Patrimonio
Puente de piedra en Soria: la borrasca Juan embiste a nueve siglos de historia
El temporal derriba bloques de parte de este puente medieval, uno de los elementos más emblemáticos de la ciudad
El Puente de Piedra de Soria debiera escribirse con mayúsculas. Y no porque ahora la borrasca Juan se haya llevado por delante más de medio centenar de piedras (probablemente sean más) y golpeado la (aparente) solidez de casi nueve siglos de historia. Con mayúsculas, decimos, por la cantidad de historias que lo ensamblan a la ciudad.
Si tuviéramos que hablar de todos los elementos urbanos de Soria, entre los primeros se encontraría el puente de piedra, edificado como su nombre indica en piedra en su totalidad, de donde el temporal ha arrancado parte de un paño. Mide 112 metros, tiene ocho arcos de medio punto que salvan el desnivel del terreno o la diferencia de alturas de ambas orillas, con tajamares en el lado norte y ensanchamientos de los laterales.
La primera referencia que hay de su existencia, recogida en documentos, indica que ya estaba construido en 1157, por lo que su origen era, pues, románico. Según este dato, de fuente municipal, el puente más emblemático de la ciudad tendría la friolera de 866 años, esto es, en camino de los nueve siglos. La conclusión que apunta el Ayuntamiento es que el puente se construiría en la época en que la ciudad se fortificó con su muralla.
"No existen datos documentales de cómo era el puente originariamente, pero sabemos que tenía dos torres, una en el borde que salía a la ciudad, encuadrada en la muralla y la otra en la parte central. En sus orígenes era denominado como puente mayor y posteriormente puente de piedra”.
Hasta llegar al aspecto que hoy conocemos, la construcción fue objeto de varias restauraciones en los siglos los siglos XVII y XVIII "que determinarán su aspecto actual. Las torres se derribarían en el siglo XIX y hace unos pocos años recibió la última reforma", según la web del Ayuntamiento. Desde 2010, el puente cuenta con iluminación artística que realza su imagen nocturna y la embellece. Pero fue en 1992 cuando el Puente de Piedra fue objeto de su última reforma, algo más en profundidad que la estética, aunque tampoco para tirar cohetes, con nueva barandilla, ensanchamiento de aceras y un nuevo pavimento.
De bastante mayor enjundia es la intervención prevista en estos momentos para rehabilitar el puente, con más de un millón de euros de presupuesto -previo acuerdo entre el Ministerio de Transportes y el Ayuntamiento de Soria-, de lo cual se ha informado en más de una ocasión, lo que no ha ocurrido ahora con este suceso.
Mucho ha llovido desde que en esta entrada a Soria, en una de las dos torres de puerta que al parecer tuvo el puente, se cobrara el pontazgo, un tributo habitual en la Edad Media para cruzar puentes que a buen seguro se pagaría también en éste. Historia más difícil de corroborar que otras, chocantes donde las haya, del siglo pasado. Recuerda algunas de ellas en su blog sobre temas sorianos Joaquín Alcalde, buen conocedor de la historia local, como aquella vez que un autobús de viajeros "se quedó materialmente colgado en el pretil derecho cuando se disponía a cruzarlos para acceder al centro urbano, sin que por fortuna hubiera que lamentar desgracia personal alguna".
O los cerdos que cruzaban por el centro de Soria, desembarcados en la vieja estación de San Francisco con destino a un cebadero en el arranque de la carretera de Almajano. Y nos trae también a la mente Alcalde las vueltas que se dio al puente cuando en 1970 quiso cruzarlo una enorme prensa que venía en un transporte especial, en dirección a la antigua Traimsa, hoy Tableros Losan. "Ingenieros de la Jefatura de Obras Públicas se vieron en la necesidad de habilitar una ruta alternativa por Almenar y Almazán, en vez de por Cadosa, ante la imposibilidad de poder cruzar el viejo Puente, que malamente podía soportar una carga superior a las 30 toneladas de peso, bajo el riesgo de que se viniera abajo".
Pese al imprevisto, a buen seguro que al Puente de Piedra de Soria le quedan muchas historias por escribir.