos más, un incremento progresivo y firme puesto que comenzaron con tres trabajadores. Del mismo modo, ha sido el momento de acometer inversiones, unos 300.000 euros, para nueva maquinaria, de retroexcavadora, pinza de selección y pulverizador para hormigón, entre otras.
Unas mejoras que igualmente son indicativas del aumento de demanda por las cantidades de escombros y residuos que llegan al centro.
Beltrán señala que antes de la declaración del estado de alarma, hasta ese inolvidable 13 de marzo, «la construcción iba como una locomotora generando residuos». Sólo las grúas existentes en Los Royales daban una imagen fiel de lo que se movía el sector. A eso hay que añadir las obras del Hospital Santa Bárbara, incluso las del supermercado próximo, que han hecho aumentar escombros y otros desechos.
En el caso del sector agroalimentario, el boom es constatable en general, pero también en lo particular por los residuos que ha generado la industria. «Ese sector ha ido muy bien y de allí llega mucho residuos, que ha aumentado mucho», asegura el gerente de la planta. Por poner un ejemplo, los plásticos de las pizzas son redondos y hasta llegar a los vértices se convierte en un residuo que hay que gestionar correctamente para no contaminar y cumplir las normativas.
El automoción, el problema de abastecimiento de piezas conllevó expedientes de regulación también en las fábricas de Soria, pero la situación se está normalizando y vuelve a crecer, como atestigua Beltrán viendo cómo van los residuos.
Y las previsiones son buenas, incluso de seguir creciendo, en torno a un 2% calcula. «Este año va un poco por encima, se está aumentando», corrobora. «Este año todos los sectores van bien», añade, en referencia claro a construcción e industria, sin entrar al sector terciario.
En la planta de Almazán tampoco han notado el efecto de la pandemia, porque tras el confinamiento, toda la actividad en la planta regresó con fuerza. «En torno a un 90% de las años anteriores», explica su gerente, Valeriano Machín. «La construcción no ha parado porque no han ido al expediente de regulación de empleo, como nosotros, y tras el bache de tres meses, el resto ha ido normal», asegura Machín, quien habla ya de niveles de 2019. Con todo, hace unos tres meses tuvo que cerrar el punto de transferencia de Ágreda por no ser rentable, puesto que falta «concienciación», algo que todavía queda pendiente, lamenta.
«Es necesario que la gente en esta provincia se vaya mentalizando», puntualiza, porque actualmente un 35% de los residuos que gestiona proceden de fuera, principalmente de Guadalajara. Calcula que sólo un 70% del residuo de construcción llega a su planta, por lo que cerca de un 30% acaba en lugares inapropiados. Con todo, la evolución es positiva y cada vez más la «mentalización» a la que se refiere Machín está más extendida.
Desde la planta de Golmayo sostienen que el avance en este sentido es significativo. «El sector industrial está ya concienciado y el de construcción cada vez más es consciente de que tiene que ser así, que la gestión de residuos es un aspecto más del negocio», explica Beltrán por la experiencia vivida estos años. Hasta el punto de que considera muy positivo que proliferen las plantas de residuos, aunque sea competencia, para que se cubra todo el territorio provincial. Alaba en ese sentido la actuación de la Diputación colocando contenedores para estos residuos, que ya recoge la empresa que resultó adjudicataria.