Juicio con jurado popular en Soria (violencia de género)
El tío de Diolimar: «Nahum ha asesinado a mi sobrina»
El testigo asegura ante el tribunal que vio al presunto autor sentado en la cama, «vestido, con el cuchillo», y a la mujer tumbada y sangre en las sábanas / No escuchó ninguna pelea previa
«Nahum ha asesinado a mi sobrina Diolimar». Fue la frase que el tío de la mujer fallecida de una puñalada el 9 de junio de 2022, en su piso de la plaza del Rosario de Soria, que es objeto de juicio con jurado popular estos días en la Audiencia Provincial de Soria, les espetó a los vecinos del piso superior, que también escucharon los gritos de la víctima pidiendo «auxilio» en dos ocasiones.
El testigo, Jesús, que esa noche iba a dormir en casa de su sobrina, con la que trabajaba en un establecimiento hostelero, contó ante el tribunal que llegaron a casa juntos después de tomar una cerveza con unos compañeros y que Nahum, el presunto asesino y pareja sentimental de la víctima, con quien estaría rompiendo la relación, se encontraba en el baño por lo que ni siquiera lo vio. La hija de Diolimar dormía en otra habitación. Fue posteriormente, al oír a su sobrina gritar, cuando entró en su habitación y la encontró a ella tumbada en cama, con sangre en las sábanas, y a él «sentado, vestido, y con el cuchillo en la mano».
«Pensé que sólo era un roce», afirmó el familiar sobre su primera impresión, porque la sangre que brotaba no era abundante. Realizó una llamada a otro tío de la víctima para decirle que «Nahum le había dado una puñalada y que mi sobrina estaba agonizando», tal y como relató este segundo familiar, Martín, sobre el mensaje que recibió por teléfono.
Cuando este último acudía a casa de la víctima, se cruzó con un coche de patrulla policial y les advirtió de lo ocurrido, enseñándoles una fotografía del presunto asesino, quien había salido de la vivienda de forma inmediata y portando una mochila. Fue detenido esa misma noche y desde entonces se encuentra preso en la cárcel de Soria por el crimen de violencia de género cometido. Se enfrenta a una pena de cárcel de 23 años que solicitan la Fiscalía y la acusación particular de la Junta de Castilla y León, quien tutela a la menor que se quedó huérfana. La defensa pide la libre absolución al sostener que no hubo premeditación y por tanto no fue asesinato.
Tal y como declaró el matrimonio que vivía en el piso superior cuando sucedieron los hechos, el primer grito de auxilio les despertó y el segundo les alarmó e incluso identificaron la voz de Diolimar. «Pensamos que podía ser una pelea en la calle y nos asomamos a la ventana, y vimos a Nahum. Le preguntamos que qué había pasado y nos dijo que nada», contó en el juicio el vecino, quien confirmó que el acusado portaba una mochila. Según recogen las calificaciones de la Fiscalía, en ella llevaba documentación, objetos personales y de higiene, poniendo de manifiesto que dicho bolso estaba preparado y por lo tanto la acción de la expareja sentimental de la víctima fue premeditada, en contra de lo que sostiene la defensa, que manifiesta que no hubo intención y que fue un hecho accidental, por lo que rechaza el delito de asesinato y propone el de homicidio imprudente.
La defensa asegura que hubo una pelea previa al apuñalamiento, aunque ni el tío de la fallecida, que se encontraba hablando por teléfono en la habitación contigua, ni los vecinos de arriba, escucharon ruido de pelea, y tampoco había signos de ello en la habitación.
Fue la hermana del acusado quien concentró la versión de la defensa –el encausado será el último en declarar ante el tribunal el próximo martes 21– al asegurar que Nahum le llamó cuando salió de la vivienda donde ocurrieron los hechos. «Casi no podía hablar y me dijo, pasó lo que tenía que pasar. Creo que Dio está muerta», manifestó la testigo sobre la conversación telefónica con su hermano mientras éste caminaba en torno al parque de la Dehesa después de los hechos. «Me contó que él estaba en casa, que llegó ella con su tío, con quien se había tomado unos chupitos, y que tenía un golpe en el ojo porque ella le tiró el móvil –cuando ya estaban en la habitación a solas–. Que ella se le lanzó con un cuchillo y forcejearon. Después escuché que llegó la Policía», narró la hermana del encausado, indicando que la víctima ya había pegado en alguna ocasión a Nahum, ofreciendo una imagen de la mujer de celosa y controladora. Una versión que también sostuvo el sobrino del acusado, quien apuntó que su tío consumía alcohol y estupefacientes en ocasiones y le gustaba salir de fiesta, «como jóvenes que somos».
Por su parte, la anterior pareja sentimental de Diolimar, con quien mantuvo una relación cuando vivían en Venezuela, país del que proceden también tanto la víctima como el acusado, señaló que conservaban una buena amistad sobre todo basada en la hija de la víctima, pues aunque no es su padre de sangre, «sí de corazón», y que ella le trasladó su deseo de que Nahum se fuera de la casa porque ya no quería convivir con él. «Diolimar me dijo que se había equivocado, que Nahum no era la persona indicada. Que le gustaba beber y que iba mucho de fiesta y ella necesitaba otra cosa», explicó la anterior pareja de Diolimar, quien en torno a las 2.00 horas de ese 9 de junio, cuando sucedieron los hechos, recibió un mensaje de whastapp desde el móvil de Diolimar: «Me mató». Cuando él contestó a ese mensaje ya no recibió respuesta, ni siquiera fueron leídos.
Varios de los testigos, compañeros de trabajo de la fallecida y con quienes mantenía diferentes grados de confianza, afirmaron en sus declaraciones que Diolimar les había informado de que la relación con Nahum se había roto y que sólo seguía viviendo en su casa hasta que encontrara otro piso. A preguntas del abogado de la defensa sobre si la mujer era especialmente celosa respondieron negativamente e incluso añadieron que quien le quitaba el teléfono móvil era él a ella. «Diolimar ya no estaba contenta con la relación. No habían tenido ninguna pelea pero pensaba que tenía una relación con otra», contó una amiga y compañera en el bar en el que trabajaban. Añadió que «habían cesado la relación, pero no tenía ningún miedo». En ese sentido, recordó que Nahum estaba en la vivienda junto a la hija de la mujer: «No sentía ningún miedo porque se llevaba bien con la niña».
El juicio continúa mañana 17 de noviembre con las declaraciones de los agentes de las dos patrullas de Policía, la que acudió al domicilio tras los trágicos hechos y la que detuvo al presunto asesino. Las pruebas periciales serán el día 20 y tras la declaración de acusado el 21, se entregará al jurado popular el objeto del veredicto para que razone sobre la decisión a adoptar respecto a culpabilidad o inocencia, sobre lo que deberá deliberar los días posteriores. Previsiblemente podría ser ya el 24 de noviembre cuando existiera una resolución.
La tragedia por teléfono
Cuando se sucedía la tragedia y muerte de Diolimar, de 35 años, que murió apuñalada en su cama, presuntamente por su expareja sentimental, Jesús, tío de la víctima, hablaba por teléfono. Rosina, al otro lado de la línea, contó ante el tribunal lo que escuchó. «Un grito desgarrador de mujer, fuerte, de dolor. Jesús, muy nervioso, le preguntó al chico, ¿qué hiciste? Yo pensé enseguida que había sido un asesinato. La otra persona contestaba tranquilo con monosílabos. Ya colgó y me llamó a la media hora. Me dijo, mi sobrina ha sido asesinada».