INVESTIGACIÓN
La UME estudia en el CEDER de Lubia la toxicidad de las cenizas volcánicas
Barcones pone en valor la investigación para combatir el cambio climático
Los técnicos del Laboratorio de Identificación Rápida (Labir), que pertenece al Grupo de Intervención en Emergencias Tecnológicas y Medioambientales de la Unidad Militar de Emergencias, UME, y los del Centro de Desarrollo de Energías Renovables, Céder, de Lubia, analizan desde las instalaciones de este último, con diferentes técnicas, las sustancias tóxicas que puede haber en cenizas procedentes de la combustión de biomasa, de lava del volcán de La Palma o la contaminación en las aguas y la tierra.
La delegada del Gobierno en Castilla y León, Virginia Barcones, visitó este martes el laboratorio instalado en el Céder-CIEMAT y puso en valor la «importante labor que realiza este centro de estudio y desarrollo de energías renovables y también el papel que juega la UME para la protección de la ciudadanía ante cualquier emergencia».
Señaló que el Labir es el único del país que hace análisis químicos y biológicos, «algo fundamental para la seguridad de España, ante las alertas y peligros». «Es el único que se desplaza al lugar en el que ocurre la emergencia», insistió.
La representante del Gobierno en la Comunidad significó que el Céder es un centro pionero en el estudio de la biomasa y sus laboratorios están destinados a la investigación medioambiental. Además, agregó que los laboratorios de la UME, por su parte, están destinados a la investigación en emergencias. «Son objetivos diferentes y, por tanto, técnicas diferentes a la hora de analizar suelos, cenizas o pelets», subrayó.
El Ministerio de Ciencia e Innovación y el Ministerio de Defensa colaboran en este ejercicio para aprender en conjunto y poner en común conocimientos que pueden ser de mucha utilidad para los objetivos que persiguen, según apostilló.
Emergencia medioambiental
La comandante farmacéutica de la UME, María José Rodríguez, precisó que, a pesar de que el Céder y la UME utilizan diferentes técnicas se pueden «sincronizar» para aprender más sobre cualquier tipo de emergencia medio ambiental. «Hemos traído muestras de distintos ejercicios que hemos realizado, como por ejemplo de la lava, ahora rocas del volcán de La Palma. De todas las emergencias tenemos que aprender y con los equipos del Céder hemos identificado los elementos en la roca sólida, de tierra o agua contaminada», afirmó. Este laboratorio estará desplegado en los pinares del Céder de Lubia hasta este viernes para compartir «experiencias en el análisis químico».
Por su parte la directora del Ceder, Raquel Ramos, explicó que los técnicos analizan «muestras comunes» para realizar un ejercicio «intercomparativos» para la formación de la UME y para que los técnicos del centro soriano tengan otros «puntos de vista» sobre los componentes biológicos de los residuos. «Hemos encontrado puntos de nexos de unión que ellos encuentran en muestras de identificación rápida», aseguró. Se trata, según precisó, «de aprender en conjunto de las posibilidades de los métodos utilizados por unos y otros investigadores. A la UME le interesa por encima de todo identificar elementos tóxicos en una emergencia para salvaguardar a la población».
El Labir es pionero en el uso de agentes biológicos inocuos con características físicas muy similares a productos como el ántrax. Sirve también como laboratorio de adiestramiento para la toma de muestras, identificación y descontaminación. «Si nuestro Ejército fue una pieza clave en operaciones de marcado carácter sanitario que todos recordamos, como la Balmis o la Baluarte, en este mismo sentido, este laboratorio es uno de los soportes más punteros de la UME en materia de sanidad y cumple un papel importantísimo por su capacidad para analizar restos biológicos», agregó Barcones.
Por otro lado, recordó que durante este verano tuvo ocasión de compartir con los soldados de la UME «muchas horas» porque han sido una pieza fundamental para luchar contra los grandes incendios forestales que han asolado Castilla y León durante los meses de junio, julio y agosto. La superficie forestal quemada en España superó las 255.000 hectáreas, más del triple de la media del último decenio (75.000 hectáreas), según Barcones, quien detalló que se han producido 55 grandes incendios, más del triple de la media del último decenio, que es de 16.
«Los 55 grandes incendios han quemado una superficie forestal estimada de 217.500 hectáreas, lo que supone un 86% de la superficie total afectada de las casi 255.000 hectáreas antes señaladas», precisó.