SANIDAD
Una primavera «menos fuerte» este año aliviará a los alérgicos
Los alergólogos recomiendan aprovechar el tirón de las mascarillas y no quitársela estos meses / Las alergias, también a alimentos y medicamentos, afectan ya a un tercio de los sorianos
Frente a las malas previsiones de los últimos años, en los que los alergólogos hablaban de «primavera horrible para los alérgicos», en esta ocasión, y gracias a un año eminentemente seco, se presenta «menos fuerte», lo que en principio aliviará los síntomas. El jefe del servicio del Complejo Asistencial de Soria, Jonatan Vicente, señala que las últimas lluvias no han sido suficientes para desbordar una primavera que llega con los suelos menos húmedos que otros años y por tanto se espera menor explosión en los campos. «Pero con todo, que la gente no se confíe y que tome su medicación y todas las precauciones pertinentes», matiza.
Este año, además, regresan las fiestas de San Juan en el monte, una bomba de relojería para los alérgicos, por lo que de nuevo hay que prepararse para no sufrir los efectos. Las mascarillas que han sido las aliadas contra el covid-19 pueden seguir siéndolo frente a la alergia ambiental.
«Antes del covid, veíamos a japoneses o chinos que se la ponían, por la polución y las alergias, y nos chocaba, ahora ya nos parece normal, y hay que aprovechar esa normalidad en beneficio de los alérgicos», recomienda Vicente, quien insta a mantener su uso como medida preventiva frente al polen invisible que circula. «Viene bien, es una medida más y mucha gente va a seguir llevándola, a pesar del fin de la obligación de hacerlo», añade.
El jefe del servicio asegura que los casos de alergia ambiental ya no proliferan tanto como antes, pero en contrapartida aumentan para alimentos e incluso medicamentos, como constatan en la consulta. «Un tercio de la población soriana ya padece alguna alergia», cifra Vicente, evidenciando el incremento registrado. Actualmente son tres los profesionales que trabajan en el servicio de alergología del Complejo Hospitalario de Soria, con una media de 15 consultas al día, por lo tanto 45 pacientes pasan diariamente por el especialista. «No es una patología baja y cada vez hay más», comenta el responsable.
En porcentaje, la alergia que menos aumenta es la ambiental. «Antes veíamos en consulta muchos casos, ahora son sobre todo pacientes ya diagnosticados», apunta el alergólogo.
No obstante, la campaña de cupresáceas, que acaba de terminar, ha sido muy relevante, «y muchos debuts», apunta Vicente, en relación a los que han acudido al profesional porque por primera vez han notado los síntomas de alergia a cipreses y arizónicas. «Ha sido muy mala temporada porque en febrero y marzo hizo calor y fue horrible para los alérgicos. El ciprés causa cada vez más problema», según constata el especialista, sobre todo porque a este tipo de coníferas no les determina en gran medida la lluvia puesto que son de raíz profunda y por lo tanto el polen prolifera igual. En el caso de las arizónicas, cuya presencia aumenta por las plantaciones humanas, y la polinización este año también ha sido «muy dura, con muchos debuts y se ha notado».
Ahora que ha bajado el nivel del ciprés y va cayendo también la arizónica, llega el momento de las gramíneas, y el consuelo que le queda a los alérgicos es que lleguen días de intenso calor que acaben marchitándolas.
Por su parte, las alergias a alimentos y medicamentos representan cada vez un mayor porcentaje en el cómputo total. «Como ejemplo, nos preguntaron qué hacer porque en una boda, porque de 130 invitados, había 25 con alergias, intolerancias o celiacos», cuenta Vicente como anécdota que pone de manifiesto la situación actual.
Un importante factor genético determina, también factores ambientales que han modificado la respuesta del sistema inmune. Lo fundamental es saberlo y controlarlo.