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EDUCACIÓN

Una ‘vuelta al cole’ diferente en un centro grande y otro del medio rural

El CEIP Numancia, en la capital, cuenta con 630 alumnos que han regresado a las aulas frente a los cinco niños que han vuelto a su clase en Casarejos, del CRA Pinares Sur

Vuelta al cole, ayer, en el CEIP Las Pedrizas de la capital. Gonzalo Monteseguro

Publicado por
V.R.A.
Soria

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Ayer viernes comenzaron sus clases 6.636 niños en toda la provincia. Los alumnos de segundo ciclo de Educación Infantil (2.036), Primaria (4.545), Educación Especial (49 alumnos) y los estudiantes de Educación Secundaria Obligatoria escolarizados en centros de Educación Primaria (seis) volvieron ayer a las aulas. Jornada de reencuentros, de libros, cuadernos, mochilas, estuches... Y sobre todo mucha ilusión puesta en que este curso 2021-22, atípico también por el coronavirus que va a marcar muchas de las rutinas, transcurra con la máxima normalidad. Una normalidad que, evidentemente, no es la misma en un colegio como el CEIP Numancia, en la capital, con alrededor de 630 alumnos (el mayor centro en cuanto a número de niños) que en el CRA Pinares Sur que engloba a Casarejos (cinco alumnos en un aula) y Espejón (13 alumnos en dos aulas).  

Eva María Ucedo es la directora del CEIP Numancia de la capital. Es su séptimo año al frente de la dirección de este centro tan grande aunque, indica, también tiene bagaje en el medio rural ya que “estuve nueve años en el CRA de Berlanga de Duero”. En su caso, explica, “lo más importante es rodearte de un buen equipo ya que tú gestionas y tomas determinadas decisiones pero hay que delegar tareas y tener muy clara la estructura”. Por eso, apunta, “hay que tener alrededor gente competente y yo la tengo”. Su centro cuenta este año con 55 profesores además de seis laborales que al final “son el puntal para poder poner en marcha un centro así”. Además del profesorado y el alumnado no hay que olvidar que también hay que poner en marcha, por ejemplo, el servicio del comedor, “con 200 y pico alumnos y tres turnos desde el primer día y con la dificultad añadida de los protocolos del coronavirus” o madrugadores “para intentar conciliar la vida familiar y laboral y que las familias puedan usar este servicio desde el primer día”. Al final “son muchas cosas y es una labor de equipo y también de vocación”, subraya Ucedo. Un escenario que el año pasado y también este curso se ha visto marcado por la pandemia dificultando la gestión a pesar de que el comportamiento de los niños ha sido ejemplar. “Ha sido una situación complicada para todos pero ha salido bien porque hemos salvado la presencialidad que era lo que buscábamos ya que los niños, sobre todo los más pequeños, tienen que estar en el colegio. En Secundaria el sistema telemático se puede alternar y puede ser un apaño pero los niños de Infantil y  Primaria tienen que estar en el colegio relacionándose con otros niños”, asegura la directora.

Respecto a las diferencias que encuentra en el funcionamiento entre un centro en la capital y otro en el medio rural, Ucedo apunta que en los colegios pequeños “la socialización, al tener tan pocos alumnos, es la base en la que incidir porque es cierto que pedagógicamente son niños que están muy bien atendidos aunque sean de niveles diferentes”. Por otra parte, también señala “la cercanía entre el profesorado ya que es mucho más inmediata en un centro pequeño por lo que es más ágil llegar a acuerdos, por ejemplo”. Un hito que, en su opinión, “en un centro grande se subsana haciendo reuniones muy periódicas y que todo el mundo esté informado y pudiendo opinar para llegar a consenso”.

