Heraldo-Diario de Soria

GUERRA EN UCRANIA

Desde Cidones rumbo a Bratislava a recoger refugiados ucranianos

«Hay muchos ofrecimientos de ayuda y de casas para acogida», relatan Vicente y su hija Valeria al volante de una furgoneta cedida por De Pedro Molinero cargada con alimento, ropa y medicinas

Vicente Hernández y su hija Valeria en Suiza hace unos minutos, de camino a Eslovaquia en furgoneta. HDS

Vicente Hernández y su hija Valeria en Suiza hace unos minutos, de camino a Eslovaquia en furgoneta. HDS

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MILAGROS HERVADA
Soria

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A través de Europa, con destino a Bratislava (Eslovaquia) a recoger refugiados procedentes de Ucrania, en principio una abuela, una madre y su hijo de un año, familiares de Alex, un ucraniano afincado en Soria. Vicente Hernández habla al volante de una furgoneta de nueve plazas cedida por Transportes De Pedro Molinero, mientras se aproxima a la frontera alemana con su hija Valeria, de 24 años, en el relevo de la conducción, y destaca que le quedan cuatro plazas que pueden ayudar a más familias. «Por un lado la respuesta de la gente está siendo tremenda y por otro nos van llegando mensajes de que tienen contactos de más gente que podríamos traer», afirma este soriano al que la necesidad del pueblo ucraniano le ha puesto por delante cerca de 6.000 kilómetros y más de un día de viaje por carretera.

Su destino es Eslovaquia, pero no descarta tener que alargar hasta la frontera de Ucrania con Polonia, donde se encuentra la suegra de Alex, infinitamente agradecido por la acción de Vicente. «Son 600 kilómetros más, pero vamos a ir viendo», señala con todo el optimismo del mundo y dispuesto a prestar toda la ayuda que pueda.

Vicente y Valeria salieron a las 22.30 horas del lunes desde Cidones, donde regentan el establecimiento de turismo rural La Posada del Indiano. Allí habían marcado un punto de recogida de artículos básicos como vendas, antisépticos, pañales o leche para bebés, hasta donde ha llegado la solidaridad de los sorianos. «En cuanto se ha corrido la voz ha sido impresionante», reconoce. 

«Pensábamos ir con nuestro cochecito, ya le habíamos rellenado el aceite y estábamos dispuestos, pero desde De Pedro Molinero se pusieron en contacto con nosotros, que dónde íbamos, que porque no les habían avisado, y nos han dejado una furgoneta de nueve plazas que además va llena de medicamentos, mantas, pañales, comida...», cuenta mientras van en ruta. Productos aportados por los ciudadanos que está recogido la empresa de transporte Mochuelo Jam y TXT.

Conscientes del «caos» que se cierne en las fronteras ucranianas, Vicente y Valeria van dispuestos a colaborar, pero ellos también recibirán ayuda. «Ya nos han dicho que nos están esperando y la Cruz Roja nos facilitará un lugar donde dormir y una ducha». Una solidaridad de ida y vuelta.

Y es que padre e hija esperan llegar a su destino en torno a la medianoche o una de la madrugada, después de más de un día de trayecto, y  tras descansar llegará el momento de volver, lo más cargados posibles. Dejan víveres y recoger personas que quieran iniciar una nueva aventura, en este caso en Soria. «Hay multitud de ofrecimientos de gente que nos dice que tienen pisos para acogerlos, que incluso les pueden dar trabajo», comenta Vicente, incluso conductores que se postulan para realizar nuevos viajes a la frontera ucraniana, o quien aporta su vehículo. «Si sigue así, estamos pensando en formar un convoy de cuatro o cinco coches para la semana que viene», añade, porque parece poco probable que la situación mejore. 

Estuvieron conduciendo toda la noche, turnándose, y al hablar con Heraldo-Diario de Soria ya habían recorrido cerca de 2.000 kilómetros: desde Irún a Burdeos, de ahí a Lyon y con la vista puesta en Alemania. Les quedaban otras 12 horas de camino pero el deseo de ayudar superaba cualquier inconveniente, incluso el de quedarse sin datos de internet en Zurich y por lo tanto sin navegador para encontrar el camino correcto. Una parada técnica para coger red wifi en un centro comercial y solventado.

Sobre cómo se gestó esta aventura, cuenta: «Estábamos viendo las noticias y queríamos hacer algo, y pensamos en ir con un coche a Polonia, con varias latas de gasolina por si nos hiciera falta, y traernos a los que pudiéramos. Llegar a una estación de tren en Polonia donde ya hay asociaciones españolas colaborando», apunta Vicente. «Contactamos con una persona ucraniana que vive en Soria y nos dijo que hace falta cualquier cosa, por eso nos decidimos a ir, llevando cosas pequeñas como material sanitario y comida para bebés. Empezó una recogida en la Posada del Indiano, pero no ropa ni comida, porque no nos iba a caber», recuerda del comienzo de esta aventura hace unos días cuando se planteaba hacer un llamamiento a ciudadanos ucranianos en Soria que tengan allí a su familia y necesiten ayuda.

El lunes la situación se precipitó. «Hablamos con Alex, y nos dijo que su familia estaba saliendo de Ucrania por distintas fronteras y no nos lo pensamos más. Había que salir ya». Dicho y hecho, con la ayuda de Transportes De Pedro Molinero, que les cede la furgoneta, y Mochuelo Jam y TXT que han ido recogiendo material, parte del cual se llevaban ayer rumbo a Bratislava para entregarlo a los refugiados. «Hay personas que se han ofrecido a venir con coches y por eso pensamos en hacer algo más amplio la semana próxima, pero esto no puede esperar», comenta, pero  con la mira puesta en retomar la ideal del convoy.

«Las noticias que reciben desde aquí los ucranianos procedentes de sus familias es de caos total, gente andando por las carreteras, con niños... Hay mucha ayuda y nosotros no queremos cruzarnos de brazos», señala este soriano que ya en marzo de 2020, al inicio de la pandemia del covid, ofreció   su ayuda también a los camioneros que eran los que mantenían los suministros mientras toda España se encontraba confinada en pleno estado de alarma. Su solidaridad entonces llegó en forma de café, desayuno y servicios gratis a los camioneros cuando no había establecimientos donde tomar un respiro, ahora vuelve a hacerlo, aunque para ello tenga que recorrer casi 7.000 kilómetros y atravesar Europa.

 

 

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