ECONOMÍA
La producción agroalimentaria de Soria, ejemplo de calidad y seguridad alimentaria
Caja Rural presenta un informe con Analistas Financieros Internacionales sobre los retos y oportunidades en el sector a partir del análisis de la última década
El tejido empresarial agroalimentario soriano participó ayer en un desayuno organizado por Caja Rural de Soria en el Parador Antonio Machado en el que la entidad financiera presentó el informe ‘Retos y oportunidades en el sector agroalimentario soriano: una mirada a la última década’, resultado de un trabajo conjunto realizado con Analistas Financieros Internacionales (AFI).
Diego Vizcaíno, socio de AFI y experto en Economía Aplicada, constató a los grupos de interés del sector que “la producción agroalimentaria soriana es un ejemplo de capacidad de producción, competitividad en costes, calidad y seguridad alimentaria, variables sólidas para que a medio plazo se pueda seguir manteniendo y creciendo con nuevos proyectos”.
Es una de las conclusiones al que ha llegado AFI con su diagnóstico elaborado sobre la evolución del sector agroalimentario en la provincia en los últimos diez años, “un sector que tiene un peso específico muy relevante tanto en términos económicos como en generación y mantenimiento de puestos de trabajo porque ha ido ganando peso en generación de actividad y mejorando indicadores clave como el uso de la superficie agraria, productividad, diversificación de producto y de destino, al ritmo del proceso de internacionalización de la economía española y castellana y leonesa”.
No obstante, incidió en que “no está exento de retos y hay elementos en el horizonte que deben ser tenidos en consideración, sobre todo los que parten del complejo escenario internacional al que nos enfrentamos, desde el incremento de los costes a las tensiones geopolíticas e incluso la sequía”.
En este sentido, Carlos Martínez, presidente de Caja Rural de Soria, constató que el porcino puede llevar un peso específico pero incidió en otros proyectos que, a su juicio, van a tener un buen desarrollo, como el del vino o las manzanas, aprovechando la altitud de la provincia.
Cree que el sector está muy expectante de lo que va a ocurrir de cara al futuro: “Hay tanta esperanza como incertidumbre. Tenemos un gran territorio, unos grandes profesionales pero las amenazas no son pocas. Estamos dentro de un mundo global donde los grandes grupos se están haciendo con los mercados de la producción y la distribución, de modo que a los pequeños empresarios les quedan huecos cada vez más reducidos a la hora de marcar ese objetivo de diferenciación de sus productos en las tiendas que van quedando por lo difícil que es llegar a la gran superficie”.
Y aprovechó el evento para denunciar el incumplimiento de la Ley de la Cadena Alimentaria: “En estos momentos el sector está fabricando a pérdidas por la enorme presión que está teniendo la cesta de la compra en términos económicos y políticos. Parece ser que los alimentos se producen en la estratosfera, y no en los campos de nuestros territorios donde viven nuestras gentes. Y luego encuentras esa enorme presión que no te deja repercutir costes en el producto final provocando escasos márgenes o pérdidas”. Por ello, reclamó que “la Ley de la Cadena Alimentaria esté mucho más presente y mucho más activa”.
Cree que “lo fundamental es encontrar iniciativas que vean en Soria condiciones aceptables para generar un proyecto empresarial viable”. Y en este sentido, aseguró que en su análisis no se ha encontrado “un condicionante negativo que impida que en Soria germinen proyectos empresariales con posibilidad de prosperar y generar puestos de trabajo”. Por ello, instó a “jugar con las ventajas competitivas que esta tierra tiene y que no son pocas, y poner el foco en el mercado global, generar una oferta local hacia un mercado que está cambiando desde las preferencias de los consumidores y desde el punto de vista de cómo la globalización nos afecta cada vez más en las variables que hace que una explotación sea viable o no”.
En cuanto a las ventajas, Diego Vizcaíno destacó sobre todo “la experiencia y el saber hacer” de muchos empresarios de este sector, que cada vez es más importante no sólo en la economía de Castilla y León sino también a nivel nacional, como son las condiciones climáticas que benefician a la provincia, el acceso a la superficie, el agua, o las temperaturas dada su altitud, entre otras.
No ve problema en la falta de mano de obra: “La clave es que existan proyectos verdaderamente viables, enfocados al exterior y con unas garantías de rentabilidad en el medio y largo plazo. Si existen, la mano de obra se va a poder retribuir y se va a poder buscar sea autóctona o foránea, pero la clave es encontrar la sostenibilidad económica de esas explotaciones y de esos proyectos empresariales para que esa condición de encontrar los recursos se materialice. Primero que surja el proyecto y por su interés sea capaz de atraer los recursos que se requieren”.
En este sentido, señala que “hay una referencia explícita en la producción ecológica que en el conjunto de España ha aumentado más que lo que lo ha hecho en Castilla y León o en Soria, un ejemplo de cómo las preferencias de los consumidores y la oferta local tiene que ir acomodándose a esto”. De la misma manera que “todo lo relacionado con la sostenibilidad pesa mucho más que hace cinco años. Son variables que sin ser la clave son muy necesarias desde el punto de vista de plantear un proyecto a medio y largo plazo enfocado a la demanda internacional”.
También considera importante la producción del porcino en Soria: “Pensamos que la demanda internacional del porcino se va a ir manteniendo porque hay una demanda global en ascenso de proteína animal que viene motivada por el cambio de las condiciones de vida y la mejora de poder adquisitivo de muchas zonas del mundo, donde además la capacidad de producción, no sólo por cantidad sino por calidad, no es suficiente para atender esa demanda”. Por eso cree que “la producción española, la castellana y leonesa y la soriana son un ejemplo de capacidad de producción, competitividad en costes, calidad y seguridad alimentaria, y eso son variables sólidas para que en el medio plazo se pueda seguir manteniendo esa atención a los mercados internacionales, más allá de los altibajos”.
Sí que ve un ‘hándicap’ la legislación nacional. Reconoce que “España es un escenario mucho más complejo de sobrellevar desde el punto de vista empresarial por muchos condicionantes regulatorios y legislativos de los que existen en otras geografías. La cara positiva de la moneda estaría vinculada a la seguridad y la calidad alimentaria que hace que un mayorista busque la producción soriana y castellana y leonesa”.
Diego Vizcaíno recordó que AFI realizó un análisis sobre el sector en 2017 y en esta evolución ha comprobado que “el peso económico tanto en sector primario como en industria agroalimentaria ha aumentado en el PIB de la provincia, apoyado en los indicadores de mejora de la productividad. Hay una evolución positiva no exenta de muchos condicionantes internacionales que tenemos que vigilar para que no descarrile”.