Heraldo-Diario de Soria

SERVICIOS SOCIALES

Las prestaciones por dependencia crecen y llegan ya a 4.550 sorianos

La Junta atiende al 99,6% de todos los que tienen reconocida la prestación / Más de 1.150 reciben ayuda a domicilio y 1.550 una aportación económica

Las 4.550 personas dependientes atendidas reciben 6.319 prestaciones. MARIO TEJEDOR

Las 4.550 personas dependientes atendidas reciben 6.319 prestaciones. MARIO TEJEDOR

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MILAGROS HERVADA
Soria

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El 25% de la población soriana tiene actualmente más de 65 años, un grupo de edad que tarde o temprano acaba necesitando ayuda en su vida diaria. La ley de dependencia les ampara y en virtud de sus requerimientos les son reconocidos unos derechos. Es la manera de propiciar un mayor bienestar a los más vulnerables, también a sus familias. En la provincia de Soria las prestaciones de dependencia no paran de crecer y en el último año son ya 4.550 las personas beneficiarias de estas ayudas, en concreto reciben 6.319 prestaciones puesto que pueden ser receptores de más de una. En el último ejercicio la cifra de beneficiarios ha crecido un 5,6% y un 6,1% la de prestaciones.

Lo más destacable es que el 99,6% de las personas dependientes con derecho a prestaciones ya las reciben –apenas 14 la tienen reconocida pero aún no cuentan con ella–, superior en 12 puntos a la media nacional del 87,6%, como destaca la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades. De ese modo, quienes esperan recibir su prestación suponen el 0,3% del total, también muy por debajo de la media nacional del 12,3%.

Si bien es cierto que las solicitudes que llegan, cada año van igualmente en una progresión al alza. Cada anualidad, de media, rondan las 800 que se formalizan ante la Consejería de Familia. En el año 2021, el último actualizado en lo que a solicitudes se refiere, fueron 921 más que el año previo, y el máximo del lustro se registró en 2018 cuando sumaron 1.130. En toda la serie histórica desde 2008 en que se presentaron 2.003, se han ido acumulando hasta las 15.028 del cierre de 2021.

Mención aparte merecen los tiempos de espera, pues desde la solicitud de la prestación puede transcurrir más de un año hasta que se reconoce el derecho y otros cuatro o cinco meses hasta que finalmente llega la prestación. «Cuando estás pendiente de que llegue se te hace muy largo, por eso conviene solicitarlo con previsión y no cuando ya te urgen demasiado», comenta la hija de una usuaria de prestación de dependencia que esperó un año, hasta septiembre de 2020, a que le fuera concedido el derecho por parte de la Junta de Castilla y León, y tres meses más, en diciembre, para que el Ayuntamiento resolviera la concesión del servicio municipal de ayuda a domicilio, ya que es la Administración local la que se encarga de esta competencia. «Desde que te reconocen la dependencia hasta que ya te dan la ayuda a domicilio pasan unos meses en los que ayudan con uno cien euros para que los cuidados se los demos los familiares», explica. 

Lo más habitual entre las prestaciones tienen que ver con la ayuda a domicilio, 1.153 en la provincia, y la aportación económica vinculada al servicio, otras 1.556. La teleasistencia es igualmente muy demandada y da respuesta a 861 usuarios. Entre otras prestaciones se encuentra la prevención a la dependencia y la promoción de la autonomía personal, 689, los centros de día y de noche, 398, y la prestación económica de asistencia personal. Además de 445 de atención residencial. En cuanto a la aportación económica de cuidados familiares, son 1.206 las concedidas. 

Aunque el grueso de la dependencia se halla en el grupo de edad de 65 en adelante, donde se encuentran 3.557 personas, el 82,6% del total, también tienen reconocido el derecho 123 menores de 18 años, el 2,8%, mientras que entre 18 y 64 se contabilizan 626 beneficiarios, un 14,5%. Son más las mujeres que los hombres, 63,6% frente a 36,3%.

«A la familia nos da mucha tranquilidad»

Las prestaciones de dependencia suponen una ayuda fundamental para los usuarios pero también un soplo de alivio para las familias que se ven incapaces de atender por sí solas las necesidades que van surgiendo. «Es una tranquilidad», reconoce la hija de una usuaria, que valora «muy bien» la atención de la dependencia: «Permite hacer un poco de vida normal».

Juega un papel básico la «profesionalidad» de las trabajadoras –el género femenino se impone por goleada–, «algo que te ofrece mucha confianza». Además, la regulación del servicio permite una continuidad, «y si tienen vacaciones, viene otra persona, con lo que siempre estás cubierto».

Su madre tiene reconocido el grado máximo de dependencia con 80 horas a la semana de ayuda a domicilio, que la familia puede distribuir según su organización. Desde vestirla a darle de comer, sus necesidades están cubiertas.

 

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