Heraldo-Diario de Soria

Tribunales

Condenado en Soria a seis años de cárcel por agresión sexual a una menor de 16

La violación se consumó en la vivienda de los padres del joven cuando la víctima se hallaba bajo los efectos del alcohol / Dos testigos serán juzgados por falso testimonio

El juicio se celebró en la Audiencia Provincial de Soria.

El juicio se celebró en la Audiencia Provincial de Soria.MARIO TEJEDOR

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Soria

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La Audiencia Provincial de Soria ha condenado a seis años de cárcel a un joven por agresión sexual a una menor de 16 años, a la que tendrá que pagar 10.000 euros, más los intereses legales, en concepto de responsabilidad civil. Le prohibe igualmente acercarse a ella a menos de 500 metros por un periodo de 13 años.

El tribunal entiende probado que el joven, que tenía 21 años en el momento de los hechos, cometió la violación sobre la menor cuando ésta se encontraba bajo los efectos del alcohol y aprovechó dicha circunstancia para consumar la agresión.

Los hechos tuvieron lugar a primeros de enero de 2021, en pleno toque de queda decretado durante la pandemia de coronavirus. La menor, de 16 años de edad entonces, había acudido a la vivienda de los padres de un amigo, hermano del agresor, a celebrar su cumpleaños.

Durante la noche, la menor comenzó a sentirse indispuesta por la ingesta de alcohol por lo que su amigo y otras dos chicas la ayudaron a ducharse y la echaron en la cama de una de las habitaciones de la casa. Posteriormente, el acusado entró y se tumbó en la cama junto a ella. Aprovechando que estaba dormida, y sin consentimiento, puntualiza la sentencia, le introdujo los dedos en la vagina. Ella se despertó aturdida y acudió al baño donde él la obligó a arrodillarse y a practicarle una felación.

Cuando la joven consiguió zafarse, el agresor le impidió salir de la habitación y la tiró contra la cama. Una de las chicas que estaban en el cumpleaños intentó entrar en la habitación pero tenía pestillo y no fue posible. El acusado abrió, sin dejarla entrar y le gritó que se fuera. A continuación, se abalanzó sobre la víctima y ante su resistencia le dijo que no iba a parar hasta que terminase y le tapó la boca para impedir que gritara consumando la violación. Al terminar se dirigió a ella diciéndole que «había estado un poco flojo, la próxima vez será mejor».

La menor, aún afectada por la ingesta de alcohol y en estado de shock por lo ocurrido, según recoge la sentencia de la Audiencia Provincial, salió al salón y se sentó en el sofá tapándose con una manta. Al cabo de un rato, el acusado se sentó a su lado y comenzó de nuevo a introducirle los dedos en la vagina por debajo de la manta aprovechándose de que ella se había quedado dormida en el sofá. Hasta que se percató de que uno de los amigos que se encontraba en la fiesta de cumpleaños le estaba observando y paró en ese instante.

La sentencia manifiesta que la víctima se encontraba descompuesta por el consumo de alcohol y que la fortaleza física del procesado era mayor, tal y como pudo apreciar el tribunal durante la vista oral.

La víctima, que no solía beber, declaró en el juicio que durante la celebración del cumpleaños tomaron unas copas, que iba borracha y que notó una sensación extraña que no había sentido otras veces, por lo que sospecha que le introdujeron alguna sustancia en la bebida. Su amigo, hermano del agresor, le dijo al día siguiente que le había «jodido el cumpleaños» porque se había puesto «muy borracha».

Se da la circunstancia de que la víctima tenía pareja desde hacía un par de años, una chica con la que continúa en la actualidad y a la que le contó lo sucedido pero meses después de que ocurriera. Explicó que no denunció hasta el verano porque no quería hacer daño a su amigo o a sus padres pues tenía buena relación con ellos hasta que les expuso lo ocurrido. «Aguantó hasta que pudo», indicó el informe pericial de la psicóloga, quien indicó que la víctima presentaba toda la sintomatología propia de una persona que había sufrido una agresión sexual.

Durante los meses entre la agresión y la denuncia, la víctima acudió al psicólogo por recomendación de sus padres que vieron en ella un cambio radical de actitud, pero sin revelar la causa. Era deportista de élite, campeona en su modalidad, pero dejó de entrenar e incluso tuvo que repetir curso porque no podía estudiar.

Describió en el juicio que después de contar a su familia lo que le había pasado, fue a hablar con la del agresor junto a su madre y la pidieron que no denunciara, incluso ofreciéndole dinero. Le insinuaron que era ella la culpable por haber bebido y que si no hubiera querido que le pasara no habría sucedido.

Por otro lado, dos de los testigos en el juicio serán juzgados por falso testimonio puesto que la Fiscalía puso de manifiesto una serie de contradicciones y a pesar de ser advertidos de la posibilidad de incurrir en el delito de falso testimonio continuaron con su actitud. De hecho, una de los testigos aseguró que el acusado ni siquiera entró en la habitación donde dormía la víctima y que tampoco se sentó a su lado en el sofá cuando la menor acudió al salón.

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