Sucesos
El auto revela que los ultras del fútbol actuaron en Soria contra "mayores y menores de edad"
El juez relata una estrategia planificada del ataque contra los aficionados del Cornellá con palos, botes y caras tapadas. Duda si el aficionado donostiarra fue agredido o golpeado para su posterior caída
Desórdenes públicos, daños, lesiones, delito de odio y pertenencia a grupo criminal. Este es el rosario de delitos al que se enfrentan los 20 detenidos de la ‘Operación Capea’, un dispositivo coordinado el pasado lunes por la Comisaría General de Información. Heraldo Diario de Soria ha tenido acceso a los autos del juez de Primera Instancia e Instrucción número 1, en el que se relata todo lo que sucedió aquel fatídico 27 de mayo de 2023, en el que se registraron graves incidentes entre aficionados ultras de Soria, Zaragoza, Leganés, Logroño y Cornellá, en los aledaños de Los Pajaritos, y cuya peor parte se la llevó el aficionado donostiarra Ion Aranburu, que se debatió entre la vida y la muerte en el Hospital Universitario de Burgos, adonde fue trasladado desde la capital soriana. Era el último partido de Liga de la temporada para el Numancia, que consumaría su descenso a la 2 RFEF.
En el auto, el juez constata que el 27 de mayo, en los prolegómenos del encuentro Numancia-Cornellá, de la 1ª RFEF, «sucedieron unos graves incidentes donde ultras radicales de ideología ultraderechista integrantes de Orgullo Numantino (Soria), Ghetto 28 (Leganés) y Ligallo Fondo Norte (Zaragoza) atacaron de forma súbita y violenta a un nutrido grupo de personas que se encontraban concentradas en tono a un local hostelero y que estaba conformado por simpatizantes del Cornellá, C.D. Numancia y ultras radicales de ideología de ultraizquierda del grupo Cornehools (Cornellá).
El evento, continúa el auto, estuvo marcado por el desplazamiento a Soria de aproximadamente una treintena de seguidores del Cornellá, entre los que se encontraban ultras del grupo Cornehools «de ideología de ultraizquierda», que cuando llegaron a Soria se concentraron en las inmediaciones del estadio junto a otros aficionados del Numancia.
Paralelamente a esta circunstancia, siempre según el auto del juez, que se refiere al delito de «riña tumultuaria», integrantes del Orgullo Numantino celebraban una capea en las proximidades de la capital soriana a la que asistieron como invitados miembros de los grupos radicales, Ligallo Fondo Norte y Ghetto 28. En total, 25 componentes del Orgullo y 35 de las peñas zaragozana y pepinera (Leganés). Se desplazaron en autobús hasta la finca donde tenían previsto permanecer hasta las seis de la tarde (el partido en Los Pajaritos comenzaba a las 19.30 horas).
La capea, sin embargo, «finalizó de forma precipitada» a las 17.30 horas, y es entonces cuando uno de los organizadores dio instrucciones al conductor del autobús para cambiar el lugar que se había acordado previamente como final de destino, haciendo parar el autobús en la calle Dionisio Ridruejo, a pocos metros de donde se encontraban los aficionados del Cornellá.
A partir de aquí el relato es demoledor. Los pasajeros se apearon del autobús «portando palos y botes de cerveza sin abrir y ocultando sus rostros con prendas de vestir y pasamontañas para dirigirse a las inmediaciones» del establecimiento en el que se encontraban los seguidores del Cornellá, «y acometer súbitamente a todas las personas allí presentes, sin hacer distinción entre mayores y menores de edad, y posteriormente, emprender la huida en diferentes direcciones, hechos que se corresponden con las imágenes obtenidas por los investigadores».
Ante el ataque referido, «los seguidores del Cornellá se refugiaron» en un establecimiento «momento en el que un grupo de los ultras atacante que permanecía en el lugar comenzó a lanzar todo el mobiliario que encontraban a su paso, incluso al interior del local, ocasionando diferentes daños que constan en las diligencias de la Comisaría de Soria».
Y es aquí donde el auto se centra en los daños que sufrió el aficionado donostiarra Ion Aranburu: «Durante la duración de este acometimiento, donde los ultras también agredieron físicamente a varias personas presentes en la zona, se produjo la caída y grave lesión de Ion Aranburu, desconociendo hasta el momento si fue agredido o golpeado por algún objeto lanzado por estos». En el auto se adjuntan dos fotografías de Ion en el suelo.
«Tras la huida del lugar, algunos ultras implicados en los incidentes se dirigieron» a un recinto hostelero de la ciudad «lugar donde se alojaban ese día, y permanecieron en la terraza mientras se disputaba el partido de fútbol, donde llegaron a comentar a alguno de los empleados del establecimiento que habían tenido un incidente grave y no les dejaban entrar al estadio».
Otros seguidores del Ligallo y Ghetto 28 sí presenciaron el partido en el interior del estadio «tras serles facilitadas entradas por parte de un miembro del Orgullo Numantino».
Al día siguiente, 28 de mayo, en la madrugada, el auto refiere «un incidente» en el establecimiento hostelero de la ciudad protagonizado por «un grupo de unas 25-30 personas, que comenzaron a lanzar mobiliario contra la puerta» de, establecimiento «causando daños materiales».
El juez habla de «potenciales víctimas» de los ultras, y señala a «hinchas rivales o de distinta ideología, jugadores que se dirigen al estadio, conductores de los autobuses que efectúan los traslados, propietarios, empleados de establecimientos, incluso aficionados: hombres, mujeres y niños que se dirigen o salen del estadio o se reúnen en bares cercanos».
El juez justifica su medida cautelar de orden de alejamiento de los campos de fútbol y lo considera «necesario, proporcional y adecuado establecerla» para proteger «tanto a las hinchadas rivales como a la ciudadanía en general» de este tipo de actuaciones. Habla de «riesgo objetivo para terceros derivada de los actos propios realizados por los investigados».
«La forma en la que llegaron hasta el lugar donde se encontraban los hinchas del Cornellá no deja lugar a dudas sobre la intención que tenían de agredirles, puesto que avanzaron en grupo, embozados, encapuchados, portando palos y lanzando botellas... Se pusieron de acuerdo en la forma de agresión al grupo rival, concertando e incluso adelantando la hora de llegada al estadio, interrumpiendo la capea que estaban celebrando, cambiando el lugar de llegada del autobús en un punto cercano al que se encontraban los aficionados del Cornellá». También queda patente a cargo del juez instructor «la premeditación y organización previa». «Se estima que los investigados hicieron un llamamiento al grupo de ideología afín para que acudieran en su ayuda, preparando todos ellos el acometimiento posterior». El juez relata lanzamiento de mesas en el interior del establecimiento, el «uso de instrumentos peligrosos, de potencialidad dañina: «Los usos y los daños podrían haber sido mucho más graves de lo que fueron».
El juez conviene también que por otras diligencias practicadas y por las labores de la inteligencia policial «demuestran que las personas investigadas son seguidores, incluso socios-abonados, de los respectivos equipos de fútbol sobre los que se sustenta la esencia y razón de ser de los grupos ultras deportivos de carácter radical y violento de los que forman parte».