Medio Ambiente
Científicos alemanes estudian el cambio climático en la Laguna Negra
El proyecto europeo Monostar ha seleccionado el parque natural de Soria de los cuatro puntos que va a muestrear en el país. En todo el Hemisferio Norte testeará 100 bosques
Un equipo de científicos alemanes visitó ayer Soria para tomar muestras en los árboles del parque natural de la Laguna Negra y los Circos Glaciares de Urbión. Y es que esta masa forestal ha sido una de las cuatro seleccionadas en todo el país para estudiar los efectos del cambio climático a lo largo de un centenar de puntos distribuidos por el hemisferio norte. Un segundo bosque también está ubicado en Castilla y León, el parque regional de los Picos de Europa, y los otros dos, uno en Cataluña (el parque nacional de Aiguas Tortas y Lago de San Mauricio) y el otro, en Andalucía (el parque natural Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas). Es el objetivo del proyecto Monostar, que cuenta con un presupuesto total de 2.497.500 euros, financiado por el Consejo Europeo de Investigación de la Comisión Europea.
La expedición, formada por seis científicos alemanes y tres españoles coordinados por Jan Esper de la Universidad de Mainz, contó con la colaboración del Instituto Micológico Europeo (EMI en sus siglas en inglés), cuyo director, el soriano Fernando Martínez Peña, hizo de anfitrión, guiándoles hasta la Laguna Negra, donde permanecieron todo el día trabajando. El equipo ha incluido La Laguna Negra porque es una de las pocas regiones al sur de los Pirineos con un bosque que, debido a sus características, «es único y valioso para responder a los objetivos del proyecto». Se trata de un bosque localizado a gran altitud con pocas alteraciones antrópicas y que presenta arboles muy viejos.
Precisamente en el entorno de la Laguna Negra van a muestrear arboles de la especie ‘Pinus sylvestris’. Porque en el proyecto se van a muestrear diferentes especies de coníferas dominantes típicas de cada región. «Estas especies, sobre todo cuando se localizan a gran altitud, reflejan en su crecimiento bastante bien la temperatura de verano», constataron ayer los investigadores.
El objetivo final del proyecto es evaluar si los árboles tienen una respuesta estable o inestable a la temperatura en un contexto de cambio climático. «En condiciones normales, las variaciones en la temperatura son registradas por los arboles en sus anillos de crecimiento anuales. Sin embargo, en periodos más calurosos de lo normal esta señal o capacidad de captar variaciones en temperatura puede debilitarse, especialmente en bosques que crecen limitados por temperaturas. La importancia de estudiar y cuantificar este fenómeno reside en que muchas reconstrucciones climáticas del pasado (hasta 1.000 años) están basadas en los anillos de los árboles y estas mismas son usadas para contextualizar el calentamiento registrado de los últimos años».
Según señala el proyecto Monostar, los anillos de los árboles han sido usados ampliamente y son un recurso clave para la reconstrucción de la variabilidad climática de los últimos milenios. Para garantizar que las reconstrucciones climáticas son precisas y acertadas, se requiere de una relación (estacionaria) estable entre el crecimiento de los árboles y el clima. Esta asociación, sin embargo, no es constante en el tiempo y se debilitó a mitad del siglo XX, cuando las cronologías de los anillos de los arboles no fueron capaces de seguir el rápido aumento de las temperaturas. Este problema de ‘divergencia’, se identificó en la década de los 90 como un fenómeno a gran escala y no solo pone en duda la fiabilidad de las reconstrucciones basadas en los anillos de los árboles, sino que también afecta a nuestra comprensión sobre la sensibilidad climática de los árboles. A día de hoy, no se ha dado una explicación concluyente a este problema, lo que llevó a estos investigadores a plantear el proyecto.
Por ello, este equipo de científicos busca con Monostar la creación de una red de 100 lugares distribuidos por el Hemisferio Norte donde evaluar el problema de la divergencia. Y uno de ellos es el bosque de la Laguna Negra. A partir de ahí desarrollarán un modelo para la densidad de los anillos de los árboles en diferentes regímenes climáticos para luego evaluar las respuestas de crecimiento no estacionarias al rápido calentamiento global y atribuir regionalmente la divergencia a lo largo del hemisferio norte.
Los investigadores creen que los resultados específicos para la Laguna Negra podrían estar disponibles para primavera del 2022, pero el proyecto en su totalidad tendrá los resultados en cuatro o cinco años.
Además, no sólo a la masa forestal le afectan los cambios climáticos. Este equipo recuerda que los bosques, así como todos sus productos relacionados, entre ellos la producción micológica, son sensibles a los cambios del clima y la producción anual o estacional de esos productos se ve condicionada por las condiciones climáticas acontecidas. También ahí trabajan los investigadores para «entender mejor esas relaciones y poder cuantificar esos cambios».