GUERRA EN UCRANIA
Lazos de sangre ucranianos en Soria
El soriano Pedro Garrido, casado con una ucraniana, fue a por su familia política a Moldavia y ahora lamenta que se queden fuera de las ayudas por vivir en un piso cedido al lado del suyo
Estas jornadas han estado repletas de sorianos que han protagonizado imágenes de heroísmo. Desde aquel día en que Rusia decidió invadir Ucrania, desinteresamente y como si a muchos les fuera la vida en ello, no tuvieron ningún complejo en coger un coche o una furgoneta y plantarse en la frontera con Ucrania, mayoritariamente en Polonia, para traerse a tierras sorianas a ucranianos que trataban de huir del conflicto bélico que ha desencadenado Vladimir Putin. Pero el caso de Pedro Garrido, soriano de 56 años, es muy especial. Este veterinario que trabaja de comercial está casado con una ucraniana desde hace 16 años, Tatiana. La conoció en el país del Este, se casaron y se establecieron en Soria. Tiene tres hijos y la pasada Semana Santa, ni corto ni perezoso, se presentó con uno de sus hijos en la frontera de Moldavia con Ucrania para traerse a 9 ucranianos, todos ellos familiares de su esposa, los padres, hermana, cuñados y sobrinos.
Fue una auténtica odisea porque la localidad natal de su mujer, Jersón, cerca de la frontera con Rusia, fue la primera ciudad en caer en manos de las huestes de Vladimir Putin. La salida, por tanto, de los familiares de su mujer se antojaba aún más complicada. Con dos vehículos, lograron llegar hasta Moldavia donde les esperaba Pedro Garrido con otro vehículo, y así tomaron el camino a España, largo, muy largo.
Pero las cosas no han ido como él esperaba. Problemas burocráticos hasta cierto punto inexplicables impiden que los 9 ucranianos puedan acogerse a las ayudas que ha puesto en marcha el Gobierno.
Los 9 ucranianos y la familia de Pedro Garrido viven en dos pisos puerta con puerta de 70 metros cuadrados, uno de ellos cedido por un particular. Tienen en regla los papeles, la residencia y la atención médica con las tarjetas sanitarias, pero el hecho de que directamente recalaran en un piso, según Garrido, les impide acceder a ayudas «salvo 130 euros que les da la Cruz Roja». «Nos han dicho en Subdelegación que tenemos que sacarlos del piso y que se les asignara un destino en Soria y un alojamiento. De la otra manera no es posible, y son familiares de mi mujer. Les estoy ahorrando incluso el alojamiento pero me dicen que así no se pueda hacer. ¿Qué hago? ¿Saco de casa a los familiares de mi mujer? Antes me corto un brazo».
Evidentemente, Garrido no puede afrontar un gasto semejante por lo que pide una solución. «Lo he intentando de todas formas pero insisten en que ellos les asignaran un alojamiento y yo no hago con 130 euros al mes», explica, a la par que se deshace en elogios hacia la Cruz Roja de Soria.