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Tasación

La sequía arrasa 90.000 hectáreas en Soria, la mitad del cereal garantizado

Las abundantes lluvias han mejorado las siembras tardías, de modo que podrían minorar los daños

Tasación de Agroseguro en AlmaluezMARIO TEJEDOR

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Soria

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La sequía ya ha dado al traste con 88.414,51 hectáreas de cereal en Soria, la mitad de las garantizadas en la provincia,181.601,57, según los últimos datos facilitados por Agroseguro el 23 de junio. Sólo en la última semana se han cuantificado más de 20.000 nuevas hectáreas arrasadas por la falta de agua y, aunque se esperan aún muchas más, las tormentas y las abundantes lluvias desde mayo han mejorado la situación en algunas zonas más tardías, donde aún los agricultores tienen esperanza. Y a estos datos hay que sumar las más de 13.400 hectáreas arrasadas por el pedrisco.

Es la comarca de Campo de Gómara la más afectada, con 42.039,15 hectáreas de un total de 69.641,83 aseguradas. Se lleva, por tanto, la peor parte de la campaña, asegura Mari Luz Cano, directora territorial de la zona norte de Agroseguro en la que se circunscribe Soria. En segundo lugar, El Burgo de Osma, con 21.738,32 hectáreas, el 75% de toda la superficie garantizada, 29.010,54 hectáreas. Almazán, por el momento, ha dado parte por 10.741,19 hectáreas de 35.430,70 garantizadas. Pero habrá que esperar al menos una semana más para ver la afección real, dado que con las últimas precipitaciones se ha retrasado la hora de meter las cosechadoras.

Y es que el asegurado informa una vez la finca está para recoger. Es el caso de Antonio Gómez Gutierrez, agricultor de Almaluez. La semana pasada, al considerar que no llegaba su explotación al rendimiento que esperaba dio parte por sequía. Una vez se recibe su expediente y se revisa toda la documentación pertinente, se comprueba que todo está correcto. «La situación de las parcelas se ve en función de la evolución del índice de vegetación desde la floración que detecta el satélite a lo largo de la campaña y las clasifica», explica Mari Luz Cano.

«Para las valoraciones tenemos varias herramientas de ayuda y por satélite. Una es el Sigpac, que se complementa con otra de Agroseguro campo, que georreferencia todas las parcelas que tiene el agricultor en la póliza. Sirven de orientación en la evolución que el cultivo ha tenido durante todo el año. Pero es imprescindible aforar sobre el terreno», señala Jesús Martínez Remacha, perito de Agroseguro que tiene adjudicado el siniestro de Antonio. Heraldo Diario de Soria acompaña en esta tarea al agricultor.

«Es importante fijar la visita al momento en el que se pueda realizar bien la valoración de la finca», indica Martínez Remacha. Recorremos la parcela con el perito, Mari Luz Cano y Antonio Gómez para ver la situación, mientras Martínez Remacha toma muestreos aleatorios de la producción para aforar los kilos. En una parcela de 14 hectáreas como en la que estamos al menos toma diez muestras. Y a partir de esos datos se obtiene el rendimiento medio de toda la finca. La tasación es de mutuo acuerdo entre el agricultor y el perito: «Soy el árbitro entre Agroseguro y el cliente. Tengo que ser imparcial. Comento los resultados que obtengo, pero el agricultor tiene que estar de acuerdo porque tiene que firmar la conformidad. Si no, no queda otra que meter la máquina en dos líneas de corte y esperar a ver qué sale». Una vez firmada el acta se envía a Madrid donde se genera una teletasación y a los pocos días se procede a pagar la indemnización al damnificado.

«Desde la oficina se recogen todas las declaraciones de siniestro y organizamos las peritaciones en función de las zonas. Las Vicarías es de las primeras en cosechar. Por eso los peritos están aquí porque es la más temprana, junto con la zona sur de El Burgo de Osma. En el resto no se puede realizar la tasación porque todavía no ha acabado el grano de secar y el perito no puede saber exactamente cuánto peso va a dar». Mari Luz Cano insiste en que se tienen que ajustar bastante a la recolección, lo que dificulta mucho la tasación, dado que de ahora a 20 días va a estar todo prácticamente para cosechar. «Ahí tendremos un pico de trabajo muy grande y lo que hacemos es destinar el mayor número de peritos posible para que se pueda ir rápido”. Pero, no obstante, explica que “si el asegurado cree que ha llegado el momento de cosechar y no ha pasado el tasador, tiene la posibilidad de dejar muestras testigo, unas tiras a lo largo y ancho de la parcela sobre las que el perito luego dirime el rendimiento de la parcela para que el agricultor pueda seguir su marcha de trabajo sin que se obstaculice por la tasación».

