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Calabacín, el protagonista de la huerta en Soria
La temporada de calabacines llega a su momento álgido y las despensas se llenan de un vegetal de lo más polivalente
La climatología de Soria marca de forma muy clara las temporadas de cada alimento. En verano, lejos de las habituales heladas, llega el momento de disfrutar de los productos de la huerta que crecen con variedad, cantidad y calidad. El calabacín es una de las estrellas con permiso del tomate. Su versatilidad, su buen sabor y sobre todo ‘lo que cunde’ le convierte en gran protagonista del verano soriano. La temporada va de junio a septiembre pero al ser una zona mas bien fresca es ahora cuando más abundan y mayor tamaño alcanzan.
Si se tiene huerta o un buen vecino hortelano es fácil comprobar el espectacular tamaño de estos vegetales en zonas como Los Rábanos, Golmayo, la vega del Ucero y otras áreas de tradición hortelana. Encontrar una pieza que se acerque al kilo no es tan extraordinario, aunque se pueden coger antes y evitar que puedan echarse a perder.
No obstante, se puede conservar para disfrutar de una crema por ejemplo en Navidad o para ir sacando si se tiene espacio de conservación. Se puede mantener en rodajas o tiras al vacío. También se puede embotar en conserva, en ocasiones con cebolla de acompañamiento, aunque es laborioso. Pero sin duda una de las formas más populares es la congelación, aunque tiene sus trucos.
Para aprovechar ese ‘superávit’ de calabacines que puede darse en casa, se pueden cortar en rodajas o dados. Es conveniente darles un rápido escaldado para frenar la oxidación y que se conserven mejor.
Una vez bien escurridos se pueden meter en bolsas de congelación sacando todo el aire posible. Así es fácil calcular las raciones por ejemplo para un pisto o un puré y en el momento elegido sólo hay que sacar la bolsa y darle uso. También hay quien va poniendo capas de rodajas o tiras sobre film transparente en una bandeja antes de cubrirlo. Al quedar por ‘pisos’ separados por el film, es relativamente sencillo sacar más o menos cuando se necesite.
Por lo general se calcula que un vacío puede aguantar hasta un año, una conserva casera menos y congelados seguirían manteniéndose sin problema algo más de medio año. Prácticamente suficiente para cubrir todo el año si se utilizan para los períodos de fuera de temporada. De esta forma se puede seguir consumiendo producto de proximidad, sin largos transportes, todo el año.
Otra forma de conservación es cocinarlos y congelar los platos ya preparados. Esta forma es especialmente cómoda para los frascos de puré o crema. Con sacarlos el día de antes y darles un último golpe de calor se tiene una ‘comida rápida’ en otoño o invierno con propiedades saludables.
¿Cómo se prepara el calabacín? Pues de tantas formas como se ocurran. Al ser un vegetal con una textura ‘maciza’ a diferencia por ejemplo de la verdura de hoja, permite desde hacer ‘chips’ a modo de patata frita a utilizarlo como base para pasteles, convertirlo en el ingrediente básico de un puré, rellenarlo de ingredientes como el atún... para hacerse a la idea, como si fuese una versátil patata pero alargada.
Aún hay más. La flor del calabacín es comestible y de hecho está muy buena. En Italia, por ejemplo, la ‘fiore di zucca’ es un aperitivo popular. Se puede consumir simplemente en tempura, relleno de queso ricotta y rebozado, cerrando la flor en torno a una masa similar a la de las croquetas... Es un producto muy delicado que no se puede encontrar en los supermercados. Tocará convencer al hortelano de que ese calabacín en proyecto se puede comer ya, cuando todavía es sólo una flor amarilla.
No obstante la forma más popular de consumo es hervido y pasado por la batidora con ‘compañeros’ al gusto. Patata, zanahoria, un toque de cebolla si se quiere, un par de quesitos o un chorro de nata... Hay tantas recetas de cremas y purés de calabacín como hogares. Se puede consumir en caliente, en frío, con tostones o con unas pipas de calabaza de aderezo, que también las admite.
Últimamente comienza a asomar al mercado en forma de aperitivo crujiente y ya hay compañías que lo ofrecen. Se puede hacer en casa o adquirir sólo o mezclado con rodajas de otras verduras a modo de patatas fritas. Si se hace en el hogar con el horno y sin apenas aceite puede ser una alternativa muy sana. Incluso hay quien se anima a darle cortes formando pétalos a modo de flor antes de hornear, esta vez sin buscar que crujan, generalmente con algo de gratén.
Son las múltiples facetas de un vegetal que también tiene propiedades beneficiosas para el organismo. Tiene menos de 100 calorías por medio kilo y por tanto es un alimento que puede ayudar a controlar el peso y se suele recomendar para controlar el colesterol, siempre y cuando no se rellene de carne con queso fundido, por ejemplo. También es rico en fibra y posee buenas proporciones de vitamina C y algunas del grupo B. El potasio lo convierte en diurético y muy interesante para deportistas. Para una persona sana, sólo en exceso sería laxante.