TURISMO
El miedo al Covid se ceba de nuevo con hostelería y turismo
Siguen las anulaciones en la restauración para Nochevieja y Año Nuevo y la ocupación en las casas rurales se queda ya en un 50% cuando estaba todo lleno antes de Navidades
La expansión de la sexta ola del coronavirus se está cebando especialmente con la hostelería y el turismo, un sector que lleva diez días registrando continuas anulaciones de reservas que habían garantizado un lleno absoluto tanto en la restauración como en las casas rurales, y que le hacía prever unas Navidades que pudieran compensar un año “catastrófico”. A apenas 24 horas de la Nochevieja, el 80% de las cenas reservadas para mañana por la noche y de las comidas para Año Nuevo han sido anuladas por los casos de positivos que han marcado récord en Soria y por el miedo al contagio. Y las casas rurales han visto mermadas sus reservas en un 50% y se temen que la cifra seguirá en descenso hasta última hora.
José Antonio Cedazo, vocal de bares y restaurantes de la Asociación Soriana de Hostelería y Turismo (Asohtur), explicaba ayer la situación catastrófica que está viviendo la restauración, con una campaña de Navidad que se ha difuminado por completo sobre todo por el miedo al contagio, dado que considera que se ha criminalizado a un sector que mantiene todas las medidas de seguridad, pero al que se le está culpando desde el primer momento. “Resulta que llevamos dos años que la clave era que había que estar cerrados para evitar la propagación de contagios, y estas Navidades, sin embargo, no se podía cerrar, pero nadie quiere entrar porque ven a los bares y a los restaurantes como los focos de contagio, cuando no hay problema en entrar en los supermercados abarrotados o en otras superficies que están a rebosar”. Y, añadió, “nosotros, que llevamos un año trabajando en la calle para intentar sobrevivir, estamos totalmente abandonados por unas instituciones y unos políticos que parece que viven en otra realidad”, lamentó.
Cedazo aseguró que el sector pelea todos los días por tener abiertos sus establecimientos, pero luego la afluencia es libre y la gente sale a la calle, pero luego prefiere no entrar en los bares o restaurantes. “Hay mucho miedo infundido, pero lo cierto es que no se ha conseguido demostrar que seamos foco de contagio, y tomamos todas las medidas de seguridad posibles, pero, sin embargo, nos está afectando directamente”. Después de haber tenido que realizar una provisión de género y haber realizado una contratación para estas fechas en las que se esperaba un movimiento que levantara el año, de modo que ya vaticina que “en enero va a haber un problema bastante grave de desempleo”.
Ahora la restauración afronta como puede una fallida campaña de Navidad porque tiene que seguir abierto para sobrevivir, pero aún teme más la situación en el primer trimestre de 2022, porque “es la época real natural mala, y con estas circunstancias puede ser peor”. De hecho, constató la incertidumbre e inseguridad de un sector que lleva agonizando casi dos años y que desconoce si podrá seguir estando abierto en febrero o marzo.
Lamentó además que las ayudas de las administraciones han brillado por su ausencia y “las que ha habido sólo se han podido acoger las empresas solventes y con las cuentas saneadas, es decir, los grandes grupos, pero nada de autónomos y los trabajadores al uso”.
“Un auténtico caos”. Así define la presidenta de la Asociación de Turismo Rural de Soria, Beatriz Calavia, la situación que está viviendo el sector estas Navidades. Registraban un lleno absoluto apenas unas semanas antes, pero la nueva variante Covid redujo en un 40% las reservas para Nochebuena. Y las perspectivas para Nochevieja no son mejores, puesto que ya están a medio gas.
Beatriz Calavia reconoció que tenían el cartel de “completo” para estas Navidades, pero la sexta ola con la nueva variante Ómicron empezó a afectar a sus reservas. “Comenzamos en los días previos a Nochebuena con anulaciones esporádicas que día a día se iban haciendo más continuadas”. Y finalmente los resultados se quedaron en un 60% de ocupación. Cree que “el cliente anula poniendo como excusa que está contagiado, pero la realidad es que tras los elevados índices de transmisión que estamos teniendo el turista no quiere moverse de su lugar de origen y ni siquiera se fía de las reuniones familiares”. Y es que, a su juicio, “cada vez estamos más concienciados de que la única forma de parar la transmisión es aislarnos”.
Lo peor es que esta semana continúan las anulaciones para Nochevieja y Año Nuevo en las casas rurales de la provincia, cuando también estaba todo reservado con más antelación aún que para Navidad. “Ya nos encontramos en un 50% de la ocupación y las perspectivas son de seguir reduciendo las reservas hasta última hora”, añadió Calavia. De hecho, aseguró que las anulaciones son continuas y ya no van a permitir salvar la temporada.
Dos semanas que se prometían excelentes y que se han terminado truncando por el coronavirus, de modo que el cierre de 2021 deja al sector “con mal sabor de boca en un año convulso en el que prácticamente hemos trabajado cinco meses, con esa mala costumbre que tenemos de comer todos los días", ironizó Calavia. De hecho, confesó que “nada” les hacía presagiar que esta nueva cepa les iba a afectar tanto física y laboralmente.
“Hemos tenido un año muy duro para el turismo en general. Los seis primeros meses estuvimos cerrados prácticamente con los cierres perimetrales y las restricciones en las unidades de convivencia. Y los otros seis con una media de ocupación muy buena, podríamos decir mejor incluso que en 2019. Hemos estado montados en una montaña rusa y cuando parecía que todo se había estabilizado viene esta variante ómicron para demostrarnos la fragilidad de nuestro sistema y la vulnerabilidad de nuestro organismo. Hay muchos sectores que incluso el virus les beneficia porque trabajan menos y cobran lo mismo; no es así al turismo que nos está machacando. La sensación que tenemos es de ‘Sálvense quien pueda’ y no hay apoyo institucional”.
Aun así, el sector se considera afortunado por gozar de la confianza del cliente en sus alojamientos y en la provincia. “El turista se siente seguro en nuestros entornos y la ilusión que nos queda es que todo vaya pasando y el cliente vuelva a Soria. Tenemos que mantenernos firmes y continuar trabajando en este tsunami que va y viene; no nos queda otra”.
Lamentó que los propietarios de los establecimientos rurales sean unos de los verdaderos inversores en los pueblos y que desde las instituciones no haya ninguna ayuda: “Somos los que luchamos por dar vida a nuestros pueblos; el turismo es la mejor herramienta para nuestra despoblación. ¿Lo ven así nuestros políticos?”.