Incendios Forestales
Una campaña de incendios 'suave' en Soria a pesar de un verano tórrido
Soria suma hasta el momento 37 fuegos forestales a la espera de cerrar el período de riesgo alto el sábado 30 / La rápida detección e intervención deja la mayoría en conatos
Soria afronta la recta final de la campaña de incendios forestales. Previsiblemente en esta semana, concretamente el sábado 30 de septiembre, se desactive el ‘riesgo alto’. En uno de los veranos más cálidos registrados e incluso con récord de temperatura en la capital el balance provisional es mejor de lo que podría presagiarse. Han sido 37 fuegos, pero la gran mayoría se han detectado y atajado a tiempo para poder hablar de conatos.
Tras un 2022 que dejó algunas situaciones catastróficas en Castilla y León, en especial en la provincia de Zamora pero con otros grandes incendios forestales en otros puntos, el inicio de la campaña se adelantó en 2023 al 12 de junio. Con ello la temporada de riesgo alto, salvo prórroga, comprenderá en esta ocasión 111 días, casi una tercera parte del año. La primer mitad dejó 15 siniestros, la segunda lleva 22 y aún le quedan unos días para finalizar. Ya se puede aseverar que la sequía empeoró la situación al menos hasta las lluvias de septiembre.
Por meses hay pocas sorpresas. En los 19 días de junio incluidos en la campaña se produjeron dos incendios forestales. En julio la cifra subió a 11. Agosto fue el mes más intenso y llegó a una veintena de siniestros. Septiembre, por el momento, lleva sólo cuatro sucesos de este tipo y únicamente dos en el último medio mes. La correlación entre sequedad, calor e incendios parece obvia aunque siempre hay factores concurrentes como la mayor o menor presencia de labores agrícolas o de visitantes en el monte.
Con los partes oficiales aunque provisionales de la Junta de Castilla y León como fuente, sólo tres de los incendios perimetrados han pasado de una hectárea, el límite que divide el conato del incendio forestal propiamente dicho. Fueron el de Valverde de los Ajos el 1 de agosto, causado de forma accidental por maquinaria y con 5,5 hectáreas agrícolas afectadas; el de el 7 de agosto en Calatañazor, que calcinó 1,13 hectáreas de arbolado por causas bajo investigación; y el del 31 de agosto en Alcozar, donde por negligencia (se cree que fue por un fumador) ardieron 3,004 hectáreas de chopo. Hubo incendios que en los partes oficiales figuraban todavía en perimetración, pero de los medidos -y son mayoría- los tres mayores no suman ni 10 hectáreas en conjunto. Un dato indudablemente positivo vista la situación de otros años y provincias.
Respecto a las causas y aunque también hay casos que estaban bajo investigación, por suerte Soria no ha sufrido incendios intencionados. En otros territorios es bien sabido que son frecuentes, pero la provincia sigue presumiendo de la implicación social para proteger uno de sus mayores recursos. Así, uno de los orígenes más frecuentes del fuego han sido los rayos, presentes en un tercio de los casos.
La observación tecnológica, meteorológica y desde torretas permite estar atentos a los lugares donde caen y eso es una ventaja. El hecho de que puedan simultanearse en varios puntos es un problema. De hecho, hubo dos días complicados por esta causa. El 10 de agosto hubo incendios por rayo en Fuentetovar, Velilla de San Esteban, Aldehuela de Periáñez, Rioseco y Aldehuela de Ágreda. El 27 de julio Dombellas, Herreros y Tera (al menos, porque también prendió en Villaciervos y se investigaba la causa) se quemaron simultáneamente, aunque poco gracias a la intervención de los profesionales.
Como casos curiosos, se produjo un incendio por las chispas del tren en Fuencaliente de Medinaceli, que quemó 0,57 hectáreas el 5 de agosto, y justo este domingo otro en otro convoy en Arcos de Jalón. Ardió el techo de una locomotora, pero los profesionales forestales anduvieron atentos para ayudar y figura en el parte oficial aunque no sea precisamente arbolado. Además, hubo otro causado por una línea eléctrica en Liceras el 26 de agosto que quemó 0,4 hectáreas. Parte del resto de incendios se consideraron causados de forma accidental por ‘motores y máquinas’, en ocasiones realizando labores agrícolas o forestales que obviamente requieren de maquinaria.