GASTRONOMÍA (RECETA)
Las espinacas, fuente de vitaminas y minerales
Es necesario conocer los signos que demuestran su frescura; solo así obtendremos sus sustancias nutritivas
Las verduras de hoja verde, en particular, son reconocidas por poseer propiedades funcionales para la salud, por sus nutrientes y compuestos químicos no esenciales. La espinaca es ampliamente considerada como un alimento muy saludable debido a su composición nutricional diversa, que incluye vitaminas y minerales, fitoquímicos y bioactivos que promueven la salud más allá de la nutrición básica.
Llamada en botánica Spinacia oleracea, la espinaca es una planta herbácea y anual del género Spinacia, cotizada por sus preciadas hojas verdes, que tienen forma ovalada y pueden ofrecer un aspecto rugoso. Pertenece la familia de las Amarantáceas y a la subfamilia de las Chenopodioideae, donde encontramos otras plantas como la quinoa (género Chenopodium) o la remolacha (género Beta).
El ser humano la cultiva desde hace más de dos milenios, apareciendo en Asia Central, en la zona del actual Irán, donde se extendería hacia el Lejano Oriente (China) y hacia Oriente Próximo (Palestina y Arabia).
En los huertos y cultivos, la espinaca se caracteriza por tener un único tallo central, largo y carnoso, con alturas que superan los 30 centímetros pero no sobrepasan el metro. De él brotan las hojas, siempre de color verde intenso, de mayor tamaño en la parte inferior y más pequeñas y delicadas en la parte superior.
Aunque pertenecen a la misma familia, hay diferencias notables diferencias entre distintas espinacas, siendo las más populares las espinacas savoy (de hoja rugosa, crespa y relativamente duras) que las espinacas de hoja lisa, que no tienen rugosidades y son más sutiles al paladar. El concepto espinaca baby no es un tipo de espinaca, sino una recolección temprana, aprovechando así las hojas más jugosas, frescas y tiernas.
Como hoja verde que es, la mayor parte de la espinaca está compuesta de agua, teniendo apenas 23 calorías por 100 gramos de producto y siendo pobre en proteínas, grasas o carbohidratos.
Donde realmente está su importancia nutricional en los aportes vitamínicos y minerales. Por ejemplo, es rica en vitamina A (100 gramos de espinaca cruda aportan el 59% de la dosis diaria), que es necesaria para mantener una buena salud oftálmica y para fortalecer el sistema inmunitario. También es muy rica en vitamina C y es que 100 gramos de espinaca tienen 28 mg de esta vitamina (el 34% de la dosis diaria recomendada), necesaria para reducir la hipertensión o para mejorar nuestra piel, además de tener virtudes desestresantes.
A su vez, es rica en ciertos minerales como el magnesio (100 gramos de espinaca aportan el 22% del magnesio diario), que nos vendrá muy bien para mantener la musculatura y para reducir el cansancio y la fatiga. También es rico en manganeso (43% de la dosis diaria recomendada en 100 gramos de espinaca cruda), al que necesitamos para favorecer la producción de tejidos cartilaginosos o para asimilar la vitamina E.
La espinaca es una fuente comprobada de nutrientes esenciales como el caroteno (un precursor de la vitamina A), el ácido ascórbico y varios tipos de minerales. Además, se han realizado varios estudios sobre las actividades antioxidantes de las espinacas, concluyendo que son una fuente potencial de antioxidantes naturales y su consumo mejora el estado antioxidante.
También vale la pena señalar que la espinaca también sirve como una muy buena fuente de seis nutrientes adicionales, que incluyen fibra, fósforo, vitamina B1, zinc, proteínas y colina, y como una buena fuente de ácidos grasos omega-3, vitamina B3 , ácido pantoténico y selenio.
Debido a su frescura, la espinaca es una verdura muy perecedera, que conviene consumir a la mayor brevedad posible y guardar siempre en frío si no se va a tomar de forma inmediata. En caso contrario, conviene guardarla en la nevera envuelta en un papel film ligeramente agujereado. En buenas condiciones, pueden durar hasta un par de semanas si las hemos conservado bien.
RECETA: ESPINACAS SALTEADAS
Ingredientes: 500 graos de espinaca fresca, 50 gramos de piñones, 1 diente de ajo y 50 gramos de uvas pasas.
En una sartén con una cucharada de aceite de oliva, salteamos las hojas de espinacas hasta que pierdan toda el agua. Tardaremos unos 15 minutos en tenerlas a punto, viendo como pierden más de la mitad de su volumen en este paso. Reservamos las espinacas y en la misma sartén, tostamos los piñones. Cuando empiecen a tomar color, añadimos las pasas y el diente de ajo muy picado. Salteamos un minuto y reincorporamos las espinacas reservadas. Mezclamos bien todos los ingredientes, pasamos el contenido a una fuente y llevamos a la mesa.