SUCESOS / 'EL RAMBO DE SORIA'
El asesino de Matalebreras será puesto en libertad en cinco meses
Fue condenado a 71 años de prisión en 2002 por matar al teniente de la Guardia Civil García-Velasco y al joven Borja Guisande en 1997
Fernando Domínguez, condenado a 71 años de cárcel por asesinar a un teniente de la Guardia Civil en Matalebreras y a un joven en las cercanías de Soria, será puesto en libertad en febrero de 2022, después de cumplir 25 años de condena.
El preso zaragozano, mal llamado el ‘Rambo de Soria’ por algunos medios de comunicación, se encuentra desde hace tres años en el Centro de Inserción Social (CIS) de Torrero, un distrito de Zaragoza, lugar al que llegó en tercer grado, según informa Heraldo de Aragón. El rotativo zaragozano se hace eco de que es uno de los reos que porta una pulsera magnética para su control, algo que se generalizó durante la pandemia, a partir de marzo de 2020.
Fue condenado por la Audiencia Provincial de Soria a los citados 71 años de prisión por acabar con la vida del teniente de la Guardia Civil Alejandro García Velasco en un tiroteo en la localidad soriana de Matalebreras, y del joven Borja Guisande, de 21 años, en una granja de cerdos cercana a Soria (Sinova), a primeros de marzo de 1997. La condena se produjo en julio de 1999.
Domínguez, según relata el periódico aragonés, trabaja en una empresa de Zaragoza, precisamente desde que accedió al tercer grado. Un funcionario de prisiones detalla que «el comportamiento de Fernando Domínguez ha sido exquisito» y nunca se ha retrasado en la respuesta al CIS desde su casa. Pero también hay que añadir que es el interno con una pena más alta al que se le ha concedido este régimen penitenciario en el centro de Torrero, porque el tercer grado se concede a penas que oscilan entre uno y cinco años. Antes del juicio estuvo en la cárcel de Soria y posteriormente en la de Daroca.
Domínguez, que cuando cometió los asesinatos contaba con 31 años (56 en la actualidad), no tenia antecedentes penales antes de los crímenes. Era vecino de Zaragoza, y había llegado a Soria en compañía de Antonio Navarro a primeros de marzo de 1997.
Se le condenó por un total de 12 delitos, entre ellos un asesinato, un homicidio consumado y tres en grado de tentativa, además de indemnizaciones por valor de 60 millones de pesetas, aunque se declaró insolvente. También se le prohibó regresar a los lugares de los delitos o donde residieran los familiares de sus víctimas. El tribunal consideró probado que el 1 de marzo de 1997 Fernando Domínguez y Antonio Navarro llegaron fuertemente armados a Soria con la idea de cometer un atraco que luego resultó imposible. Ambos tomaron un taxi para ir a los Arcos de San Juan de Duero y en un cruce encañonaron al conductor y le obligaron a meterse en el maletero del vehículo para terminar abandonándole en un descampado. El taxista pudo avisar a la policía por medio de un teléfono móvil.
En su vuelta a Zaragoza, la huida no pudo ser más sangrienta. Navarro fue interpelado por un capitán y un teniente de la Guardia Civil en Matalebreras, mientras Domínguez se encontraba en el interior de un establecimiento. Justo en ese momento, salió, sacó el arma y disparó, acabando con la vida del teniente García Velasco, quien falleció instantáneamente, e hiriendo de gravedad al capitán. Alcanzó también a Navarro, que murió poco después de un disparo a bocajarro en la sien, con su propio arma, aunque en el juicio no se pudo acreditar la autoría exacta.
Domínguez se dio a la fuga en la zona del Madero y tras cuatro días de persecución entró en la capital soriana. Posteriormente, en un paraje a un kilómetro de Los Rábanos, Borja Guisande tuvo la mala suerte de encontrarse con el asesino, quien le reclamó la moto para continuar la huida. El joven se resistió y recibió varios disparos por la espalda, y fue rematado en el suelo con otros dos tiros. El asesino ni siquiera utilizó la moto, probablemente porque no fue capaz de arrancarla. Poco después, tras un amplio operativo policial, fue detenido.