En el otro lado de la moneda, un pequeño colegio del medio rural. El CRA Pinares Sur cuenta en Casarejos con cinco alumnos, desde 5 años a 6º de Primaria, que comenzaron ayer sus clases con muchas ganas. Tres de los niños son de Muriel Viejo, otro de Casarejos y otro de Fuentecantales. Su directora, Nuria San Miguel, afronta su tercer año en el cargo y explica que “un colegio rural tan pequeño es diferente a cualquiera de la capital, con niveles juntos en un mismo aula por lo que tienes que organizar de forma distinta el desarrollo de las clases siendo muy enriquecedor para los niños ya que los mayores van repasando materias y los pequeños ampliando contenidos. Una situación a la que se adaptan perfectamente. Son clases muy particulares”. Respecto a la socialización, asegura, “las relaciones sociales, el compañerismo, el trabajo en equipo, la gestión de las emociones... van un paso más allá porque no gestionan únicamente niños de su nivel sino más mayores o más pequeños. En un colegio grande los niños suelen relacionarse con los de su edad, aquí no”, subraya. Por todo eso, pasar al instituto (al CRA Pinares Sur le corresponde San Leonardo de Yagüe) es un paso muy importante, aunque, destaca San Miguel, “desde que yo llevo en el centro no ha habido problemas de adaptación, les va muy bien y obtienen buenos resultados. Son niños que se adaptan a todos los contextos”. Además, “intentamos hacer convivencias entre los pueblos para que los niños se conozcan y el paso de pasar al instituto sea más fácil”. 

A pesar de que el curso pasado y este que comienza están siendo muy particulares por las restricciones debido a la crisis sanitaria del Covid-19, “intentamos llevar lo curricular fuera del aula”, indica la directora que añade: “Si en matemáticas estamos estudiando geometría, nos damos una vuelta por el pueblo buscando figuras geométricas, por ejemplo”. Evidentemente, la logística para salir del aula a la calle en un centro de cinco alumnos no tiene nada que ver con un centro de la capital. Por eso es un plus que intentan potenciar al máximo. Además, “este año, nuestra intención es hacer un huerto en algún terrenito que nos deje el Ayuntamiento para poder salir fuera y que los niños sigan aprendiendo”, avanza.

En su opinión, “lo mejor de formar parte de un centro tan pequeño es el aprendizaje personalizado y la gran cantidad de actividades que se pueden hacer al tener tan pocos niños. Se pueden usar muchos materiales para cada uno de los alumnos (instrumentos, tecnología)... Tenemos muchas posibilidades para ellos y hacemos actividades muy complejas porque podemos hacerlas al tener un reducido número de niños que en un centro grande es difícil llevar a cabo”, explica. En el apartado para mejorar “en un colegio tan pequeño, en mi opinión, es la parte de socialización de niños de diferentes niveles o, en el caso de Casarejos, que solo tenemos una niña... Por lo que nos gustaría tener algun niño más para paliar estas carencias”. Por ello, San Miguel no pierde la oportunidad y anima a aquellos padres que se estén planteando instalarse en el medio rural a visitar su centro así como sus redes sociales (tienen Facebook, Twitter e Instagram) y conocer el CRA Pinares Sur. 

Respecto a las nuevas tecnologías y el acceso a internet, no tienen ningún problema. “Los alumnos traen sus propias tablet porque utilizamos mucho los recursos TIC y hemos creado un aula virtual para cubrir necesidades y trabajar y poder seguir funcionando en caso de confinamiento, por ejemplo. El tema TIC lo estamos trabajando mucho y estamos muy contentos con los resultados de los niños”, asegura.

En septiembre y junio los niños no tienen comedor aunque sí transporte escolar. En el caso del comedor de Casarejos, indica la directora, “es una maravilla. Se encarga la dueña del Mesón Julio de traer la comida al centro, donde tenemos un aula habilitada, por el tema Covid ya que antes los niños iban a comer al restaurante. Es comida casera y ella sabe lo que les gusta a los niños. Se quedan cuatro, el niño de Casarejos come en casa”. En Casarejos, explica San Miguel, “los niños necesitan el comedor porque tienen transporte y es necesario que coman en el colegio para luego coger el autobús, dos dos servicios que van unidos. De octubre a mayo, los niños terminan las clases a las 14.30 horas, comen, a las 16.00 horas realizamos un taller y a las 17.00 horas cogen el autobús y van a sus casas. Ahora que salen a las 13.30 horas no es necesario”, concluye.

 Las unidades que en Soria cuentan con menos de diez alumnos son siete. Del CRA Tierras Altas, las de Almajano (9) y Yanguas (7); del CRA Campos de Gómara, las de Deza (5), Borobia (8) y Serón de Nágima (4); del CRA Tierras de Berlanga, Rioseco (5); y del CRA Pinares Sur, Casarejos (5).