El precio de los alimentos se mira más que la etiqueta
El Barómetro de Alimentación y Consumo desvela que la economía se impone a la preocupación por la salud o la ecología
El precio de los alimentos se mira mucho más que su composición y, a pesar de la preocupación por comer productos sanos y que no dañen el medio ambiente, la situación económica condiciona la cesta de la compra por encima de cualquier factor. El Barómetro de Alimentación y Consumo recién presentado por la Asociación Española de Consumidores pinta un panorama divergente entre lo que se quiere y lo que se adquiere.
Casi nueve de cada diez consumidores, en concreto el 86%, se considera «vulnerable» en el ámbito de la alimentación. Además, un 98% «entiende» la situación y de los agricultores y considera que sus demandas y manifestaciones «están más que justificadas».
Así lo desvelan los datos del II Barómetro de Alimentación y Consumo, presentado este lunes y a través del cual trata de obtener la «percepción» de los consumidores sobre «diferentes temas» relacionados con este área del consumo, según precisó la asociación en un comunicado en el que explicó que en él ha analizado los hábitos de compra, el grado de conocimiento de sus derechos, las preferencias de compra o el precio de los alimentos, informa Servimedia.
Quinta Esquina
«Con poquita cosa se puede hacer una buena comida y más en los tiempos que corren»
P. PÉREZ SOLER
El «principal motivo» que aducen quienes se consideran «vulnerables» es el nivel de renta (89%) y esto ha implicado cambios para el 92% de los consumidores en cuanto a sus hábitos de compra, siendo la reducción del gasto en alimentación la opción más elegida, seguida de una «mayor búsqueda de las ofertas». Por decirlo de otro forma, nueve de cada diez personas participantes en el estudio echan sus cuentas antes de llenar la cesta de la compra.
Por lo que se refiere a esas ofertas, son recibidas en un 80% a través de internet, mientras la publicidad a través de los medios de comunicación ocupa el segundo lugar, con un 16%. En cuanto al canal de compra, el 69% la hace presencialmente frente a un 31% que ya hace sus compras solo online. Obviamente se trata de medias y posiblemente los datos varíen sustancialmente entre provincias de distinta densidad de población o entre el mundo rural y el urbano dentro de un mismo territorio.
Además, se prefieren los supermercados e hipermercados (74%) frente al pequeño comercio (26%) y las tiendas tradicionales han retrocedido cinco puntos. Un dato llamativo si se tiene en cuenta que la presentación de la primera entrega de este barómetro se realizó hace sólo una año.
En cuanto al precio de los productos, el 97% considera que es «caro» y, además, el 98% de los encuestados estima que las medidas para «paliar» los efectos de la crisis de precios en la alimentación «son insuficientes». Esto supone que sólo uno de cada 50 consumidores encuestados ha encontrado realmente una mejoría con acciones como la exención del IVA en determinados alimentos.
Asimismo, solo el 26% compra productos ecológicos como forma «más natural o sana de alimentarse» y el 74% no los compra por el «elevado precio que presentan».
El precio es actualmente el «factor más importante» para realizar la compra en un establecimiento o en otro (76%) y se prima esta variable frente a la calidad (19%).
A juicio de la Asociación Española de Consumidores, «un dato muy negativo» es que sólo un 56% ha reclamado si ha tenido algún tipo de problema de consumo.
En cuanto a la información de un producto, sólo un 24% lee «siempre» la etiqueta, un dato «tremendamente negativo», según la asociación. En proporción, tres de cada cuatro consumidores adquieren productos alimenticios sin informarse siempre de su composición.
Del etiquetado, lo que más se tiene en cuenta es la composición y los ingredientes del producto (36%), la cantidad que contiene el envase (24%) y la fecha de caducidad o consumo preferente (23%).
A pesar de que el 93% de los consumidores considera que la alimentación «influye» en la salud, sólo un 51% cree que lleva una «alimentación saludable», sobre todo, por el precio de los alimentos más sanos (49%, aunque puede ser una percepción errónea) y por la falta de tiempo (39%).
En cuanto a la responsabilidad social corporativa en las grandes empresas de alimentación de cara a las políticas de consumo, el 82% la «valora» y el 98% defiende que se debe incluir en esa RSC el «respeto a la atención al cliente» y el 96%, a los derechos de los consumidores.
Por último, preguntados sobre si creen que las administraciones públicas «apuestan debidamente» por la defensa de los derechos de los consumidores en el ámbito de la alimentación, un 85% advierte de que «no se hace adecuadamente» y el 97% pide «políticas específicas realizadas conjuntamente con las asociaciones de consumidores».