LA CAPITAL
Liso Marín ganó las primeras municipales democráticas de Soria hace 44 años este 3 de abril
Los primeros comicios locales fueron el 3 de abril de 1979 con victoria, sin mayoría, de la UCD
"Todo sea por la salvación de Soria, si aún es posible". Con esta frase terminaba Fidel Carazo su crónica en este periódico (bajo la denominación de Soria Hogar y Pueblo) de las primeras elecciones municipales celebrada en Soria tras la llegada de la democracia. Fue hace 44 años y la victoria, sin mayoría, correspondió a la Unión de Centro Democrático (UCD) que en Soria lideraba José Luis Liso Marín. Unas municipales que llevó hasta el Ayuntamiento hasta siete formaciones políticas.
Los datos oficiales del ministerio del Interior constatan que a las municipales de 1.979 estaban convocados 28.845 sorianos distribuidos en 26 meses. Al finalizar la jornada depositaron su voto 12.421 y la abstención alcanzó el 42,76% de la población. Se contabilizaron como válidos 12.113 votos.
La candidatura más votada fue la de UCD con 4.200 votos lo que permitieron unos días después que José Luis Liso Marín se convirtiera en el primer alcalde de Soria de la democracia. Obtuvo 8 de los 21 concejales en juego en el Ayuntamiento de Soria con un 34,67% de los votos válidos. El segundo puesto fue para el PSOE que en aquel momento lideraba Juan Cascante Cabrerizo. Los socialistas lograron 6 concejales merced a 3.196 votos (26,38). El tercer lugar correspondió a la Coalición Democrática, en la que estaba integrada Alianza Popular, bajo la batuta de Fidel Carazo que logró 3 concejales y 1.799 votos.
El resto de la corporación se completo con los concejales logrados por el Partido Comunista (Luis Castro Berrojo), Agrupación Electoral Independiente (Victorino Gonzalo Muñoz) , Movimiento Ciudadano de Soria (Benjamín Marrón) y el Grupo Independiente Soriano (Adrián Martínez Tierno). En esas elecciones también se presentó el Movimiento Comunista, liderado por Ramón Sevillano, que no obtuvo representación.
"Volviendo al acto concreto de la votación y el derecho a votar también nos obliga a sentir la fuerte abstención producida", escribió Carazo en su crónica explicando en un todo casi profético que "no será, sorianos todos, quedándonos en casa, encogiéndonos de hombres, como podremos hacer frente a una trágica situación que terminará alcanzándonos, uno a uno, aunque en diferentes grados de daño y desolación".