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La capital

La compraventa de vivienda nueva toca suelo en Soria con un 17%

El acumulado hasta el tercer trimestre presenta el mínimo porcentual desde 2006, con la entrada en vigor del PGOU

Zona de expansión de la capital. MONTESEGUROFOTOGonzalo Montesegurowww.montesegurofoto.comSoria

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Soria

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Con una de las mejores cifras a la espera del cierre estadístico de 2023, las transacciones de vivienda siguen presentando en la capital la particularidad de que la nueva supone una porción escasa en las operaciones. De hecho, la última referencia cae al porcentaje menos cuantioso desde la entrada en vigor del PGOU en 2006. Las unidades con menos de cinco años de antigüedad habían liderado el mercado con posterioridad a la publicación del planeamiento, pero con la crisis financiera las proporciones fueron decrecientes. En el acumulado del tercer trimestre del año pesan únicamente un 17,5% en las transacciones de la capital. Es el dato más bajo para el periodo. Aunque queda margen para una recuperación, la cuestión es en qué punto de la minoría en el mercado quedará la vivienda nueva.

De enero al cierre de septiembre, en Soria cambiaron de manos 478 viviendas. La cifra es menor que la acumulada en el mismo arco temporal de 2022, cuando se registraron 555. Pero se significa como una de las más cuantiosas de la serie histórica para el periodo. Si se exceptúa 2022, habría que remontarse nada menos que hasta 2007 para encontrar un acumulado tan abultado. Entonces, con el PGOU recién aprobado, la compraventa sumaba 533 unidades. De manera más cercana, una marca próxima a la actual se sitúa en 2019, con 433 y ya pasados los peores efectos de la crisis financiera.

Sin embargo, la vivienda nueva toca suelo, según la elaboración del seguimiento que realiza el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible. El global de 478 unidades de los nueve primeros meses de 2023 abarca sólo 84 nuevas. Se ahí el 17,5%, que deja a la reciente construcción en un muy segundo plano dentro del mercado inmobiliario. Hay que fijarse en 2005, en vísperas de la aprobación del PGOU, para encontrar una marca más modesta. En aquel año la serie histórica apunta a un total de 306 transacciones hasta el cierre de septiembre, de las que 22 fueron nuevas. Es decir, un 7,2%.

La presencia de la reciente construcción no ha sido abrumadora en la mayor parte de los años, pero a partir de 2006 su predominio es claro dentro de las transacciones. Hasta 2011 lidera el perfil de la compraventa, con más de la mitad de las registradas para el acumulado hasta el tercer trimestre. Un 55,45 en 2006 y un 59,4% en 2011. El máximo llegó en 2009, cuando un 68% de las viviendas que cambiaron de propietario lo hizo como nueva. También fue muy abundante 2008, con el 63,4%.

Luego, una paulatina caída. De 2012 a 2014 resistió en porcentajes en el entorno del 40% y en 2015 se colocó en el 30,3%. Un nivel del 30% que sólo recuperó (lo sobrepasó en dos décimas) en 2020. En todos los demás años, la situación quedó en el arco del 20%, entre el 27,7% de 2019 y el 20,6% de 2017. Esta última referencia, en la salida de la crisis financiera, era hasta ahora el suelo de la vivienda nueva en el acumulado de un tercer trimestre. El 17,5% ahonda en el declive de las unidades nuevas.

Las 478 viviendas en general de lo que va de 2023 auguran que el ejercicio puede cerrar en cifras elevadas. Tal vez no lo haga como en 2022, cuando los registros hablaban de 710, pero sin duda concluirá en buenos niveles. Y es que las 478 ya sobrepasan ejercicios completos recientes, como por ejemplo 2018 (449) y 2020 (435). Por no hablar de todo el periodo que va de 2013 a 2017, cuando las operaciones no superaron la marca de las 400, con un 2013 que se tradujo en el de menos transacciones de la serie histórica, con 262.

Por ejercicios completos, la tendencia en la capital reproduce lo que va aclarándose a partir de los acumulados hasta el tercer trimestre. La vivienda nueva sigue desde hace años en el segundo lugar de las opciones del mercado.

El mínimo en la ciudad se alcanzó en 2021, cuando la reciente construcción pesó un 19% de las operaciones. En 2022 remontó hasta el 23,2%, un porcentaje parecido a los alcanzados en 2017 y 2018. Con la entrada en vigor del PGOU las unidades de menos de cinco años de antigüedad llegaron a copar entre el 50,1% y el 67% del mercado, en el periodo que va de 2006 a 2012. Fue precisamente en 2012 cuando se tocó el máximo del 67%. Al año siguiente se produjo un notable desplome hasta el 35,5%. Desde entonces, las viviendas con menos años no han llegado a liderar las preferencias o posibilidades de los compradores en ningún ejercicio. La más amplia remontada desde entonces llegó en 2014, cuando el porcentaje se colocó en el 46,6%. Teniendo en cuenta los antecedentes, el dato de 2020 fue relativamente positivo, con un 36,3%.