Antonio observa al perito con resignación. Ha dado parte por siniestro en prácticamente el 100% de la explotación. Asegura que la campaña va a resultar «muy mala, con unas producciones que van a estar muy bajas, entre los 300 y los 1.000 kilos». Una zona que de media saca entre 3.000 y 3.500 kilos por hectárea y en los mejores años ha alcanzado los 6.000 kilos por hectárea.

Sobre el terreno el perito lanza su aro, una vara de metal con forma de cuadrado, en muestreos aleatorios. Recoge las espigas que caen en la unidad de muestra y con una báscula que saca del bolsillo, de 100 gramos, se pesan. También mide la altura, porque si tienen menos de diez centímetros no las recoge la máquina. «Porque la norma dice que hay que incluir todo lo que sea susceptible por cosechadora», indica el perito. Es el dato de kilos por hectárea para obtener el rendimiento medio de la parcela que permitirá realizar el aforo de la cosecha. Le salen 600 kilos por hectárea. «No es una ciencia exacta. Al final lo que computa es la media de la explotación y que el agricultor en la cosecha saque los kilos reflejados». En este caso tiene garantizados 2.100 kilos por hectárea, de modo que este año va a cosechar una cuarta parte de esa cifra y una décima parte de los mejores resultados de los 40 años que lleva en activo.

«Va a ser muy difícil cosechar por la poca talla del cultivo. Y habrá parcelas por las que no pasaremos la máquina», lamenta Antonio. No obstante, prefiere ir viendo cómo va a ir transcurriendo esta próxima semana «para no ser catastrófico, pero sí realista». Lleva 40 años dedicándose a la agricultura, y reconoce que en todo este tiempo sí ha vivido algún año así de malo. Los últimos años asegura que «han ido más o menos bien», pero recuerda a finales de los 80 alguna temporada de no cosechar siquiera. «Hace seis años, en 2017, hubo zonas en las que tampoco entramos y en otras íbamos buscando con la cosechadora terreno para luego sacar semilla para el año siguiente».

Lo peor de todo es que los malos rendimientos llegan en una campaña con unos precios de los insumos multiplicados hasta por tres en comparación con el año anterior: “El nitrato lo hemos pagado a 585 euros la tonelada; el año pasado estaba a 225 euros. Y la semilla, a 500 euros la tonelada. Pero el grano se vende a 100 euros por debajo de su precio de hace seis meses”. Calcula más de 500 euros por hectárea en costes, sin contar su mano de obra.

No obstante, ya mira a la campaña próxima: «Hay que seguir; el que se plantee si sembrar o no el año que viene es mejor que abandone. Esto es como una empresa, por un año malo no puedes cerrar; tienes que valorar la trayectoria y hacer la media. Es un negocio».

En este sentido, Martínez Remacha, habla de que cada temporada el agricultor tiene la oportunidad de volver a empezar: «Tú acabas el año y se vuelven a repartir cartas; ahí juega el azar”.

La directora territorial de la zona norte de Agroseguro ya adelanta que esta campaña va a ser récord de indemnizaciones de sequía en cereal, pero no sólo en la provincia, sino que se trata de una situación general en toda España, algo inusual y totalmente extraordinario porque suele ocurrir o en la zona norte o en la zona sur. Totalmente extraordinario».

En Soria el peor registro de los últimos años fue 2017, con 22 millones de euros en pagos a los agricultores, una cifra que hasta las abundantes lluvias estaba convencida de que este año se iba a superar. Ahora, prefiere esperar a ver cómo va evolucionando el campo para concretar los resultados finales.

En positivo destaca que el nivel de aseguramiento en Soria supera el 90%, con lo que el sector está protegido. «Cada asegurado tiene un rendimiento individual y por comarca. Uno para trigo, otro para cebada y otro para leguminosas. Aquéllos con mejores rendimientos tienen una mejor cobertura porque se toma un histórico de resultados. Después, a partir de esos rendimientos de cada comarca, el seguro cubre el 70% de los kilos a nivel de explotación y de comarca».

Así, si tiene garantizado 3.000 kilos por hectárea en esta comarca y su explotación es de 100 hectáreas obtendría 300.000 kilos. «El 70% está protegido, de modo que todo lo que recoja por debajo de esa cifra es lo que le abonamos con valor de la producción perdida».