Mes de la Salud
Soria sufrió en 2020, en pandemia, la tasa más alta de suicidios del país
El desencadenante más frecuente entre los jóvenes es la baja tolerancia a la frustración y el acoso entre iguales en redes sociales mientras que en los mayores es la soledad
La XXIX edición del Soria Saludable que organiza la Fundación Científica Caja Rural de Soria comenzó sin pelos en la lengua hablando de suicidio y por qué sigue siendo un tabú en el siglo XXI. En el Mes de la Salud Mental, no podían faltar unas nociones básicas sobre prevención de conductas suicidas, y quien se encargó de darlas fue Javier Jiménez Pietropaolo, quien trabaja como psicólogo facultativo en el Equipo de Intervención Psicosocial del Área de Prevención de Riesgos Laborales del Cuerpo Nacional de Policía, especialista en psicología clínica, que atiende a una media de 100 familiares al año.
Los datos estadísticos no se cierran hasta cinco años después, pero avanzó que en 2020, el primer año de pandemia, Soria fue la provincia con la tasa más alta de suicidios de toda España, con 13 por cada 100.000 habitantes, «con la población tan pequeña...». En el conjunto del país se produjeron 4.097 suicidios en 2022, a una media de 11 suicidios al día. «Es la principal causa de muerte no natural desde 2007, y la primera en la población más joven», explicó. Sobre las causas, «el problema es que no tenemos ni idea por qué se suicida la gente». Por su consolidada experiencia señaló que el desencadenante puede diferenciarse por grupos de edad: «Si son hombres de 40 a 60, son rupturas de pareja traumáticas, en el caso de los de más de 60 es por soledad, y si son jóvenes es por baja tolerancia a la frustración y acoso entre iguales en redes sociales».
Jiménez Pietropaolo afirmó que la principal población de riesgo son los que se han intentad0 suicidar y por norma general no se les atiende adecuadamente. «Les ingresan en psiquiatría aunque sea por una ruptura sentimental y están con pacientes de brotes psicóticos. Y cuando salen les atiende un psicólogo en tres, seis o nueve meses, menos de una hora». «Hay muchas cosas que fallan», añadió, como los programas de prevención que no están dotados económicamente, todo unido a que faltan psicólogos, sólo hay seis por 100.000 habitantes en España.
Sobre la manera de detectar las conductas suicidas, el especialista expresó que «hay que preguntarlo abiertamente, de manera clara y sin predisponer, no puedes preguntar, ¿no estarás pensando en hacer una tontería?, que es lo que se suele hacer, la pregunta es, ¿estás sufriendo tanto que has pensado que la vida no tiene sentido? o ¿has pensado en matarte?».
El riesgo más alto se detecta si ya sabe «el cómo, el cuándo, el dónde. Si el método es muy letal y un alto grado de ocultación el riesgo es muchísimo más alto, pero desgraciadamente aunque no sepa todo esto no puedes decir que no existe el riesgo», explicó, y puso un ejemplo:«Hay gente que dice que el día que muera su perro se mata, que vive por su mascota, porque le necesita, y piensa que sus hijos no le necesitan, pero no es real».
El suicidio es multicausal, pero por norma general quien se suicida lo hace «porque está sufriendo tanto que la única manera que encuentra de acabar con su sufrimiento es acabar con su propia vida, si le haces ver que puedes atenuar el sufrimiento, no que vaya a desaparecer, no tiene por qué matarse.
Respecto al tabú del suicidio, recordó que desde hace 1.500 años, con el Concilio de Orleans, el suicida y su familia han sido «durísimamente castigados», se le confiscaban las propiedades y hasta 1983 no se les podía enterrar en España en un cementerio. El estigma está claro.