VINO
Antídoto y Dominio de Es presentan unos vinos “con menos músculo pero más cabeza”
Bertrand Sourdais y David Hernando descubren los secretos de las nuevas añadas de sus bodegas
Descorchar una botella de vino, volcarlo en una copa y llevárselo a los labios es iniciar un viaje que se inicia en el terruño y te devuelve al mismo en cada aroma y cada sorbo y eso es lo que ofrecieron Bertrand Sourdais y David Hernando al presentar en Soria ante unas 150 personas del sector de la hostelería y la gastronomía las nuevas añadas de Bodegas Antídoto y Dominio de Es.
Una presentación que se realizaba por primera vez en la historia de estas bodegas y que se llevó a cabo en la Galería Cortabitarte, asegurando que “estamos super felices de hacerlo en Soria porque es nuestra raíz”, aunque los vinos tengan una gran proyección nacional e internacional increíble.
Sourdais explicó que para describir la añada hay que remontarse al invierno “cuando todo está durmiendo”, porque ahí está el origen de una forma de ser de cada año a la hora de configurar lo que luego se traslada a la botella y que se divide en dos partes, los elementos mayores formados por el suelo, la climatología, que tienen una repercusión directa sobre la calidad de la uva y la parte más sutil, la astral, representada por la biodinámica y que aportan “un impacto sobre la vida y la parte más sensible”, reconoció, asegurando que “forman parte de la personalidad de un vino”. Así hechos como el temporal Filomena tienen su impacto sobre los viñedos así como la sequía o las heladas en plena floración.
Los primeros vinos en catar fueron los elaborados por la bodega de Bertrand Sourdais y David Hernando: Antídoto, que reflejan las viñas centenarias, ubicados en altitud y que soportan bajas temperaturas. Y trajeron lo último de sus bodegas: Roselito 22 un vino que, como describió Hernando “se consume en el año”, elaborador en un 70% con tempranillo y un 30% de albillo un vino rosado “sincero y auténtico”. Tras él llegó el turno del Le Rosé 2021, “un vino rápido” con líneas de notas cítricas y floral y que recoge “el carácter del terroir”, como explicó Hernando al referirse a como el suelo calcáreo le aporta parte de su frescura que recuerda a los champanes.
Tras los rosados, llegó el turno de los tintos, empezando por Antídoto 2021, que representa “el frescor y el frío de la provincia de Soria”, a través de elaboraciones muy cortas, para servir un “vino muy amable y jovial, que llegue al consumidor de forma rápida” y cerrando el turno con La Hormiga de Antídoto 2021 que se muestra contundente y voluptuoso. Además han realizado otra gran apuesta que todos los viticultores que cuidan los viñedos con los que se elaboran sus vinos trabajen en ecológico desde el 2021.
Por su parte, al hablar de Dominio de Es, el enólogo Bertrand Sourdais explicó que todavía queda mucho camino por hacer en la Ribera del Duero soriana y destacó el valor que ofrecen las cepas centenarias a vinos como el Viñas Viejas de Soria, del que se elaboran únicamente 5.000 botellas, procedentes de viñas prefiloxéricas de Atauta que permiten ofrecer vinos “muy ágiles”, como calificó, asegurando que “nuestros vinos tienen menos músculo pero más cabeza”.
Los asistentes pudieron también disfrutar del Carravilla, vino elaborado de un viñedo situado a los pies de la montaña, en una parcela soleada donde se acumulan todos los sendimentos y que convierten cada copa en un sorbo “salvaje y brutito, un diamante en bruto que el tiempo se encargará de pulir”, aseguró Sourdais. Una carta de presentación de la que solo se redactan 500 misivas (las 500 botellas que se producen anualmente tanto del Carramilla, como de La Mata o La Diva).
Y es que Dominio de Es La Mata se recoge de las 600 cepas que crecen junto a un huerto que aporta la humedad y que recoge el sol que calienta y alegra el valle de Atauta, en una finca de que hay constancia de viñedos ya desde 1904.
Cerró la cata el Dominio de Es La Diva, un vino que crece y se empieza a abrir lentamente, desde que se abre para una comida y que ofrece tonos de cereza roja en un vino de alta precisión que define las señas de identidad de una Ribera del Duero que cautivó a Sourdais cuando en 1999 llegó a la Ribera del Duero soriana e hizo de Atauta el epicentro de la enología.