TURISMO
Anulaciones en las reservas de turismo rural para Navidad por miedo al Covid
Los alojamientos de la provincia llevaban semanas con el cartel de completo para Nochebuena, pero la expansión de la nueva cepa Omicron empieza a pasarles factura
La sexta ola de contagios por Covid 19 está provocando una desbandada en el turismo rural. A apenas una semana de las Navidades los establecimientos turísticos de la provincia se encontraban al completo, con un lleno en las reservas como antes de la pandemia, pero tras las últimas incidencias por coronavirus comienzan a registrar las primeras anulaciones.
La presidenta de la Asociación de Turismo Rural de Soria (Tursoria), Beatriz Calavia, constató ayer la preocupación que existe entre los alojamientos rurales de la provincia por el revés que está sufriendo de nuevo el sector en las últimas horas, debido a contagios producidos por la nueva cepa Omicron. «Tras reanudar nuestro trabajo en julio y tener buenos índices de ocupación, nada nos hacía presagiar que íbamos a tener este final de año», manifestó Calavia.
Y para Nochevieja todavía quedan casi dos semanas, pero los propietarios de los establecimientos rurales están seriamente preocupados porque con un cartel de completo desde hace semanas el incremento de los casos por Covid puede provocar que los clientes también se echen atrás por temor o por preocupación.
Y es que el perfil de las reservas es sobre todo de familiares que quieren pasar juntos estas fechas y disfrutar de unos días fuera de casa. La estancia mínima que están registrando es de dos días, pero les han entrado fichas de entre cinco y seis días. «Estas unidades de convivencia son muy rigurosas con la normativa y cuidan sus contactos con otras unidades de convivencia», explicó la presidenta de Tursoria.
A punto de finalizar el año Calavia realiza un balance de este 2021 «muy duro para el turismo en general». Así, continúa explicando los pormenores del sector: «Los seis primeros meses cerrados prácticamente con los cierres perimetrales y las restricciones en las unidades de convivencia. Y los otros seis con una media de ocupación muy buena, que podríamos decir incluso mejor que en 2019».
Los alojamientos recuperaron así el pulso de la actividad a cifras de antes de la pandemia, después de haber tenido los establecimientos sin actividad durante tanto tiempo. La temporada estival comenzó con distintos brotes por Covid en el mes de julio que les hizo ponerse «tensos y ver tambalear la temporada», pero finalmente consiguieron una muy buena ocupación, pese a que en verano todavía había un 20% de los establecimientos que permanecía cerrado.
Incluso Calavia se atreve a constatar que se han llegado a mejorar los datos de 2019, pero tras las últimas incidencias de la nueva cepa, han vuelto a perder la seguridad de esa continuidad: «Hemos estado montados en una montaña rusa y cuando casi íbamos a tocar fondo en el mes de junio, una fuerza que no esperábamos nos llevó a la cima y hemos estado trabajando de forma incansable y completando nuestros alojamientos hasta este momento, cuando nuevamente sentimos incertidumbre».
Asegura que pese a todo al sector no le ha pasado factura el Covid porque goza de la confianza del cliente en nuestros alojamientos y en la provincia. «El turista se siente seguro en nuestros entornos y aunque hemos tenido un turismo de masas este verano, hemos intentado seguir dando la misma calidad en nuestros servicios ofertados».
A este respecto, puso de manifiesto que los alojamientos rurales son un ejemplo en las medidas de limpieza y ya muchos disponen del sello de confianza de la Junta de Castilla y León. «Hemos adoptado todas las medidas que el ICTE nos ha marcado y el resultado ha sido que no ha habido ni un solo brote desde un alojamiento rural. Los turistas guardan las medidas que les imponemos desde los alojamientos y entre ellos mismos son muy cuidadosos. Si son distintas unidades de convivencia buscan tener cada una su propio baño. Todos disponemos de gel hidroalcohólico y algunos les dejamos hasta mascarillas».
Aun así, son varios los establecimientos que se han quedado este año por el camino. «Tenemos varios alojamientos rurales que se han traspasado, se han cerrado o vendido. Muy pocos siguen estando registrados como alojamientos rurales y no se han atrevido a abrir sus puertas». Pero también constata la cara más optimista de la moneda, ya que el turismo rural ha registrado varias incorporaciones tanto en posadas como en casas rurales. «El sector cuenta en estos momentos con valientes que saben y confían que la situación está en alza y se han animado a invertir en el turismo rural de la provincia», añadió Calavia.
Y es que, con los resultados en la mano, la presidenta de Tursoria asegura que esta provincia se está situando como un lugar vacacional; no sólo de temporada de setas, caza cinegética, o actividades deportivas relevantes, como venía siendo hasta hace unos años. «El turista encuentra en nuestros entornos y alojamientos rurales el atractivo que en estos momentos necesita para su relax y para sus días de vacaciones». Y constató que a esto ha contribuido el hecho de que han aumentado los atractivos de esta provincia, que, unidos a una infraestructura gastronómica y de restauración que da un servicio excepcional a los clientes, son los mayores atractivos demandados.