Los sorianos se despojan de las mascarillas en el transporte público

Soria se enfrentó ayer al primer día en el que ya era posible despojarse de las mascarillas en el transporte público, ya sea el autobús urbano, los autobuses de transporte por carretera, los trenes o los taxis. Y lo cierto es que se puede afirmar que solo los más despistados, probablemente porque no se habían enterado de la eliminación  de la obligatoriedad, lucían ayer la protección, ya sea por una costumbre de 1.000 días o lisa y llanamente por sentirse protegidos ante la posibilidad de estar expuestos a un contagio, de los que sigue habiendo aunque en menor número, según el conteo diario de la Consejería de Sanidad.

De hecho, la inmensa mayoría de los más madrugadores seguían portando en el autobús urbano la mascarilla, y la gente se fue soltando poco a poco a medida que discurría el día. Era uno de los temas de conservación dentro de los buses, mientras los conductores también informaban de que ya se había levantado esa restricción.

El Consejo de Ministros aprobó el martes la retirada del uso obligatorio de la mascarilla en los medios de transporte en un intento por evitar los contagios. La ciencia ya alertó en los inicios de la pandemia que el transporte público era uno de los principales focos de contagio, de ahí que la medida se haya extendido tanto. La supresión del cubrebocas entró en vigor con la publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE). En realidad, era bastante paradójico que se mantuviera la obligatoriedad de su uso en el transporte y no en lugares de aglomeraciones donde las posibilidades de contagios eran las mismas o aún mayores.

Sin embargo, hay que reseñar que se mantiene el uso obligatorio en los  hospitales y centros de atención sanitaria y farmacias En las residencias de ancianos y de personas dependientes, el uso sigue siendo obligatorio para trabajadores y visitantes, pero no así para los residentes.