Así pudo ser Mariano Granados, la idea de peatonalización de hace 30 años

La plaza de Mariano Granados es, junto con el Collado, el corazón de Soria. Allí se dividen Soria norte y Soria sur, el bullicio de Herradores y la paz de La Dehesa. Hoy en día es en su mayoría peatonal. Este verano se han cumplido diez años desde que comenzaron las obras en un proyecto no exento de polémica. Se iniciaba la transformación de su fisonomía, pero la idea no era ni mucho menos nueva. Hace 30 años ya había un Mariano Granados peatonal sobre la mesa.

Eran tiempos de mandato de Virgilio Velasco (PP) cuando surgió la idea de dar protagonismo a los peatones. En septiembre de 1993 llegaba al Ayuntamiento la maqueta que supuso una pequeña revolución. Lo que era prácticamente una gran rotonda prescindía de los coches; el monumento a Yagüe no aparecía y era sustituido por una fuente; y árboles y bancos daban un respiro. No se ejecutó, pero sí sentó las bases de una idea que tardó en cristalizar.

Este céntrico enclave nació como plaza del Campo y como tal tenía hasta su abrevadero a principios del siglo XX. Pasó a llevar el nombre de Mariano Granados hace poco menos de un siglo y se decidió hacerla más habitable, con bancos y una fuente central que le valió el sobrenombre de ‘plaza del Chupete’. Con la dictadura se colocó el monumento a Juan Yagüe una suerte de monolito coronado con águilas y armas entrecruzadas. Y en esas estaban cuando se planteó peatonalizarla.

Todo había comenzado en 1992. No había Ley de Memoria Histórica, pero el 28 de julio Diario de Soria ya titulaba en portada que «El monumento de Yagüe dejará de presidir Soria». Un año después se presentaba el primer proyecto peatonal y efectivamente desaparecía. En este planteamiento inicial no había un carril en superficie para conectar la zona de San Juan de Rabanera y la de La Dehesa. Tampoco paradas de autobús, aunque cierto es que entonces la oferta era mucho más limitada. La fuente central, eso sí, parecía un guiño al añorado ‘chupete’.

Sin embargo, para hacerlo efectiva la retirada del monumento a Yagüe como primer paso hubo que esperar bastante más. No fue hasta el 27 de julio de 1999, siete años después de plantearlo. Una vez más fue con polémica, que esta plaza siempre ha generado sus debates entre la ciudadanía soriana.

Se plantearon alternativas para acompañar a las coníferas que marcaban los vértices de esta especie de rotonda ovalada. Los aparcamientos en batería en el lateral de Caja Soria desaparecieron, como lo hicieron los de Herradores o Marqués de Vadillo, primeros en afrontar la reconversión peatonal. El coche iba perdiendo protagonismo en el centro, al menos en la superficie de la ciudad.

Hubo propuestas para colocar en el centro de este espacio pétreas ovejas en homenaje a la Mesta, pero finalmente fue Machado quien recaló en el centro de la plaza. Con tres carriles a su espalda y otros tres al frente, la escultura del Caminante conmemoraba el centenario de su llegada a Soria pero era bastante complicado llegar hasta la estatua para tomarse una foto. De hecho, apenas algunos cortes puntuales para las verbenas de fiestas hacía transitable el corazón de la plaza.

Hoy la escultura ha hecho bueno su nombre y se ha trasladado al pequeño parque de la avenida Duques de Soria ante a la pista de patinaje. Un lugar mucho más discreto que ese corazón de la ciudad. El motivo, que 20 años después de plantear el primer proyecto de peatonalización arrancaba ‘de verdad’ el definitivo.

Las obras duraron cerca de un año y –poca sorpresa– hubo apoyos y detractores. Hubo quien prefería la ‘rotonda’, quien apostaba por peatonalizar con un paso inferior para el tráfico y a quien le pareció bien conectar el alto del Espolón y la concatedral con un protagonismo prácticamente total del viandante. En la actualidad el ‘lateral de la York’ se parece bastante a aquel proyecto de hace 30 años; el otro, casi nada. Eso sí, la idea de 1993 ha cuajado: peatonal y sin monolito.